ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La réplica del bote también fue dañada. Foto: Jose M. Correa

Guantánamo.—La gente de Cajobabo siente el dolor de la destrucción de más del 90 % de sus viviendas, de la escuela, el centro comercial, la central telefónica, los viales y mu­chas obras más perdidas ante las endemoniadas ráfagas del destructor huracán que entró a Cuba muy cerca de allí, por Punta Ca­leta.

Pero también los lastima, y mu­cho, que el ciclón se haya metido con el sitio destinado a perpetuar el momento en que José Martí, Má­xi­mo Gómez y otros patriotas llegaron a la Patria el 11 de abril de 1895 para hacer la Gue­rra Necesaria.

Ese territorio, donde radica el mu­seo, erigido justo en el lugar en que estaba la casa de Sa­lustiano Leiva, el niño que conoció a Martí y que años después relató a Fidel aquellas vivencias, además de la réplica del bote que trajo a Cuba tan preciosa carga y el bosque martiano, es venerado por los po­bladores de Cajobabo, quienes sien­ten el sano privilegio de custodiar un tesoro de la Patria.

Margarita Delgado Samón, nieta de Sa­lus­tia­no, sabía que su casa no iba a resistir los embates de las olas y el viento, por eso fue a pasar el vendaval a otro lugar, con el dolor de dejar detrás lo que más quería.

Un día después, cuando regresó, y al ver como el ciclón se había llevado parte del caballete del museo y del bohío de su abuelo; que el bosque había sido devastado y el bote permanecía sepultado bajo el techo que lo cubría, se echó a llorar de manera desconsolada.

No sabe usted el significado de este sitial para nosotros que hemos nacido y crecido con el orgullo de que por aquí entró Martí a Cuba. Para mí, que tantas historias escuché en boca de mi abuelo sobre aquel instante en que conoció al hombre de la Edad de Oro, no resultó fácil el impacto de ver tantos daños, señala Margarita.

Yo creo que lo primero que debemos restaurar en Cajobabo es este mu­seo. Cuando eso se logre, entonces tendremos fuerza para restaurar todo lo demás. Martí ha sido nuestro escudo protector, y esta vez no será menos, dice la custodio del bosque, idea compartida por otros vecinos co­mo la familia Columbié Ramírez, integrada entre otros por Marciana, Pau­lino y Paulina, además de la niña Yaileny Cueto.

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Dulce María dijo:

1

11 de octubre de 2016

11:10:53


Me uno al criterio que por ese histórico lugar tienen que comenzar las restauraciones, Martí está allá para con su imagen dar fuerzas.