ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Fidel saluda a Justin Trudeau, hijo del exprimer ministro de Canadá Pierre Elliot Trudeau, durante el tributo a los restos mortales de su padre, el 2 de octubre del 2000. Foto: Estudios Revolución, Sitio Fidel Soldado de las Ideas

Más de siete décadas de relaciones diplomáticas ininterrumpidas basadas en el respeto y unos nexos comerciales muy consolidados son el factor común entre Cuba y Canadá. La reciente visita a la Isla del actual primer ministro de la nación norteña, Justin Trudeau, selló al más alto nivel una relación que se ha consolidado con el paso del tiempo y en la cual la historia tiene un peso importantísimo.

La presencia en La Habana del joven político canadiense tuvo lugar justo 40 años después de que su padre, Pierre Elliot Trudeau, realizara una travesía parecida y se ganara la simpatía del pueblo cubano y la del líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro. Fue en ene­ro de 1976 cuando la familia Trudeau de-sembarcó en Cuba en un arriesgado paso por impulsar los vínculos entre Ottawa y La Ha­bana, aun en las difíciles circunstancias de la época cuando las presiones por aislar a la Revolución en el plano internacional estaban a la orden del día. Canadá y México fueron los únicos países que no sucumbieron a los dictámenes de su fiel vecino Estados Unidos y mantuvieron siempre una postura de respeto con América Latina y el mundo, en es­pecial con Cuba.

Hasta el pequeño Michel de apenas cuatro meses de nacido acaparó la atención de los cubanos y la del propio Fidel: «No llora nunca y no le tiene miedo ni al sol de Cuba, que es mucho decir ya», dijo sobre uno de los hijos de los Trudeau —quien falleció a los 23 años en 1998 en una avalancha cuando esquiaba—.

Admirado por la figura del popular político canadiense, Fidel llegó a describirlo co­mo un «eminente y noble estadista de altura mundial, un dirigente político serio, im­buido de genuinas preocupaciones sobre los problemas mundiales y la situación del Tercer Mundo, y un hombre recto».

Bajo los mandatos de Pierre Trudeau (1968-1979 y 1980-1984) se promovió en el plano doméstico una política económica  que subrayó el factor social, se estableció el reconocimiento oficial de los idiomas francés e inglés lo que permitió limar las asperezas entre anglo y francoparlantes convirtiendo una nación unida y respetuosa de su carácter bilingüe y multicultural, y además se devolvió la constitución canadiense que era una ley del parlamento británico.

En política exterior, Trudeau desarrolló relaciones civilizadas con diferentes países aun cuando no compartían el mismo sistema so­cial, siempre sobre la base del respeto mutuo y la no intromisión en los asuntos internos, como el caso de Cuba. Durante su visita se realizó un acto en una planta de azúcar en Cien­fuegos para celebrar la amistad entre ambos países. Allí, Fidel señaló que su presencia en la Isla era «una prueba de política libre, de política independiente y de política soberana».

En ese mismo acto el 28 de enero de 1976, el líder cubano reconoció ante el invitado que el intercambio comercial era beneficioso no solo para ambos países, sino también para  el resto de la región.

Por su parte, el entonces Primer Ministro canadiense, resaltó la sabiduría de su homólogo cubano al colocar el bienestar de las personas como un asunto prioritario. «La experiencia cubana ha despertado interés en to­das partes. Por su dedicación innegable a me­jorar la vida de los cubanos, vuestro historial, logros y deficiencias que usted, señor Primer Ministro, ha tenido la valentía de se­ñalar en público, constituirá durante mu­cho tiempo un campo de estudios para todos los interesados en la dinámica social y del desa­rrollo», expresó el político.

La muerte de Pierre Trudeau en el año 2000 fue de gran impacto para el líder cubano. Al asistir a los funerales en Montreal, Fidel destacó el privilegio que había sido para él sostener «extensos intercambios de ideas y opiniones» con el canadiense. En esa ocasión volvió a subrayar el papel de su amigo como «un peso pesado de la política mundial» y fue donde conoció al joven Justin Trudeau, quien años más tarde seguiría los pasos de su padre en el plano político contribuyendo así a delinear una relación destinada a consolidarse con el paso de los años, a pesar de las diferencias.



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