
BANES, Holguín.—Tras sembrar frijol en 500 hectáreas, dar atenciones esmeradas a los campos y conducir organizadamente los periodos de cosecha, la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Regino Guerrero Batista, de la localidad de Los Ángeles, en lo que va del actual año ha vendido a las Empresas de Acopio y Semillas más de medio millar de toneladas del grano.
Bajo el título Por el camino del frijol este diario informó en las postrimerías del 2012 que el colectivo tenía intenciones y posibilidades de elevar la producción del apetecido alimento y se puso énfasis en las 260 hectáreas plantadas y las 161 toneladas obtenidas hasta ese instante de la campaña 2012-2013.
Luego se conocería a través de los medios de prensa de la provincia que durante esa contienda el área de siembra creció hasta 320 hectáreas, las cuales proporcionaron 350 toneladas, con la peculiaridad de haber vendido al Estado el 90 % de lo cosechado.
Granma volvió recientemente al encuentro con estos campesinos capaces de sacar frutos a la tierra sin el beneficio del riego. Aseguran que hasta hace poco no habrían hecho caso a quien les dijeran que aventajarían a fogueadas cooperativas de Velasco, en el municipio de Gibara, tradicional bastión del cultivo del frijol.
FUERA DE CASUALIDADES
Una vez que la CCS aprovechó las posibilidades ofrecidas por el Decreto Ley 259 para crecer de algo más de 300 hectáreas a 920, se adoptó un diseño de dirección que ofreció prioridad a la organizacin, la disciplina y la capacitación de los socios, ascendentes hoy a 121.
Eso lo cuenta Alexei Ronda Pérez, su presidente a partir de junio del 2006, quien recalca que han visualizado muchas oportunidades a explotar.
“Empleamos los servicios de la Empresa Agroindustrial de Granos Gibara. En la campaña 2015-2016 sus equipos nos prepararon 400 hectáreas de tierra y en cien de ellas el frijol se sembró con máquinas. También han participado en el desgrane. La cuenta final a pagar estuvo alrededor de los 100 000 pesos, un precio justo”.
Coloca esta relación como ejemplo del apoyo de la parte estatal a las formas productivas privadas siempre que medien vínculos contractuales serios. En su opinión, hoy no existen mayores avances en esa dirección porque los directivos de algunas empresas estatales de la agricultura no sienten que deben relacionarse de forma complementaria con los productores del sector cooperativo-campesino.
Revela que laboran sin dejar de lidiar con vacíos jurídicos, como ocurre con el Grupo Empresarial de Logística del Ministerio de la Agricultura (Gelma), al que no se le puede demandar si incumple con el suministro de los componentes del llamado paquete tecnológico, porque alega que depende del dinero asignado centralmente.
“Ante el frecuente atraso en la llegada de productos químicos industriales, seguimos empleando la materia orgánica obtenida en vaquerías y corraletas de la zona y si es necesario nos trasladamos a otros municipios en busca de humus de lombriz. Nos ha dado resultado emplear los compuestos que vende la sucursal de Labiofam en Banes, entre ellos tabaquina y oleonim, empleados para combatir plagas”.
La divisa de estos cooperativistas es, sin embargo, concentrarse en el uso intensivo de la tierra. Lo afirma Adrián Sablón Ronda, el mejor productor de la cooperativa durante la campaña. En el periodo octubre del 2015-enero del 2016 obtuvo 52 toneladas en las 40 hectáreas que explota, las cuales volvió a sembrar tan pronto concluyó esa cosecha.

Al frente de la producción desde su cargo de vicepresidente de la CCS, el ingeniero agrónomo Miguel Rojas Escalona explica que terminada la primera etapa, acordaron con la Empresa Agroindustrial de Granos Gibara extender la contratación de la maquinaria en prestación de servicios.
Era la única forma, dice, de sembrar otras 200 hectáreas de frijol común (negro y colorado) en el segundo ciclo (enero-abril), además de plantar igual cantidad de caupí o frijol carita, 50 de maíz, así como varias decenas más con sorgo, boniato y yuca.
PISADAS FIRMES ASEGURAN AVANCES
“Cada vez que cerramos un ciclo productivo analizamos las fichas de costo, que se ajustan a las condiciones de secano de la zona. Así hemos determinado que hoy una tonelada de frijol nos sale a 7 000 pesos, teniendo en cuenta las acciones e insumos empleados desde la preparación de la siembra hasta la cosecha”, refiere la responsable económica de la CCS, Yanelis Amat Piñero.
“Continuamos aplicando estrategias que agilizan los trámites de los campesinos para la adquisición de créditos. Les confeccionamos los documentos requeridos y solo asisten al Banco para firmar el contrato una vez aprobado el monto de dinero solicitado. Luego, cuando recogen su producción, a través de la nómina de comercialización le descontamos lo que deben amortizar al banco, es decir, le hacemos esa gestión también, de manera que se pueden concentrar en sus labores”.
El diseño del futuro es asunto serio, expone Alexei. “Un estudio minucioso del potencial de nuestras áreas, el cual fue encargado a la Empresa de Proyectos Agropecuarios, nos demuestra que hacia el 2020 podríamos alcanzar una producción anual superior a los 2030 toneladas de granos, fundamentalmente frijoles y maíz”.
En términos de dinero, la suma necesaria para sus planes llega, según confiesa, a 4 200 000 pesos que solicitarán a crédito. Serán destinados, entre otras cosas, a la adquisición de maquinaria e implementos agrícolas, así como para colocar bajo riego 100 hectáreas, de modo que se reduzca la dependencia de las lluvias.
Si hoy el rendimiento promedio por hectárea es de 1,2 toneladas, a cuánto ascenderán, se pregunta el emprendedor campesino, cuando dispongan de regadío en el área mencionada.
Rudy Arencibia Pérez, veterano socio de la cooperativa, dice que los ingresos individuales mejoran la vida. Él vendió en esta cosecha 25 toneladas.
Como los precios a los que compra el Estado los frijoles son altos y favorecen a todos por igual, el impacto económico en la zona es notable. Nada más hay que ver el aumento del número de viviendas confortables, acentúa.
El empleo de la cuenta social de la cooperativa en beneficio del Consejo Popular de Los Ángeles lo estimula a trabajar. Con 42 000 pesos asignados con el consentimiento de la Asamblea de Asociados han acometido varias acciones, de las que sobresalen la reconstrucción de una bodega que permanecía en estado crítico tras el paso de un huracán y la construcción de un local empleado para consultas a cargo de personal médico procedente de la cercana capital del municipio.
De igual modo, mejoraron las instalaciones de la escuela de la localidad y recuperaron la plaza donde los lugareños realizan actividades políticas, sociales y culturales, a lo cual se suma las intenciones de reparar el camino principal, labor a acometer en colaboración con entidades del Estado a las que suministrarán combustible ahorrado por los campesinos porque en las faenas cotidianas también interviene la tracción animal.
Entre las acciones planificadas está un novedoso proyecto emprendido con ayuda de una organización de Canadá con el fin de recoger los desechos orgánicos de 500 viviendas del Consejo Popular. Así han comenzado la construcción de un Centro de Compostaje que también aprovechará los residuos de las cosechas, de manera que la obtención de abonos por esa vía contribuirá a eliminar elementos contaminantes del medio ambiente.
Relacionada con el control de las finanzas de la cooperativa, la joven Maricela Hernández Garrido conoce el destino dado a cada centavo. Por eso dice que por el camino del frijol y de las otras producciones se llega a la prosperidad, pero establece que no se pueden perder tiempo ni desperdiciar las oportunidades ofrecidas por la tierra bien trabajada.
COMENTAR
Responder comentario