Cómo impulsar el desarrollo de la agricultura con el lente en el autoabastecimiento local y hacer de la sostenibilidad de las minindustrias no un slogan sino una meta incorporada, con el soporte de la agricultura urbana y suburbana, resultó el tema cabecera en el portafolio de los diputados en la mañana de este martes en la Comisión Agroalimentaria.
El informe presentado reconoce, en primer lugar, los aportes del Programa de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, de alcance nacional y con una agenda bien diseñada en función de incentivar la producción -e incorporar a la población a este desvelo- en pequeñas parcelas de tierra, optimizando los espacios cultivables y así, viabilizar el autoabastecimiento de hortalizas, viandas, frutas y condimentos frescos a escala local.
También ese movimiento ha sido un eje cardinal en el proceso de rehabilitación de disímiles unidades, sean productivas o prestatarias de servicios de comercialización, como organopónicos, puntos de venta y jugueras. Otra de las ventajas que llega con este Programa es el estímulo a la obtención de producciones ecológicas.
Se recogen, asimismo, en el documento socializado con los parlamentarios, los nudos que aún deben ser desatados, grosso modo, en el tópico en cuestión. Engrosan esa lista, lo perentorio de garantizar la disponibilidad de organopónico, parcela, huerto intensivo, con la capacidad de surtir vegetales que demande la comunidad, en aquellos enclaves que superen los 100 habitantes.
Otras deficiencias parquean preocupaciones en los sistemas de riego que respaldan el calendario de las entidades productivas, la diversificación de cultivos, tensiones en el transporte, fincas de semillas bajo sistema de certificación en municipios y provincias, por solo aludir algunas de las principales.
El doctor Adolfo Rodríguez Nodals, jefe del Grupo Nacional de Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, ratificó la política prioritaria de sensibilizar y continuar incentivando a las personas para que participen cada vez más en la producción local. Informó posteriormente los resultados de la más reciente evaluación del Grupo Nacional, donde las cinco provincias mejor posicionadas por su integralidad resultaron ser Pinar del Río, Santiago de Cuba, Villa Clara, Camagüey y Matanzas, durante el recorrido 73 del Grupo por todos los municipios del país.
Entre los logros más recientes del programa, destaca que por primera vez se consigue producir semilla cubana de zanahoria (variedad NK-6), la cual fue obtenida por el Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical (Inifat), institución científica de vanguardia que también dirige Rodríguez Nodals. Los 60 kilogramos de semilla alcanzados serán cultivados en áreas de 22 municipios en los cuales se prevé consolidar la iniciativa.
El rico intercambio generado entre los parlamentarios sirvió la mesa de debate de la segunda jornada de sesiones de la Comisión Agroalimentaria, donde los platos fuertes devinieron los problemas que frenan el impulso proyectado a las minindustrias y los desafíos del programa de agricultura en cuestión.
El diputado Israel Pérez, de Yaguajay (Sancti Spíritus) reflexionó que es preocupante que el país invierta 2 000 millones de dólares anuales en importación de alimentos, cuando hay una parte importante (la mitad) que se pueden producir en territorio nacional. Tenemos que poner a caminar la agricultura. No vamos a lograr estabilizar los precios de hoy para mañana. Las medidas en este sentido no son todo lo queremos, pero han mejorado, se van acercando.
El parlamentario espirituano resaltó igualmente la significación de conservar alimentos, de ahí el rol de las minindustrias, aunque hay problemas que siempre tensan la cuerda en este acápite, como el de los envases, el transporte y otros. Como Comisión tenemos que alertar al Gobierno. Por ejemplo, hay un volumen importante de cántaras que se adquieren en México y si se sabía que íbamos a incrementar la producción de leche, entonces por qué esperar al final. El tema de los envases es uno de los que más golpea a las minindustrias. Hay que reordenar esto de una vez, instó Israel Pérez.
Abilio Piedra, de Quivicán (Mayabeque), dijo que está muy claro el esfuerzo que se ha hecho en materia de agricultura urbana y suburbana para que el pueblo reciba producciones al momento de la cosecha, ahora también sabemos el esfuerzo que se ha hecho con el programa de frutales, el cual ha crecido y lo sigue haciendo, de ahí lo contradictorio de ver cómo el mango se está perdiendo en el país. En su municipio, ejemplificó, no se recibe en la industria por falta de envases, y al final terminamos importando pulpa cuando existe potencial productivo de factura nacional. Hay que prepararse para las campañas de frutas, que tienen un periodo corto (son perecederos).
Leonardo Martínez, director de industrias del Grupo Empresarial Agrícola (perteneciente al Ministerio de la Agricultura), mencionó el precedente de un diagnóstico efectuado en el 2014, que reveló la existencia en Cuba de 258 instalaciones fabriles, de ellas 25 son industrias y estas procesan el 75,5 % de la producción. Ello entendiendo por una industria a aquellas fábricas que procesan unas 20 toneladas en el día, además del número de trabajadores que suelen emplear.
Ciego de Ávila, refirió Martínez, tiene el 22 % de la capacidad industrial de Cuba y le sigue Matanzas, con el 17 %. Abundó en inversiones realizadas para dotar a esas entidades de mejores condiciones de cara a sus retos productivos. Aludió el proceso inversionista y la instalación de tecnologías de los que fue objeto la Agroindustrial Ceballos, con 14 millones de dólares, gracias a lo cual esta cuenta hoy con tres líneas asépticas de envasado. Asimismo se detuvo en todas las normas de inocuidad y buenas prácticas, y en los permisos que debe poseer una minindustria para su funcionamiento legal.
Reinaldo Luis González, vicepresidente primero del Grupo Empresarial de la Industria Sideromecánica, informó a los diputados que para este año existe un plan de incorporar a la palestra de producción cinco nuevas minindustrias. Las mismas deberán estar aptas en el segundo semestre del año en curso. También constan en sus planes la entrega de 15 sistemas de riego que abarcan 67 hectáreas cada uno, así como 400 000 bidones y 25 millones de envases de hojalata. Según comentó, se encuentran trabajando en el sistema de riego por goteo insertado, como tecnología de impacto.
Jorge Antonio Pérez, de Gibara (Holguín) se interesó por conocer el reajuste en el consumo energético previsto para el segundo semestre del actual calendario afectaría la producción de envases demandados por las minindustrias, y cuáles son las estrategias esbozadas en este orden. A esta duda, el vicepresidente primero de Gesime contestó que esa medida no debe comprometer la entrega de los artículos fijada en sus compromisos contractuales.
Yanisbel Sánchez, de Boyeros (La Habana) enfatizó que la respuesta que pide la población a partir de las fiscalizaciones de la Comisión, es justamente buscar soluciones a las producciones a escala local para que estas no se pierdan, sin tener que depender de grandes volúmenes de inversiones.
Leonardo Martínez intervino nuevamente para defender que la sostenibilidad de la minindustria se logra solamente con integración, pues “un golondrino no compone primavera”.
Alicia Fernández, diputada por Quivicán, Mayabeque, alegó el déficit de un sistema que integre todo lo asociado al tema. Pidió que se diera a conocer la demanda de envases, pues se sabe que el plan es de producir 25 millones de recipientes de hojalata, pero no qué porcentaje de la demanda cubre esa oferta. Unido a ello insistió en lo pertinente e impostergable de diversificar los formatos de envases para satisfacer las necesidades de las minindustrias a nivel local.
En tanto Felipe Martínez, diputado por Santiago de Cuba, compartió una preocupación, que radica en lo paradójico de que se cumplan los planes de Gesime –y algunos hasta se sobrecumplan- referente a la producción del envasado y, por otro lado, tenemos una industria en extremo ávida de esos artículos. Cuestionó asimismo si la oferta concebida satisface verdaderamente la demanda. “Hoy a nuestra industria le faltan latas para envasar la producción, si ese plan se cumplió por qué es que no hay latas en la industria”, remarcó.
Acerca de la agricultura urbana y suburbana, el parlamentario santiaguero hizo énfasis en los viveros tecnificados, donde persisten problemas de disponibilidad de sistemas de riego. Al respecto, preguntó qué estrategia hay para darle respuesta a estas necesidades.
Santiago Pérez Castellanos, funcionario del Comité Central y jefe de su departamento Agroalimentario, valoró que es una realidad la incentivación a la siembra de frutales, que ha estribado en la mayor presencia importante de determinados genéricos en nuestros campos. Luego llamó a una coherencia y respaldo de la infraestructura de procesamiento con las potencialidades productivas territoriales. De acuerdo con él, hay provincias en las que sobra capacidad para procesar y faltan frutas, y otras donde la preocupación se inclina al extremo inverso de la balanza.
Según Pérez Castellanos, hoy falta integralidad en el tratamiento de estos asuntos. Otro tema es que, si bien desde el Programa Nacional de la Agricultura urbana, Suburbana y Familiar llegan noticias alentadoras, todavía queda tierra en los perímetros de las ciudades que deben ser explotados en niveles más altos. Y ello requiere de fórmulas más expeditas, ágiles.
El jefe del Departamento Agroalimentario del Comité Central invitó a concretar una vigilancia más efectiva de cara a cortarle la cuerda a los precios abusivos y evitar así otro diciembre como el del 2015 en el tópico de las tarifas minoristas en el expendio de productos agropecuarios. El vegetal que produce el programa no puede caer en la especulación que vivimos en esa fecha, significó.
Vidal Pérez Baños, segundo jefe de la División de Industrias, de la Industria Alimentaria, coincidió en que el mayor nudo ahora es la cuestión de cómo envasar lo que se produce en estas entidades, lo que constituye además un serio problema, dada su incidencia en la inocuidad de las producciones.
El Ministerio de la Industria Alimentaria, reforzó Vidal, ejerce el control de las buenas prácticas en la industria. Hasta el momento, 16 minindustrias de 127 que se evaluaron, han sido declaradas cumplidoras de esas normas y nueve deberán cerrar. Entre los disímiles problemas, aún conviven deficiencias de variada índole, y se incluyen las constructivas. Ya pasó la etapa de construir minindustrias con dos piedras y raíles de línea, se impone entonces ordenar el flujo de producción, con las indispensables condiciones para la desinfección y con sistemas de protección, observó el directivo de la Industria Alimentaria.
Aunque se cumplen los planes de producción al cierre del primer semestre, la pregunta del millón –la de los envases y la consiguiente captación de la demanda- quedó colgada. Si en algo coincidieron los diputados, desde la última fila hasta la presidencia de la Comisión, fue en que no se podía esperar por otra vuelta de calendario para que les ofreciera la respuesta oportuna, sin soluciones esquivas ni la culpa etérea. Por ello se decidió adelantar para diciembre próximo la inclusión del tema en la agenda parlamentaria. Hasta entonces todos se formulan interrogantes adyacentes y ya apuntan en sus notas el necesario apellido de la responsabilidad. En diciembre, esperan, deberá ponérsele el cascabel a los envases.
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