
FRANK PAÍS, Holguín.—Remontar y descender las abruptas pendientes de los alrededores de los asentamientos de El Quemado y El Jobo con un bolso repleto de libros, revistas y otras publicaciones seriadas, es una labor habitual para Rosa Elena Javis González, responsable de la Casa-Biblioteca Realidad de un Sueño.
Debido a su delgada figura no parece estar apta para lidiar con la naturaleza serrana, pero la realidad es otra. “Me gusta promover la lectura y llevarles información y conocimientos a las personas que viven en esta zona de montaña. Camino mucho, pero hay que ver la cara de alegría que ponen cuando les traigo un libro encargado en una visita anterior o les propongo un título nuevo”, confiesa.
El contacto permanente con los lectores, le garantiza conocer las preferencias. “Los combatientes (se refiere a más de una veintena de miembros de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana) siempre me solicitan temas de historia. Por ejemplo, han tenido mucho interés en el libro Raúl Castro, un hombre en Revolución”.
En general tiene gran aceptación la revista Serranía, suplemento editado por el semanario ¡Ahora! para los residentes del lomerío holguinero. “Refleja nuestro modo de vida, con las cosas buenas hechas y lo que nos falta. Publica consejos útiles, así como curiosidades humanas y de la naturaleza”.
Rosa Elena es una afortunada simbiosis de bibliotecaria itinerante y trabajadora social. Para conocerla basta el testimonio de Aracelis Oliva, incapacitada físicamente tras la amputación de parte de uno de sus pies a causa de la diabetes.
“Como la vista no me acompaña, ella es quien lee los periódicos y las revistas. A veces no la oigo y solo me dedico a mirarla. Me alegra tenerla al lado porque me quedé sola después de que mi único hijo falleció”, admite con agradecimiento la anciana.
Pasada la intensa emoción de este encuentro, la muchacha recuerda momentos similares vividos horas atrás, cuando llevó un libro y dialogó largo rato con otro anciano enfermo que tampoco puede desandar los trillos del lomerío querido.
La conversación gira hacia su centro de operaciones, situado en El Quemado, en la casa donde reside con la madre, dos hijos pequeños y el esposo.
Relata que hay disponibles 497 títulos y 592 volúmenes a los que se puede acceder en cualquier momento del día. Los alumnos de la escuela cercana vienen constantemente y piden libros de Historia y Geografía para cumplir tareas encargadas por las maestras. También va a las aulas y promueve lecturas, además de apoyar todas las actividades docentes y colaborar en la organización de conmemoraciones históricas.
“Las visitas de adultos tienen altas y bajas. En los últimos tiempos, entre los libros más leídos están ¿Cómo afrontar el cáncer? y Pancho, general de las montañas”.
La propuesta mayor de la Casa-Biblioteca hasta agosto venidero es un grupo de títulos sobre el Comandante en Jefe Fidel Castro, los cuales se pueden encontrar acomodados junto a la puerta de la modesta vivienda. “Es nuestro homenaje al 90 cumpleaños del líder de la Revolución Cubana”, acota.
Aprecia el apoyo de la biblioteca municipal, que radica en Cayo Mambí, capital de Frank País. Hasta allí va dos veces por mes, recibe asesoramiento metodológico y retorna con libros y revistas de reciente edición, o los títulos encargados por los lectores.
Rosa Elena pone la mirada en la sucesión de montañas situadas al frente y tiene palabras de elogio para las otras tres muchachas que hacen lo mismo que ella en ese laberinto de árboles, cuestas y ríos que componen el Consejo Popular de El Quemado. Atienden a las personas que residen en los asentamientos de La Yúa-Corrales, Limoncito, El Culebro, Rancho Alegre, El Palenque, El Seis y El Manguito, nombres reveladores de una topografía agreste que solo tolera a los fuertes de espíritu.
COMENTAR
Responder comentario