SANTA CLARA, Villa Clara.—Aunque la pérdida de un hijo resulta algo que no tiene comparación, le puedo asegurar que Eric murió con la satisfacción de que en todos los lugares donde prestó colaboración, supo cumplir su deber, dijo consternado a Granma Omar Pérez de Alejo, padre del joven galeno santaclareño fallecido a consecuencia del terremoto que asoló Ecuador el pasado sábado.
Para la familia el dolor es inmenso. Imagínese, no era un hijo, un padre o un esposo cualquiera, era una gente muy especial, cariñoso, muy preocupado por todo, que se comunicaba con nosotros todos los días de este mundo. Fíjate que, instantes antes de producirse el terremoto, le escribió a su niña Gabriela un largo correo en el que la orientaba una vez más acerca de la conducta que debía seguir en la vida, expresa el papá.
Y así como era de bueno con nosotros, era con sus pacientes, quienes lo llamaban a cualquier hora del día o de la noche o venían a su casa a “molestarlo” para que viera a un niño, un anciano o cualquier persona o les diera una receta. Así era mi hijo Eric, dice con pesar el profesor Omar, una institución en el arte de enseñar biología.
No olvido con cuánta pasión contaba acerca de sus experiencias en Venezuela, Bolivia y ahora en Ecuador. Decía que a Chávez, a Evo y a Correa había que ayudarlos. Por eso permaneció cinco años en la Patria de Bolívar y otros dos en Bolivia, además del año que llevaba en Ecuador, donde le sorprendió la muerte.
Una de las cosas que más disfrutó, según Omar, fue el periodo que laboró en La Higuera, en el lugar donde mataron al Guerrillero Heroico. Allí hizo varios partos, atendió ancianos y niños pequeños, y lo hacía con un gusto tremendo, porque según él estaba cumpliendo los sueños del Che.
También esta etapa de Ecuador la disfrutaba mucho, aunque era muy sacrificada. Según decía, trabajaba a unos 30 kilómetros de su casa y a diario debía recorrer grandes distancias en mulo para ver a sus pacientes. Pero lo hacía con tremenda felicidad, porque estaba atendiendo a personas muy pobres y muy humildes, dice Omar, quien recuerda como muchas veces le dijo: papá, tu vez que en Cuba existen dificultades, no viejo, nosotros no sabemos lo que tenemos. Por eso te digo que en medio de este dolor tan grande, lo único que recompensa a la familia es que Eric murió haciendo lo que deseaba.
Pie de foto: Omar Pérez de Alejo, el padre de Eric contempla la foto de su hijo. Foto del autor



















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Miguel Angel dijo:
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22 de abril de 2016
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jose dijo:
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