ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

ARTEMISA.—Con la satisfacción de hacer lo que más le gusta y con un sinfín de conocimientos para poner a disposición de quien los necesite, consolidados con la experiencia acumulada en los últimos años, llega Rayma Reynoso Cruz a la unidad de cuidados intensivos del hospital provincial Ciro Redondo García.

Allí le espera un arduo trabajo que requiere de una gran consagración y amor por su labor. Aunque en su familia no hay tradición de enfermeras, desde niña le gustaba la carrera. En el preuniversitario integró un círculo de interés donde aprendían de las características de la profesión, y cada vez que tenía un chance, pasaba algún tiempo en la enfermería de la escuela.

Así que no tuvo duda alguna a la hora de escoger el camino a seguir. A los dos años de graduada se sumó al equipo del hospital de Artemisa. “Empecé en el cuerpo de guardia de adultos, en 1992, siempre inclinándome por la urgencia médica que me llamaba la atención”.

Llevaba aproximadamente cinco años de haberse iniciado en el centro cuando hizo la especialidad en cuidados intensivos polivalentes en adultos. “En el año 2000 se inserta en el país el Sistema Integrado de Urgencias Médicas (SIUM) y empiezo como enfermera intensivista, y luego me incorporo a la sala de cuidados intensivos tras su puesta en marcha en el hospital, en el 2006”. Desde ese momento se desempeña en el servicio de terapia como jefa de turno y asistencial.

“En cuidados intensivos es muy importante la observación continua y estar atentos. Cada día es una presión de trabajo muy fuerte: primero se recibe la guardia, se asigna a cada enfermera su paciente, se realiza el pedido del material”, comenta la licenciada en enfermería.

Son pacientes graves, muy graves, críticos o críticos extremos. “Tengo que conocer la patología de quienes se encuentran en la sala, estar al tanto de lo que necesiten las enfermeras, ya sea para efectuar una prueba diagnóstica o cualquier otro proceder, entre otras tareas…

“Desempeñarme aquí representa para mí algo muy especial. Aunque te encuentras con pacientes que no se recuperan, otros, pese a hacer una estancia prolongada se restablecen. Esa es mi mayor satisfacción, saber que esas personas se incorporarán nuevamente a la sociedad”.

Cada turno está integrado por aproximadamente diez enfermeras. Actualmente tienen capacidad para 12 pacientes —se tiene planificado un crecimiento en ese sentido—, y la unidad es centro de referencia provincial de la materna crítica. “Hemos conformado un buen equipo de trabajo, que se encuentra bajo la dirección y organización de la doctora Gianella Encinosa”, precisa.

El parte a los familiares se da dos veces al día, y los pacientes tienen igual número de visitas (de 15 minutos cada una). “De la misma forma, ante cualquier situación se le avisa al familiar para que se presente al servicio y así informarle lo que está sucediendo”, añade.

Conjuga además la enfermería con su desempeño como secretaria general del buró sindical del hospital, desde hace cinco años. Inspirado en su ejemplo, su hijo ha seguido sus pasos, y ya cursa el segundo año de enfermería.

Rayma ya no se imagina trabajando en otro sitio. El ejercicio constante de su profesión ha contribuido no solo a su formación profesional, sino además a ser un mejor ser humano, una de esas personas que dedican su vida a velar por el cuidado y bienestar de quienes se encuentran a su lado.

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