CIÉNAGA DE ZAPATA, Matanzas—La liberación el 28 de enero último de casi un centenar de ejemplares del cocodrilo cubano (crocodylusrhombifer) a su medio natural es un hecho sin precedentes en Cuba y constituye un valioso aporte a la biología de esa especie, todavía insuficientemente estudiada y con una relación muy breve con los humanos.
Los animales proceden del criadero de Cocodrilos asentado en este territorio, fundado con la aspiración de conservar y proteger de la caza indiscriminada la única especie endémica de cocodrilo, sostuvo Gustavo Sosa Rodríguez, médico veterinario en la institución.
Aseguró que la operación de reintegro, en un área protegida del parque nacional conocida como Canales de Hanábana, se efectuó luego de los estudios pertinentes y bajo los requerimientos internacionales. Comentó que con el fin de favorecer dicho proyecto se situó en el lugar una estación biológica para facilitar el monitoreo de los animales.
Los emancipados son ejemplares de distintas edades, tallas y peso. De los 98 solo cuatro son machos, y miden entre 90 centímetros y 1,50 metros de longitud. Explicó Rodríguez que aunque no hubo que lamentar percances, el proceso de captura en el criadero, amarre, transportación y liberación de los depredadores estuvo marcado por mucha expectativa y se hizo con excesivo cuidado. De todas maneras es bueno saber que capturar un cocodrilo es más fácil que liberarlo una vez amarrado, significó.
Si bien es cierto que en 1998 se realizó una liberación de estos animales en la Isla de la Juventud, ese acto se diferenció sustancialmente del más reciente y no solo por su alcance y objetivos.
Expertos confirman que el resultado del monitoreo es más bien positivo, que los ejemplares avistados exhiben buena salud, y que se han desplazado según sus rutinas. Son reptiles que deben revalidar sus habilidades como depredadores, aunque la mejor evidencia de su adaptación al medio libre es cuando comiencen a reproducirse en su nuevo hábitat.
Tardará algún tiempo para saber a ciencia cierta el saldo final de esta liberación, significó Etiam Pérez Fleita, especialista del criadero, pues son animales nacidos en cautiverio y deben aprender a agenciarse sus alimentos y establecer sus nuevos sitios.
En dependencia de ese resultado serán reincorporados otros grupos más pequeños, oportunidad en que será mayor el número de machos.
Comentó que el cocodrilo desempeña un papel fundamental en los ecosistemas en tanto representa el tope de la cadena alimentaria en los “acuatorios”, y por consiguiente su primera función es como regulador de otras poblaciones de animales.
Pérez Fleita exaltó la labor del criadero, donde actualmente existen más de 4 200 ejemplares que de manera sostenible viven en ese lugar, una ventana abierta para preservar la especie y ensanchar con rigor el estudio de la misma, tanto en cautiverio como en la vida libre.
Dijo que este animal, conocido como el rey de los pantanos, es quizá la máxima expresión del misterioso encanto de los parajes de la Ciénaga, con una fauna que impacta por su diversidad y carácter autóctono. Aquí la gente vivía, o malvivía, de hacer carbón y cazar cocodrilos antes de 1959, resaltó.
En unas de sus primeras incursiones por este paraje, el lugar más inhóspito de la Isla antes de 1959, Fidel se propuso crear un criadero de cocodrilos.
Relatos de la época describen que en su encuentro con Francisco Alzugaray, un cenaguero que todos conocían por Kiko, le pide capturar algunos animales con tal fin.
Reflexionó entonces el líder de la Revolución que los cocodrilos se habían ido acabando en la Ciénaga y que con la construcción de un criadero podía salvarse esa especie cubana, sacarle provecho turístico, asegurar fuente de empleo, y también utilizar su piel.
Poco tiempo después se terminó el criadero y comenzó así a saberse un poco más sobre este animal asombroso, temido y maldecido por infinidad de leyendas, y que ha tenido en el hombre a un rival despiadado.
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Jesús dijo:
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24 de marzo de 2016
20:34:48
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