BATABANÓ.—Si en alguna entidad agrícola se aprovecha al máximo la tierra disponible es en la finca de frutales Santo Tomás, perteneciente a la CCS Rubén Marichal López. Entre sus numerosos avales está la condición de Excelencia otorgada por el Grupo Nacional de la Agricultura Urbana.
En sus áreas se cultivan más de 60 especies, muchas de ellas desaparecidas por no clasificar entre las frutas tradicionales como las denomina la población. Hablamos de frambuesa, acerola, cereza, anones diversos…
Es una familia de frutas que se ven muy poco en los mercados, y nuestro propósito es fomentarlas, asegura Andrés Díaz López, Pipito, un agricultor que conoce los miles de secretos de la tierra. En este paraíso frutal están completas las familias de los mameyes, aguacates y otras muchas especies hoy exóticas.
En el mango tuvieron rendimientos de más de 18 toneladas por hectárea, renglón que llevaron a los mercados de la capital y la industria con una reconocida calidad por los compradores.
Las plantas de café que se cultivan en la finca Santo Tomás ratifican el criterio de Pipito de que en el llano también se obtiene el aromático grano. Ahí se puede ver un café muy sano y bien parido, adaptándose excelentemente al aguacate con buenos indicadores de producción. Con más de 1 000 plantas el café ocupa su espacio entre disímiles especies.
Nosotros trabajamos mucho en el intercalamiento de todos los cultivos posibles, buscando los que se adapten uno con otro, de esa forma tenemos los indicadores de producción tan altos y que sabemos podemos mejorar.
Aquí se cosecha además frijol, zanahoria, tomate, siempre utilizando este método de siembra que contribuye al uso máximo de las tierras. Claro que hemos pasado trabajo, aprendiendo poco a poco. Ahora laboramos en el fortalecimiento de una arboleda de mamey y pensamos intercalarle el café, señalo.



















COMENTAR
Jose Luis Ramos dijo:
1
19 de diciembre de 2016
06:25:56
Raúl dijo:
2
11 de agosto de 2019
20:59:36
Responder comentario