Llueve mientras llegamos a la Plaza y la gente se acurruca en sus sombrillas, en sus capas de nailon.
Llueve mucho.
Y sin embargo, hay cientos de personas reunidas allí. Junto a la imagen del Che Guevara; ante la estatua de José Martí y también frente a la imagen de Camilo Cienfuegos. De Camilo. En el aniversario 57 de su desaparición.
Están, también, el general de cuerpo de Ejército Álvaro López Miera, miembro del Buró Político, viceministro primero, jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Revolucionarias; Fernando González Llort, Héroe de la República; jefes y oficiales de las FAR y el Minint…
Hay mucha gente.
Camilo ha vencido la muerte y los años para permanecer indeleble en nuestra memoria; invencible, como lo fue en su vida de revolucionario. Por eso está presente en esos cubanos que hoy contribuyen a edificar, para bien de todos, y sobre la sangre de los caídos en la lucha, un país digno de sus tradiciones y de su historia, dice, frente al micrófono, Wendy Peña Pozo, estudiante de la Escuela Militar Camilo Cienfuegos de Capdevila.
Añade que el encuentro se realiza en el marco de las celebraciones por el aniversario 60 del desembarco de los expedicionarios del yate Granma, y Día de las FAR.
2
La gente que no se suma a la marcha hace fotos con sus móviles.
Anabel Díaz también hace fotos.
Yo tomo notas.
Ahora ya no llueve.
Gerardo Hernández, uno de los Cinco, me cuenta que esta es su primera efeméride masiva. «El año pasado estaba de viaje y no pude asistir. Ahora vengo rodeado de estudiantes, en calidad de vicerrector del ISRI. Es una experiencia que durante años tuvimos que vivir desde lejos; acompañando al pueblo simbólicamente».
Camilo nos trazó el camino de resistencia, de entrega a la Patria —añade—; por eso, hoy, para los que tratamos de seguir su ejemplo, es casi un deber estar aquí.
Un coronel lleva un montón de flores. Le pido una. Un gladiolo naranja.
Escribo algunas notas con la flor y el bolígrafo en la misma mano.
Algunos muchachos con uniforme carmelita y blanco cantan a Carlos Puebla en tiempo de rumba, con palmadas, coros: «porque estás vivo, no porque hayas muerto…».
Dice Fidel Díaz Castro, trovador, escritor y periodista, que Camilo era un cubano en toda la intención de la palabra. Jaranero, bromista. Un regado tremendo. «El Che decía que, al principio, estaba equivocado respecto a Camilo, y que poco después fue comprendiendo la esencia, la utilidad de ese hombre que fue haciéndose camino hasta convertirse en quien fue; en quien es: un hombre con conciencia de lo que le hace falta a los demás. Y por eso la gente viene aquí. Y por eso hace falta que los jóvenes sean un poco Camilo».
Llego con él al Malecón. Con «Fide», y también con una niña de uniforme con la que va de manos.
3
Amo a Camilo desde que era niño.
Lo llevé todo el preuniversitario en una misanga en la mano derecha.
Lo amé mientras leía sus discursos.
Lo amo mientras lanzo al Malecón aquel gladiolo naranja.
Cae mi flor al mar.
Ahora que llueva.



















COMENTAR
nancy dijo:
1
29 de octubre de 2016
01:17:10
K1 dijo:
2
29 de octubre de 2016
02:07:35
leandro dijo:
3
29 de octubre de 2016
08:57:30
Wilfredo dijo:
4
29 de octubre de 2016
09:53:43
guillermon dijo:
5
29 de octubre de 2016
21:54:53
jesus ceballos dijo:
6
30 de octubre de 2016
16:47:11
Responder comentario