ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Desde finales del 2012 la termoeléctrica ha estado inmersa en un proceso de mantenimiento. Foto: Otoniel Márquez

ARTEMISA.—Más allá del incesante quehacer diario y la necesaria constancia, en los últimos años han asumido nuevas tareas que han demandado de mayor responsabilidad y entrega durante cada jornada.

A su favor cuentan con cinco décadas de generación eléctrica, cumplidas precisamente este año, un motivo más de inspiración para enfrentar cada desafío.

Bien recuerda Julio González los inicios, cuando apenas soñaban con lo que pudiera ser la Central Termoeléctrica (CTE) Máximo Gómez, del municipio de Mariel. A los 17 años decidió sumarse a este equipo mediante su incorporación al curso de formación de operadores. Se convertiría así en uno de los primeros trabajadores de la planta.

“Comenzamos 101 jóvenes, bajo la asesoría de especialistas de la otrora Unión So­vié­tica. Nos preparamos durante año y medio, incluso practicábamos en unidades de la capital cubana”, cuenta.

CONOCIMIENTOS AL SERVICIO DE LA CENTRAL

Julio es uno de los tres fundadores que aún se mantienen en activo; en los últimos 26 años ha ejercido como especialista de análisis dinámico o diagnóstico. Siempre le concedió prioridad a la superación por lo que hizo dos ingenierías laborando allí.

“He pasado una vida entera en este lugar. Ha sido una realización. Vivo enamorado de lo que hago, a pesar de tantos años de trabajo”, afirma, próximo a cumplir sus 70 primaveras.

Hace cinco años que se jubiló y desde entonces está contratado. “Mientras mi salud y facultades me lo permitan, seguiré trabajando”, asegura. Ha contribuido a la formación de muchos de quienes hoy pasan sus días en la planta.

Para el joven Yosvel Tartabull, quien se de­sem­peña como especialista en protecciones eléc­tricas, también ha sido esencial la preparación. Empezó como técnico en mantenimiento y hace un año se hizo ingeniero eléctrico. Aho­ra, está enfocado además en una maestría.

EN LA PREPARACIÓN ESTÁ LA CLAVE

El conocimiento constituye una herramienta esencial para el desarrollo de la central. Foto: Otoniel Márquez

El conocimiento constituye una herramienta esencial para el desarrollo de la central, que en los últimos años ha estado inmersa en un proceso de mantenimiento.

Según Roberto Manuel Pigueiras, el director técnico, “iniciamos el 2012 con tres unidades térmicas fuera del ciclo de mantenimiento capital, y en noviembre de ese año comenzamos el del bloque No. 7, que estuvo preparándose durante 24 meses”.

Confiesa que el secreto radica en hacer una buena preparación. “De esa forma disminuye el tiempo de ejecución, y el que permanece la unidad fuera de las líneas generadoras”, aclara.

Posteriormente continuó el proceso con la No. 5 (cuya renovación electroautomática es­tá planificada para dentro de dos años), y más tarde con la 8, que constituyó el récord de ejecución de un mantenimiento de esa envergadura en la termoeléctrica. En este último caso implicó modernización electroautomática, así como un nuevo sistema de combustión, al igual que en la 7.

De esa manera se recuperó el ciclo de mantenimiento de las tres unidades térmicas, llevándolas al máximo de su capacidad de generación —90 megawatt (MW) cada una— y au­­mentando su eficiencia.

Los resultados han sido alentadores. Por ejemplo, el pasado año, el bloque térmico No. 5 tuvo un récord de generación de 590 gigawatt (GW) y el No. 8 alcanzó este mayo uno de generación absoluta de 64,8 GW, lo cual nunca había logrado una máquina de esta capacidad en la central.

En la ejecución de los mantenimientos han participado empresas de la Unión Eléctrica y del Ministerio de la Construcción.

DE CARA AL FUTURO

Un nuevo reto asumen en la CTE: se en­cuentran inmersos en la preparación de la in­versión de la máquina 6, en fase de estudio y aprobación de la ingeniería básica del proyecto con una firma eslovaca. “Será el más complejo que ejecutaremos hasta el 2020, pues no se trata de una reparación capital, sino de una renovación total de la unidad”, asevera Pigueiras.

Hace alrededor de un año iniciaron la de­molición del bloque No. 6, y para inicios del  próximo año está previsto comenzar la obra civil.

Por otra parte, para este año está planificada la acreditación del Laboratorio de Me­tro­logía, inversión que asciende a medio millón de CUC. Mientras, para enero del 2017 debe arribar al país una planta de tratamiento de aguas oleosas a fin de mejorar la calidad de las aguas que se vierten a la bahía marieleña.

Otra gran obra mantendrá activos a los trabajadores. Un nuevo acuerdo comercial con Rusia posibilitará la instalación de una unidad de 200 MW; trabajan en la preparación del proyecto y el proceso de ejecución debe terminar en el 2023.

Además de la generación térmica, emplean la generación por motores, que aporta en este momento 110,4 MW.

Actualmente preparan una inversión que se ejecutará el próximo año, al realizar los mantenimientos de 36 000 horas a siete de estos motores, en aras de renovar la eficiencia y estabilidad del emplazamiento.

De esa forma, la termoeléctrica cobra, paso a paso, nuevos bríos, avalados por el empeño de quienes dedican sus días a esta instalación del Mariel.

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