ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

No es nada fácil edificar una sociedad, hacerla crecer y dotarla de los bienes esenciales para la satisfacción de los seres humanos que conviven en ella.

Si se trata de un país socialista como el nuestro, esa premisa se magnifica, pues la propiedad colectiva que caracteriza este sistema, implica que sean los propios ciudadanos quienes produzcan las riquezas para el disfrute de todos.

Nadie tiene duda sobre esa tesis; sin em­bargo, pocos tal vez reflexionen sobre el pa­pel que juega el trabajo para el logro de este objetivo. No he descubierto el agua ti­bia, eso es más que conocido, pero me atrevería a asegurar que muchos lo han olvidado, y dejan de imprimirles a sus labores la entrega y el sacrificio que requiere un país en vías de desarrollo.

No es casualidad que toque este tema, pues he visto con preocupación que un cierto sín­drome de ociosidad se apodera de muchos de los espacios laborales de nuestro país. Estoy segura de que, como yo, otros han sido testigos de la pérdida de tiempo que se manifiesta en instituciones estatales, donde cualquiera pudiera pensar que no hay nada que hacer.

Es asombroso llegar a un centro de trabajo y ver a seis o siete personas conversando animadamente en plena jornada laboral sobre la telenovela brasileña, un juego de béisbol, o pasando de mano en mano el álbum de alguna quinceañera. Lo peor es que, en no pocas ocasiones, llega un cliente, un visitante, o algún compañero con una tarea específica de trabajo, se para en la puerta, dice buenos días y siente que es invisible porque nadie lo ve ni escucha.

Quien por cualquier razón pase más de una hora en la recepción de una empresa u organismo, podrá ver claramente cómo entran y salen los trabajadores, van a la bodega, a la carnicería, a las tiendas recaudadoras de divisa y todo eso, durante las horas reglamentarias que implica su tarea.

Pero ahí no termina la cosa, al regreso, llegan tan cansados, que se sientan un rato a conversar, a reírse y a despejar, como si hubieran sido liberados de sus funciones.

En tiempos en que todo el país debería echar rodilla en tierra para fortalecer el desarrollo económico y social, es inconcebible que la disciplina laboral se haya relajado hasta ese extremo. Nunca me ha gustado generalizar, porque siempre existen honrosas excepciones en toda regla, pero este problema no es ni de una ni de dos instituciones.

Los cubanos somos, por naturaleza, jocosos y conversadores, por lo que cumplir con los de­beres que implica el trabajo, no significa actuar como robots, sin dirigirle a nadie la palabra du­rante ocho horas, pero hasta hoy ha quedado demostrado que ningún exceso es bueno.

Actitudes como estas conllevan a otras problemáticas que pudieran ser evitadas. Por ejemplo, el que un trámite se demore más de lo necesario, no depende solo de la tan criticada burocracia, sino de que, tal vez, alguna de las manos por las que debía pasar, no hace en el momento justo lo que le corresponde. Qué decir de las interminables conversaciones telefónicas, que luego implican un presupuesto sobregirado del que nunca aparece el culpable. O de una respuesta que se hace cada vez más común, “salió un momentico a un mandado, regresa enseguida”, y el mo­mentico se hace eterno.

Todos tenemos problemas, necesidades, derechos, pero también deberes, y cumplir con el trabajo es uno de ellos. A lo mejor no nos percatamos de que una hora mal aprovechada puede representar pérdidas para el país, o que un error en un documento escrito “a la carrera”, pone en riesgo los logros de una entidad.

Cuba es uno de los pocos países en el mun­do que respeta los derechos de los trabajadores y los privilegia con ciertas prerrogativas que para muchos sindicalistas son solo un sueño. Sin embargo, también los trabajadores deben ser conscientes del papel que desempeñan en la construcción diaria del socialismo. La disciplina laboral no depende solo de directivos, dirigentes sindicales o jefes de recursos humanos, sino de la conciencia individual.

Nadie como Engels fue capaz de definir lo que ha representado el trabajo en el decursar de la humanidad. Quizá sus palabras puedan cons­tituir un motivo de reflexión para quienes aún tengan duda al respecto. El trabajo es la condición básica y fundamental de to­da la vida humana. Y lo es en tal grado que, hasta cierto punto, debemos decir que el trabajo ha creado al propio hombre.

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DAZ dijo:

1

9 de agosto de 2016

05:45:27


"Los cubanos somos, por naturaleza..." ¿Por naturaleza? Esa afirmación, además de ser muestra de una suerte de racismo velado, es absurda por anticientífica. Gracias

Alberto dijo:

2

10 de agosto de 2016

14:28:41


Amigo Daz como entonces usted podria definir con una palabra la forma de ser de los cubanos, Ingleses,Peruanos así por mencionar algunos, creo es mejor centrarnos en el escrito que para mi esos temas se han tratado en cientos de cientos de ocasiones y seguimos igual o peor diria yo como también digo que no eramos así sencillamente es que hemos ido cultivnado la pérdidad de valores de todo tipo y como resolvemos esto sería la pregunta

Manuel dijo:

3

10 de agosto de 2016

19:11:23


Muy cierto, es una realidad que para muchos cubanos el trabajo no es cosa seria, pero me resulta difícil entender por que usted no analiza la influencia que tienen los bajos salarios en actitudes como esas. No justifico lo mal hecho pero no podemos negar que muchos cubanos no ven en el salario estatal un aliciente para trabaja y al mismo tiempo hacerlo bien, cuando debería ser el trabajo el mayor motivo por el cual levantarnos todos los días a trabajar, es real que la vida está llena de muchas otras cosas, pero en la realidad de la isla se impone la necesidad de muchas familias para llegar a final de mes con un sueldo estatal, y no es intención mía inventar historias, es una realidad palpable en cualquier ezquina de ese bello país. La tesis que usted plantea "que sean los propios ciudadanos quienes produzcan las riquezas para el disfrute de todos" los cubanos la pusimos en marcha y desgraciadamente no dio resultado, muchas buenas personas trabajaron duro, muy duro sin exigir mucho a cambio en nombre del bien común, de la prosperidad que no llegó. Hoy, muchos jóvenes vemos la realidad de manera distinta estimada periodista y sería genial que uds, que tienen el poder de hacer público los problemas y alegrías de esta sociedad, fueran nuestro reflejo.

DAZ dijo:

4

11 de agosto de 2016

05:43:19


Amigo Alberto, de lo que se trata es de que ni los cubanos, ni los ingleses, ni ningún pueblo es "por naturaleza" de modo alguno... Todos no somos más que humanos y circunstancias... Sería quizás más productivo aceptar que el entorno cultural en un país, dentro de un período de tiempo muy bien definido, acentúa con mayor fuerza, en ciertos individuos sobre los que gravita (pero no en todos), ciertos presupuestos que les conminarían a actuar de una forma... Entonces la modificación del comportamiento ciudadano en ese país en ese momento pasa por la modificación conveniente no de la "naturaleza" de sus individuos, sino del entorno cultural en él prevaleciente... En cuanto a la "pérdida de valores", amigo Alberto, no hay tal: solo hay variacion de sus valoraciones, porque los valores siempre están... Este es un órgano educativo por excelencia y debe responder, con excelencia, a lo que exige el mejoramiento del entorno cultural mencionado. Gracias.

Eduardo Ortega dijo:

5

11 de agosto de 2016

08:59:02


Contenido muy importante. Llama la atención que un artículo sobre un aspecto decisivo de la sociedad cubana actual tenga solamente 2 comentarios a los 3 días de su publicación. El asunto salario es crucial para entender la eficiencia de los trabajadores; pero la periodista no lo aborda. Se logrará la eficiencia que hoy casi no aparece cuando el salario sea elemento de motivación para los trabajadores, cuando sea la solución a los problemas reales de las personas y los trabajadores necesiten preservarlo por encima de otras variantes para soportar sus vidas. Valdría la pena abordar el asunto incluyendo a los salarios y su acción motivadora o desmotivadora de la eficiencia laboral. SALUDOS!

Alexei dijo:

6

11 de agosto de 2016

10:14:46


Imagino, por el contenido, que la autora de este texto debe ser una veintiañera. Sorprende que deje de lado el tema de la motivación, el salario, el reconocimiento social de los trabajadores. Todas ella son mediaciones que influyen en el problema en cuestión. El artículo es superficial.