
Cuba y Estados Unidos han sostenido durante más de dos siglos una confrontación marcada por los apetitos imperiales de los sucesivos gobiernos de poderosa nación vecina. Sin embargo, no faltan los ejemplos de la relación entre ambos pueblos, incluso en sus luchas emancipadoras.
Los valientes cubanos Adolfo y Federico Fernández Cavada eran hermanos que se destacaron en las fuerzas de Abraham Lincoln durante la Guerra de Secesión contra el Sur esclavista. Poco antes de iniciarse en 1868 la primera gesta independentista de Cuba, las guerras justas atrajeron la audacia y la sed de libertad de estos combatientes de la mayor de las Antillas.
Adolfo comenzó con el grado de capitán. Federico se enroló en 1861 y por su bravura ascendió a capitán, luego a comandante, y después a teniente coronel, jefe del Regimiento de Pennsylvania. Hecho prisionero en la gran batalla de Gettysburg y liberado por un canje, se reincorporó a la lucha en abril de 1865. La experiencia militar de ambos fue de gran utilidad en los campos de Cuba, al alzarse en la región suroccidental de Las Villas en febrero de 1869. Ya mayor general, Federico Fernández Cavada fue hecho prisionero y fusilado en 1872 por el mando español. El mismo año el también general Adolfo murió por fiebres en la manigua.
Entre los muchos nombres ilustres de combatientes nacidos en otros países que cayeron en las luchas por la independencia de Cuba, es difícil encontrar alguno más intrépido, audaz y brillante que el General de Brigada Henry Reeve, quien se había incorporado a la gesta de Lincoln contra la esclavitud, adolescente aun, como tambor de un batallón de voluntarios de Nueva York.
Apenas había cumplido 19 años cuando llega a Cuba, en mayo de 1869 en una expedición del barco Perrit por la bahía de Nipe, al norte de la región oriental del país. Al quinto día del desembarco se produce el primer choque. Reeve recibe su bautizo de fuego y de heridas. Después, ese mismo mes junto a un grupo de mambises es acribillado y dado por muerto, recibe cuatro balazos, que milagrosamente no resultan fatales, recobra el conocimiento esa noche entre cadáveres, se escabulle y vaga por los campos sin conocer el idioma español. Encuentra una patrulla cubana, es llevado a un hospital de campaña y ascendido a sargento el 13 de junio. Solicita se le envíe a Camagüey donde conoce al Mayor General Ignacio Agramonte. Participa en las famosas cargas al machete con el insigne oficial del Ejército Libertador , incluso en el célebre rescate del General Sanguily cuando Agramonte le ordenó buscar el rastro de los secuestradores y volver cuando lo hubiese hallado.
Como jefe de la caballería hierve, se convierte en el segundo de Agramonte durante tres años hasta el día aciago del 11 de mayo de 1873 en que El Mayor cae en Jimaguayú. El Inglesito, como cariñosamente le llamaban los mambises, ascendió junto a Agramante grado a grado hasta coronel. Después a las órdenes nada menos que de Máximo Gómez dirige la caballería y combate victorioso hasta que en Santa Cruz del Sur es herido por novena vez. Desde entonces, le quedó una pierna totalmente inútil. No podía combatir de otra forma que amarrado a la montura de su caballo.
Solo una vez pelean juntos los entonces brigadieres generales Antonio Maceo y Henry Reeve, a las órdenes de Máximo Gómez, el 4 de julio de 1874, en el aniversario 98 de la independencia de Estados Unidos, en Camujiro, cerca de Puerto Príncipe. Machete contra bayoneta, la tropa colonialista sufre la derrota y deja sobre el campo 60 muertos. Reeve recibe dos heridas más.
En enero de 1875 cruza con Gómez la trocha de Júcaro a Morón. Un año más tarde, cercado por la fuerza enemiga en Yaguaramas y muerto su caballo, usa la última bala de su revólver para darse un tiro y no caer prisionero, el 4 de agosto de 1876.
El general Reeve, jefe de la División de Occidente y Colón había participado en 400 acciones combativas. Herido en diez combates, el único que acumuló más cicatrices de guerra fue el General Antonio Maceo. El “inglesito” fue el oficial mambí que llegó con sus fuerzas al punto más occidental de la invasión frustrada en la isla durante la Guerra de los Diez Años.
Sus diarias acciones combativas sembraron el asombro y la admiración de todos. Su nombre corrió de boca en boca y se convirtió en un símbolo de la lucha por la independencia. Un héroe legendario cubano y norteamericano.



















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Luis E. Comas Fonseca dijo:
1
1 de abril de 2016
12:48:07
Miguel Angel dijo:
2
1 de abril de 2016
14:00:25
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