ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Cada hora son embotelladas 24 500 unidades. Foto: Julio Martínez Molina

CIEGO MONTERO, Palmira, Cienfuegos.— Ubicada a 11 kilómetros del municipio de Palmira, provincia de Cienfuegos (región centro-sur de Cuba), en una zona plenamente rural y sin cercanía a otras instalaciones, se enclava la Embotelladora de Agua Mineral Ciego Montero, perteneciente a la Empresa Mixta Los Portales S.A.

Se trata de una gigantesca planta de ciclos de producción constante de 24 horas, encargada de abastecer más del 92 % del mercado del agua mineral en el país; así como de exportar a algunas naciones del área caribeña y centroamericana, en búsqueda fundamental de explorar nuevos destinos.

Tres fuentes naturales, situadas en un rango espacial no mayor de dos kilómetros, garantizan el agua para llenar —tras un exhaustivo proceso técnico y de laboratorio, sometido a cuatro normas de un sistema de gestión de calidad —12 000, 10 800 y 1 700 botellas por hora en los formatos de 0, 5; 1, 5 y 5 litros, en el mismo orden.

Su director, el ingeniero Eduardo Álvarez Puigbert, afirma a Granma Internacional que la planta se encuentra ahora en el mejor momento productivo de una historia iniciada hace un cuarto de siglo. Los indicadores computados hasta el mes de agosto lo indican.

Lo grafica de la siguiente manera:

“En 2016 tenemos el compromiso de fabricar 44 millones 913 651 botellas de formato pequeño (0, 5 y 1, 5 litros), y ya al culminar agosto habíamos honrado al 80, 8 % dicho plan anual. La cifra representa más de dos millones de unidades con respecto a lo alcanzado en 2015”.

“En la línea de botellas grandes de 5 litros la meta de 2016 es de 3 millones 200 737 unidades (1 millón más que en el calendario precedente). El acumulado hasta el cierre de agosto indica un 53, 5 % de cumplimiento”, acota el ingeniero Álvarez Puigbert.

PROCESO INVERSOR Y EFICIENCIA PRODUCTIVA

El director, Eduardo Álvarez Puigbert (izquierda), y Osmany Enríquez Quintana, el tecnólogo jefe, muestran la moderna sopladora en funcionamiento. Foto: Julio Martínez Molina

Los resultados anteriores no surgen de la nada. Además de la cohesión, seriedad, responsabilidad y disciplina con que asumen su labor diaria los 62 trabajadores de una planta totalmente automatizada, responden a las mejoras introducidas en el proceso fabril como consecuencia del proceso inversor efectuado en la industria.

El ingeniero Osmany Enríquez Quintana, tecnólogo jefe, considera que dentro de las transformaciones operadas en fecha reciente destaca la introducción de una nueva sopladora (el equipo encargado de insuflar aire a las pre formas para convertirlas en botellas), de fabricación francesa, las más avanzada de su tipo en Cuba.

Señala que lo es en razón de que posee un horno ecológico interno, en el cual se recupera la energía emitida por las lámparas infrarrojas, mediante espejos, cerámicas y falsas lámparas. Además, recicla el aire para soplar las botellas y lo reemplea en otras. Eso entraña que el aprovechamiento energético sea muy superior al de una sopladora convencional, dice.

Al cambio de dicha tecnología -a todas luces, esencial aquí-, se suma la sustitución de los compresores; las modificaciones en el diseño de las botellas; el ajuste de los caudales de bombeo y la modernización del circuito de agua, todo de suma trascendencia para hacer más eficaz la gestión productiva, sostiene la ingeniera Raquel Valdespino Piloto, jefa de Producción.

El cambio del diseño de las botellas se hizo con el objetivo de reducir la cantidad de material empleado en el empaque, en tanto el anterior diseño no permitía la posibilidad de continuar reduciendo en peso: ahora el cuello pesa 3,8 gramos; el de antes era de 5 g, ilustra.

La modificación del diseño de las unidades redundó en la disminución de 130 toneladas del plástico, por concepto de reducción del peso, indica Álvarez Puigbert .

Según el tecnólogo jefe, el ajuste de los caudales de bombeo contribuyó al ahorro sustancial de agua, en tanto conllevó a una inversión completa del sistema de agua y a la anexión de un tanque de pulmón, que da la posibilidad de bombear a caudales inferiores y ahorrar mucho líquido, algo básico, porque nuestra materia prima es el agua, un recurso mineral que debemos ahorrar, explica.

El citado ajuste determinó que en estos momentos se emplee un 26, 6 % menos de agua que antes en el proceso productivo.

De igual forma, el cambio del alumbrado fluorescente por el LED en una instalación de estas características dimensionales también influye de forma notable en el ahorro de energía eléctrica, a cuyos planes de ahorro fijados por el territorio la planta se adscribe sin recesar sus producciones.

SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES Y MIRADA EN EL FUTURO

Entre las medidas para sustituir importaciones verificadas, el director de la planta significa la adquisición de pre formas en el mercado nacional.

El flujo productivo no recesa durante las 24 horas. Foto: Julio Martínez Molina

Antes -indica- estas eran compradas en España, Uruguay y México. Ahora las compramos a una unidad fabricante cubana: la Empresa Militar Industrial Ernesto Che Guevara, de Manicaragua.

Lo hacen en el caso de las pre formas de medio litro y litro medio; aun no se logra en el caso de las de cinco litros, pero se trabaja en esa dirección.

Hasta hace poco también adquirían en México la etiqueta de papel que cubre las botellas. Ya el ciento por ciento la garantizan a través de Geocuba Habana, señala el ingeniero Abel Torres Pérez, jefe de Mantenimiento y encargado de Ingeniería.

Además, insertaron como proveedor de etiquetas de polipropileno en rollo a Geocuba Villa Clara, afirma el tecnólogo jefe.

Sin dependencias del exterior, con garantía de la materia prima en Cuba, la seguridad para desarrollar el trabajo es mayor en este centro emblema del desarrollo industrial en Cienfuegos.

El obrero Osmel Reyes León estima que la fábrica es un ejemplo de la tecnología puesta en función del desarrollo y que en sus 13 años de estancia en la embotelladora ha visto crecer y consolidarse este espacio de trabajo de una fuerza laboral reducida, pero muy estable, casi la mitad de ella de nivel superior.

La preocupación por contar con un relevo para tal fuerza se observa a través de los círculos de interés desarrollados en la planta; así como en el Festival del Agua, una tradición local, donde la embotelladora tiene un puesto permanente y realiza labor de formación vocacional en la propia comunidad de 4 800 habitantes, de donde proviene la mayoría de sus actuales trabajadores.

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