
Algunos se sintieron sobrecogidos por estar allí, en el Palacio de Convenciones de La Habana, por primera vez, frente a las cámaras y compartiendo el mismo espacio con ministros, funcionarios y héroes de estos tiempos que solo habían visto por el televisor o reconocían por tanto escuchar de ellos. Otros se sintieron como en casa y nos sorprendieron con la sagacidad de sus palabras, por su protagonismo en una Asamblea Nacional que mira por dentro y por fuera la Organización de Pioneros José Martí (OPJM).
“Somos pequeños de estatura pero grandes de espíritu”, ya nos anunciaba Laura Castello Caballero, pionera de Camagüey. Y su intervención dejó constancia de ello. En el camino de fortalecer los valores y nuestra identidad, hizo un llamado a los diseñadores cubanos: “yo quiero tener una mochila con la imagen de María Silvia para cuando empiece el curso escolar”.
Cómo es posible que en las tiendas se vendan accesorios con princesas de Disney y no se encuentren materiales de estudio que hagan alusión a Elpidio Valdés, al Capitán Plin, u otros animados cubanos, cuestionó. Asimismo, expresó su preocupación porque en los cumpleaños infantiles casi siempre se escuchan canciones de reguetón y los niños se pierden las letras de Teresita Fernández o Liuba María Hevia.
En tanto, la estudiante de secundaria básica Maydelín Vázquez Morales, de Ciego de Ávila, ratificó que estudiar, ser modestos, sencillos y cultos —como dijera José Martí—, es la mejor forma que tienen de defender la Revolución.
Tampoco podemos olvidarnos del pasado, hay que conocer nuestras raíces: de dónde venimos y hacia dónde vamos. La figura del maestro adquiere entonces mayor dimensión, porque su tarea es la de un alfarero que da forma y moldea, que educa y enseña, y por eso también la importancia de estudiar carreras pedagógicas, añadió.
Sobre el papel de los profesores y de la familia en el aprendizaje y formación de valores comentó igualmente Leidys Laura Pinos Sánchez, de Ciego de Ávila. Con solo siete años, esta pequeña alertó a los padres a prestar mayor atención sobre las películas y series que consumen sus hijos, porque muchas veces estos materiales son espejo de conductas inadecuadas como tomar bebidas alcohólicas o fumar o hablar de forma chabacana… y los otros niños van creciendo con esas imágenes y después lo repiten en la calle, en las aulas o en la casa.
Protagonismo pioneril, ahí se resume todo lo discutido hasta ahora, comentó por su parte el estudiante Kenny Matos, de la escuela especial Solidaridad con Panamá. Nosotros tenemos que ser la base, los que motivemos las actividades, los que impulsen el cambio, “y lo mejor es que podemos hacerlo porque vivimos en un país socialista donde somos escuchados y respetados”, afirmó.
Idea que ratificó la presidenta de la OPJM Aymara Guzmán Carrazana, al expresar durante el encuentro que esa gran tropa mambisa que se esparce por campos y ciudades tiene, en los más de 50 000 destacamentos pioneriles, el lugar más importante para idear, planificar, inventar y soñar iniciativas que fortalezcan la organización.
También se hace necesario, agregó Guzmán, un estrecho abrazo entre la familia, la escuela y la comunidad en el camino de que el estudio sea el acto cotidiano de heroísmo de los pequeños.

El futuro de la Patria precisa de hombres y mujeres con talento y preparación, y para ello hay que “convertirse en mejores estudiantes, disfrutar de la lectura como fuente inagotable de conocimiento y cultura y darle a las nuevas tecnologías el papel adecuado sin convertirlas en puertas a la banalidad, costumbres ajenas y mensajes consumistas”.
Fueron varias las intervenciones y poco el espacio para reseñar tan sugerente y aleccionador encuentro con matices de pañoletas azules, rojas y uniformes escolares, pero, tal y como destacó el alumno Yasel Vázquez al dar lectura al informe final de la OPJM ––en virtud de clausura de la asamblea––, los pioneros cubanos estarán firmes en sus trincheras de pupitres y lápices.
“Seremos verdaderos protagonistas de una organización renovada porque el presente y el futuro están en nosotros mismos. No quedó un solo rincón de la Patria donde no se levantara la mano de niños y niñas para, en voz alta y clara, opinar, criticar, decir su sentir y ser escuchados”. Y con ese mismo entusiasmo, abriremos los caminos del porvenir.
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