SANTIAGO DE CUBA.—La situación descrita en este diario, de que la provincia santiaguera se encontraba entre los territorios que en la semana inicial de la batalla contra los mosquitos Aedes aegypti y albopictus, registraba máquinas de fumigación sin salida por roturas, cambió desde hace más de 12 días, al estar revertida completamente.
“Fue como un cubo de agua fría en medio del intenso trabajo desplegado en todos los frentes —señala el ingeniero Andrés Rodríguez Ávila, vicedirector técnico del Centro Provincial de Electromedicina—, porque antes de comenzar el combate habíamos extremado las medidas para el cabal alistamiento de esas armas.
“Lo que pasó fue más bien problema de coordinación, pues poco después del comienzo de la jornada ya esos equipos estaban trabajando, y desde entonces logramos perfeccionar el efectivo funcionamiento de las 397 bazucas, motomochilas, aspersores y equipos de arrastre para fumigación exterior, comprendidos en la estrategia”.
Hasta finales del pasado año, tales medios habían sido atendidos por el centro de vigilancia, control y lucha antivectorial, de Salud Pública, de ahí que previamente fuese necesario organizar la fuerza recibida de esa institución y capacitar técnicamente al personal de electromedicina que se sumaría en tan complejas circunstancias.
“En total —precisa Rodríguez Ávila—, tenemos 64 compañeros directamente en la tarea. De ellos, por cada área de salud dos técnicos en electromedicina y un mecánico de equipos revisan, habilitan y comprueban las máquinas antes de la formación de los operarios, para resolver previamente cualquier desperfecto.
“Esta labor es supervisada en los puntos por integrantes de nuestro consejo de dirección. Ante situaciones imprevistas los técnicos permanecen en el terreno, y realizan otras inspecciones al mediodía y final de la jornada, mientras que aquí en el centro tenemos un mecánico listo para asumir roturas de envergadura”.
Compuestos en general por equipos sometidos durante años a una rigurosa explotación, el deterioro acumulado se ha enfrentado mediante el talento de aniristas que fabrican agujas de encendido y apagado, boquillas de paso del combustible, el vástago de la bomba, arandelas y demás piezas posibles.
Además, reciben el apoyo de la fábrica de equipos médicos Retomed en la producción de los sonadores, la Empresa de Servicios Técnicos a la Industria Ligera aporta las peras de goma y el trabajador por cuenta propia Alexis Vázquez Rodríguez contribuye en la elaboración de anillos milimétricos de neopreno.
“Hasta el momento —afirma el mecánico con más de diez años de experiencia, Yordanis Silegas Guía—, ningún equipo ha dejado de salir a pelear, y aprovechando un grupo de máquinas dadas de baja en vectores, ya hemos recuperado seis que han pasado a reforzar la intensificación de la campaña”.
Caracterizado por la entrega en cada tarea, así asegura este colectivo de electromedicina que ningún santiaguero esperará por ellos para la fumigación de su vivienda, y tal como lo han hecho en otras tierras hermanas, patentizan la disposición de apoyar el enfrentamiento al peligroso vector en cualquier provincia cubana.



















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Albert dijo:
1
8 de marzo de 2016
07:47:45
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