Ciro Redondo, Ciego de Ávila.— La noche amenaza con tragarse a quien camine más allá del alcance de las luces de los tractores chinos Yto 1604, de alta potencia, que andan en fila india.
Llaman la atención y si uno quiere saber la labor que realizan debe llegarse al campo, al surco; enredarse en la paja, enfangarse.
El retoño no sobrepasa la altura de las rodillas y la tierra huele a humedad. El rocío salpica la cara y moja la ropa.
Los tractores se acercan y, ante una señal del recién llegado, los conductores lo detienen, sin apagar los motores.
Geovany Rivera Iparraguirre, jefe de pelotón, explica que pertenecen a la unidad empresarial de base (UEB) Atención a Productores, del central Ciro Redondo, el mayor aportador de azúcar de la provincia desde hace años. «Estas áreas son de la UBPC Santa Lucía», afirma.
«Laboramos durante 18 horas y dedicamos dos al mantenimiento en cada uno de los tres turnos. Cada equipo tiene tres operadores y en el campo están garantizadas las condiciones para aprovechar al máximo la jornada laboral, que concluirá a las 6:00 de la mañana.
«Ahora le hacemos el cultivo profundo detrás del corte, a unos 30 centímetros de hondura, una ventaja para que la caña despunte bien y mejoren los rendimientos agrícolas de cara a las zafras futuras. Con ello se evita la compactación del suelo, los retoños asimilan mejor los nutrientes y conservan la humedad».
En la cabeza del campo, la llamada novia (taller móvil), donde permanecen las piezas elementales para hacer frente a cualquier rotura, la cocina, los mecánicos… hasta llegar a 17 personas, que forman la gran familia del pelotón que hoy labora por la noche, pero en otro momento lo hará por el día.
Uno de los tractores abandona la fila y se dirige a la novia. «La manguera del amoníaco se reventó», responde Carlos José Rodríguez, de 21 años, mecánico de implementos. «Esto no demora mucho», comenta en tono jocoso el joven, quien a esa hora de la noche pudiera estar durmiendo en el hogar y no en medio de un campo de caña.
«No soy muy dado a las fiestas. Estar aquí es mejor, gano buen dinero y me siento útil», refiere, mientras recibe la ayuda de Eduardo Rodríguez Castellanos, de 20 años, mecánico diésel.
Orelvis González Madina; Irisney Valdés Fernández y Yosvany Rodríguez Santiesteban son los tres operadores de turno. Afirman que se trabaja duro, pero se gana dinero. «Esta es nuestra zafra azucarera», argumenta Orelvis.
Iparraguirre retoma la conversación y comenta que ahora se dedican a la fertilización y el cultivo, pero el pelotón también está preparado para roturar tierra y realizar otras labores agrícolas.
Y en 15 minutos de parada, que es mucho tiempo para quienes no acostumbran a perderlo, a uno pudiera parecerle que estos guajiros humildes exageran y fabulan. «Nosotros no somos los únicos. La provincia dispone de varios pelotones de este tipo; pelotones que no dan tregua durante días y noches».
Lo confirma Norelvis Gallo Saroza, director general de la empresa azucarera avileña:
«Disponemos de 30 pelotones de nueva tecnología, bien organizados, con tractores de gran potencia que se dedican al cultivo profundo y a otras labores, en beneficio de las plantaciones, en lo fundamental de aquellas bajo riego.
«Está demostrado que donde damos este tipo de atención, la producción de caña crece entre un 25 y un 30 %, con el mismo gasto de semillas. Ello es parte de la agricultura de nuevo tipo que vamos desarrollando en áreas de los cuatro centrales azucareros de la provincia», concluye.



















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Yfdez dijo:
1
5 de enero de 2017
09:36:05
Miguel Angel dijo:
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5 de enero de 2017
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Camilo dijo:
3
5 de enero de 2017
10:02:26
Miguel Angel Respondió:
5 de enero de 2017
13:58:39
zyaumy dijo:
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5 de enero de 2017
11:13:50
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5 de enero de 2017
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6 de enero de 2017
11:25:33
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9 de enero de 2017
11:15:31
Alejandro Remedios Infante dijo:
10
27 de septiembre de 2019
23:48:29
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