SAGUA LA GRANDE, Villa Clara.—Como la inmensa mayoría de las industrias cubanas, la fábrica Jesús Menéndez Larrondo, de este municipio, ha pasado por momentos buenos en los que llegó a elaborar casi todos los componentes de las calderas, y también otros muy difíciles, como consecuencia de las circunstancias económicas adversas por las que ha atravesado la nación.
Mas, su gran mérito es haberse levantado de las ruinas, como solo saben hacer los grandes, para constituirse en lo que es hoy, una entidad indispensable en el desarrollo actual y perspectivo del país, tarea que no ha sido fácil, según la expresión de su joven director, Héctor Amador González, testigo excepcional de los avatares y el renacer experimentado por el colectivo sagüero en los últimos años.
«Durante los duros años del periodo especial hubo una depresión de la producción de azúcar en el país y como resultado se extinguieron varios centrales cuyas áreas de generación de vapor demandaban equipamiento todos los años para sus reparaciones, fuente de ingresos para nuestra fábrica», recuerda el directivo.
Al deprimirse ese sector, también comenzó el deterioro de las instalaciones de la fábrica; sus máquinas herramientas y el suministro de repuestos para mantenimientos llegaron a ser casi nulos, perdiéndose incluso la capacidad de producir los elementos fundamentales de las calderas,entre ellos los domos, explica Héctor. Otra consecuencia de ese proceso fue el éxodo del personal calificado, como paileros, soldadores, técnicos e ingenieros electrónicos y de control automático, vitales en la sostenibilidad de entidad, añade.
Sin embargo, hacia el año 2006, como parte de la cooperación cubano venezolana se inició el montaje en la Patria de Bolívar de varios centrales azucareros que permanecían inactivos aquí, además de nuevas industrias productoras de alcohol, con cuyo paso se iniciaba la etapa recuperativa de la Fábrica de Calderas, que tendría un protagonismo en la tarea.
En el primer caso, la industria nuestra intervendría en la rehabilitación de los ingenios conservados, y en el segundo, haría equipos nuevos, todos de generación de vapor, hasta el límite de las capacidades de la entidad, con cuyas ganancias se financiaría el desarrollo tecnológico de la entidad hasta llegar a confeccionar calderas de alta eficiencia, explica Amador González, quien precisa que esa etapa duró hasta el 2013, y si bien resultó un impulso a la reanimación, en la práctica no llegó a cubrir todas las expectativas deseadas.
EL CAMINO DE LA RENOVACIÓN
Halagüeñas resultan las perspectivas de la Fábrica de Calderas de Sagua la Grande, fenómeno visible en el estado de ánimo de sus trabajadores y directivos y en los resultados económicos y productivos de la entidad que el pasado 10 de octubre cumplió sus primeros 35 años de vida.
Para Antonio Sánchez Zayas, jefe del taller de tubos, la perspectiva de desarrollo tecnológico se abre a partir de dos oportunidades: la inversión que facilita AzCuba, organismo que ha destinado fondos para la compra de equipamientos que supera el millón de pesos en moneda libremente convertible; y la posibilidad de lograr asociaciones estratégicas con empresas extranjeras, de las cuales algunas se encuentran en la etapa de evaluación de las propuestas.
El objetivo es recuperar la capacidad de la fábrica de modo que pueda intervenir en la producción de calderas de más de 140 toneladas de presión, un hecho que resulta vital para las intenciones de desarrollo y modificación de la matriz energética de nuestro país, que está empeñado en un programa de fomento de bioeléctricas hasta el 2030.
Por su parte Osmani Gálvez Perulena, jefe del taller de maquinado y corte, asegura que hoy se respira otro aire en las diferentes instalaciones de la entidad, lo cual se expresa en el bolsillo de los obreros y en el cambio en las condiciones de vida y de trabajo de las personas que allí laboran.
Ahora mismo usted puede ver tecnologías de avanzada que hace mucho tiempo no llegaban aquí, como la máquina automática de soldadura bajo fundente y la puesta en marcha del horno de tratamiento térmico, además de la compra de otras máquinas de soldar, expone el técnico.
Estas mejoras tecnológicas nos han permitido acometer producciones diversas como pantallas, haces de tubo, economizadores, calentadores y sobrecalentadores de aire, calentadores de guarapo, además de la recuperación y modificación de domos, tolvas de ceniza, estufas de secado de azúcar, y otras muchas vinculadas en su mayoría a las áreas de generación de vapor de los centrales azucareros, explica Yasmani Abreu García, al frente de la planta y talleres.
Otros aportes de la importante industria ha sido la construcción de tres calderas pirotubulares de entre dos y seis toneladas de vapor por hora, tachos presurizados, tuberías de gran diámetro, moldes para fábricas de hielo, además de otras producciones para empresas pertenecientes a Cupet, la agricultura y lácteos, explica Yasmani.



















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Alberto Mercado Hernandez dijo:
1
4 de noviembre de 2016
09:26:47
Raquez dijo:
2
4 de noviembre de 2016
11:07:05
Hector Enrique Morales Alvarez dijo:
3
4 de marzo de 2019
13:36:10
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