SANTA CLARA.—En un homenaje a Fidel, máximo inspirador de la Campaña de Alfabetización, y a todos los educadores cubanos que el venidero día 22 celebrarán su día, se convirtió la presentación aquí de la versión de Romance de la niña mala, a partir de la obra del poeta Raúl Ferrer.
Ante decenas de alfabetizadores y maestros de las distintas enseñanzas, además de los miembros del Comité Provincial del Partido en Villa Clara, los niños y niñas de la Colmenita recrean el contexto escolar actual a partir de una propuesta que les habla a las maestras y maestros sobre su rol en la formación integral de las mujeres y los hombres del mañana.
Muchas de las situaciones actuadas parten de vivencias de este grupo infantil en sus escuelas, razón por la cual el teatro es un pretexto para la reflexión que convida a transformar esas realidades, explicó a la prensa la actriz Débora Rojas, quien protagoniza a una anciana que con su sabiduría deja muchas lecciones y enseñanzas.
Luego concebir la idea, se realizó un taller en el que los niños expusieron sus experiencias y sus historias cotidianas, después de lo cual surgió este espectáculo con la intención de hacer reflexionar acerca de la educación cubana y también homenajear a los maestros, dijo Deborah.
La puesta, que sobresale también por su diseño sencillo y coherente, parte de una conversación de una alumna con su abuela, diálogo que de manera paulatina se va convirtiendo en una radiografía de todo cuanto acontece en cualquier escuela de Cuba, dejando implícito cuanto más puede hacerse en el tema de la formación de valores.
En ese sentido resultan muchas las lecciones que deja la obra sobre temas tan complejos y diversos como la discriminación racial, el valor de una persona a partir de los bienes que posea, las deficiencias en el proceso docente educativo y otras desigualdades que hoy afloran, lo que hace expresar a la abuela una frase que encierra una filosofía para la vida: «A la escuela se va con la cabeza, no con los pies».
Y aunque los tiempos han cambiado y con él las situaciones que los educadores de hoy enfrentan en sus aulas, existen aspectos esenciales en la formación integral de ciudadanos y de personas de bien que no han perdido su vigencia, y nunca lo perderán. A esos valores apunta la obra de la Colmenita que hizo llorar y puso a pensar a los educadores de ayer y de hoy en Villa Clara.



















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