ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
En el homenaje se entregó el carné de la UJC a varios jóvenes del territorio. Foto: Vicente Brito

JATIBONICO, Sancti Spíritus.—Los potreros de La Reforma, al oeste de Jatibonico siempre representaron para el Generalísimo Máxi­mo Gómez un lugar de agradable recordación: allí comandó una de las más brillantes campañas militares de la Guerra Grande y allí vino al mundo su hijo Panchito.

Hasta este lugar de la provincia espirituana, que por aquellos tiempos perteneció a la geografía del Camagüey, llegó la víspera un destacamento de jóvenes de la Federación de Es­tu­diantes de la Enseñanza Media (FEEM) a rendir homenaje al joven Capitán del Ejército Li­bertador, nacido 140 años atrás en plena manigua cubana.

“El deber me manda ir a tu lado. No es posible que yo me concrete a empujar la barca que te ha de llevar al sacrificio por la libertad de la tierra que guarda mi cuna”, le reclamó el joven Panchito a su padre cuando este decidió recoger sus bártulos y regresar a su segunda patria en compañía de José Martí para hacer la que este último denominó Guerra Necesaria.

José Ramón Monteagudo Ruiz, miembro del Comité Central y primer secretario del Par­tido en Sancti Spíritus, y Yuniasky Crespo Ba­quero, primera secretaria de la Unión de Jó­venes Comunistas en el país, encabezaron el homenaje, una ceremonia político cultural protagonizada por jóvenes del territorio.

En el acto de recordación cinco espirituanos recibieron la condición Panchito Gómez Toro, principal reconocimiento que otorga la organización estudiantil en el país y, por su contribución a la zafra azucarera para el central Uruguay, fue reconocido el pelotón juvenil de corte mecanizado que lleva el nombre del hijo del Ge­ne­ralísimo y de Manana, apodo de Bernarda Toro Pelegrín, la fiel oriental que se unió a Gómez desde junio de 1870 hasta su muerte.

El compromiso de las nuevas generaciones de seguir el legado de Panchito fue ratificado por Ro­berto Soto Martínez, vicepresidente na­cional de la FEEM, quien al resumir el acto re­cordó el compromiso libertario del joven mam­bí y el deber de todos los revolucionarios de hoy de seguir su ejemplo.

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