ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

El bienestar subjetivo, espiritual en los adultos mayores parte de aceptar los cambios en los que la vida nos va colocando, reflexionó la profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, Teresa Orosa Fraíz, al destacar la importancia de que la VII Convención Intercontinental de Psicología Hominis 2016, contemple entre sus 26 eventos, el II Simposio Internacional Psicología, subjetividad y envejecimiento.

Temática esencial para colocar siempre la mira del debate, en un país como Cuba que exhibe ya un 19,4 % de su población con 60 años o más, según datos del Centro de Es­tudios de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información.

“Las personas que no se identifican con la vejez, con los años que se tienen, pues se pudiera decir que no están transitando hacia un envejecimiento saludable, aun cuando físicamente se encuentren bien. Si no se concilia con la etapa de la vida, si no se identifica, autoconoce suficientemente, este proceso no será satisfactorio”, abundó la experta.

Esa forma de asumir la identidad, es para la profesora Orosa Fraíz el punto de partida, elemento en el que “los medios deben contribuir muchísimo; con esa formación de la imagen que promueva una identidad con la edad y la existencia de la diversidad que tiene esta imagen a lo largo de la vida. Hay que entender el hecho de que somos mayores muy diferentes unos con respecto a los otros”.

La especialista comentó además la importancia de mantener procesos realacionales en todas las etapas de la vida para garantizar una vejez saludable.

“Desde la mirada psicológica, es esencial pertenecer, socializar, compartir, insertarse en grupos y proyectos, permanecer activos. También, por supuesto, tratar de mantener una relación lo más sana y funcional posible con la familia, porque sin duda, de existir dificultades, ello incide en el desempeño y estado de la persona. Somos seres sociales, familiares. La vejez en Ibe­roamérica se hace en condiciones de vida familiar, por lo cual situaciones de conflicto, de tensiones familiares pueden afectar el proceso de envejecimiento”, subrayó.

Asimismo, sostuvo la especialista, que des­de el punto de vista individual lo más importante es que comprendamos los cambios por los que vamos transitando, y que tratemos de ser personas lo más autónomas posibles a lo largo de toda la vida. “Que las circunstancias sean de invalidismo físico pero no de invalidismo psicológico. Debemos ser capaces de tomar decisiones aun cuando requiramos al­guna ayuda técnica, como bastones, por ejemplo.

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