ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La condición marinera de la ciudad de Cienfuegos provoca que varias de sus áreas sean vulnerables a los aumentos del nivel del mar estimados para el 2050 y el 2100. Foto: Efraín Cedeño

CIENFUEGOS.—Desde el 2007, y por indicaciones gubernamentales, científicos y tecnólogos cubanos intensificaron las investigaciones en el marco del Programa de En­fren­tamiento al Cambio Climático, y fue aprobada como una de sus tareas el macroproyecto so­bre peligros y vulnerabilidad costera para los años 2050 y 2100.

Lo anterior fue subrayado por Iván Fi­gue­roa, especialista de la unidad de supervisión del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en Cienfuegos, plaza don­de existe una comunión sólida entre las instancias científicas, las autoridades políticas y de Gobierno, y el sistema de organismos e instituciones del territorio, a tenor de la importancia concedida por el Estado cubano a tan estratégico tema.

Figueroa recordó que entre las consecuencias del cambio climático en nuestro país, una de las más negativas es la amenaza que al futuro de la zona costera provocaría el ascenso gradual del nivel medio del mar en 27 centímetros para dentro de 35 años y en 85 centímetros para cuando culmine el actual siglo.

La elevación del nivel del océano contribuye a la destrucción y desaparición de lo generado por la Naturaleza y de lo construido por el hombre. Por ende, la adaptación constituye una prioridad, dijo.

En correspondencia con los estudios y evaluaciones realizados hasta el momento, una de las acciones básicas de adaptación consiste en disminuir la vulnerabilidad costera para los asentamientos amenazados por el aumento del nivel del mar y la sobreelevación de este por los huracanes y el oleaje.

A partir de indicaciones del Instituto de Pla­nificación Física se comenzó por parte de la Dirección Provincial de Pla­ni­fi­ca­ción Física (DPPF) el estudio de las afectaciones y vulnerabilidades en asentamientos humanos costeros y otras áreas para los años 2050 y 2100, y la búsqueda de soluciones de adaptación, con escenarios de ascenso del nivel medio de las aguas que en el segundo caso se acercaría peligrosamente ya al metro de ascenso, según se estima.

Islenis Machín, técnico de la DPPF, señaló que dichos estudios tienen como objetivo dotar al ordenamiento territorial de los elementos ne­cesarios para la elaboración de políticas y acciones encaminadas a atenuar los efectos indeseados del cambio. Y además prevenir a las ins­tancias del Gobierno y demás decisores sobre la observancia de estos fenómenos en la aplicación práctica de sus funciones y a prestar atención a las zonas más vulnerables, encaminando el proceso inversionista a su eficacia.

ASENTAMIENTOS VULNERABLES Y ACCIONES EN MARCHA

El Castillo de Jagua es uno de los asentamientos costeros sujetos a un grupo de medidas contra el cambio climático. Foto: Efraín Cedeño

Es Amparo Jiménez una de las habitantes del asentamiento identificado como Ciudad de Cien­fuegos (es vulnerable dada la condición marinera de la Perla del Sur), cuya morada ha de verse perjudicada como resultado de los efectos del au­men­to del nivel del mar, de acuerdo con los cálculos.

Ella y su nieto, Elián, dieron marcha atrás al proceso de construcción de una segunda planta, sabedores de cuanto vendrá con el tiempo en el sitio y la inutilidad de emprenderla.

De cara al 2050, en la ciudad costera de Cienfuegos está prevista la posible afectación de 1 540 viviendas y 36 instalaciones, con unas 5 300 personas afectadas. Si se piensa en el 2100, los guarismos respectivos serían 499, 15 y
1 690. El aparente contrasentido de la segunda cifra no es tal, sino que se fundamenta en que las medidas de desplazamiento de personas hacia tierra firme determinarán que, con el tiempo, sean menos los perjudicados; de ahí la importancia de esta previsora labor hoy día.

Entre las medidas de adaptación figuran el congelamiento de las zonas de virtual incidencia negativa (no se permiten nuevas construcciones en esos lugares), prever tales afectaciones en las zonas de nuevo desarrollo y priorizar la entrega de terrenos para la construcción de viviendas por esfuerzo propio para personas que se encuentren en estas franjas de perjuicio natural, apreció Machín.

La especialista consignó entre las regulaciones en las zonas con riesgo por desastres naturales, cambio climático y zona de protección en la zona costera, la prohibición de nuevas construcciones, rehabilitación, remodelación, am­plia­ción, unificación y división de vi­viendas. Solo se permitirá el mantenimiento de las viviendas existentes en buen estado técnico, hasta tanto llegue el momento de su afectación y reubicación.

Las acciones se concretan en asentamientos de potenciales perjuicios como el arriba citado y el Castillo de Jagua, parte de cuyos inmuebles posee valor patrimonial. El Plan General de Ordenamiento propone mantener y conservar las viviendas y el área donde se encuentra la fortaleza Nuestra Señora de los Ángeles de Jagua, Monumento Nacional.

Solo se permitirán intervenciones de conservación en las instalaciones de valor patrimonial que formen parte de la imagen e identidad cultural del asentamiento, pero queda prohibida la nueva construcción, ampliación, unificación, división y remodelación a menos de 60 metros del límite costero, precisó Machín.

Circunstancias semejantes pesan sobre los asentamientos costeros de La Milpa (limítrofe con la Bahía de Jagua) y el semicostero de Guanaroca, que es paisaje natural por encontrarse aledaño a la laguna homónima y tiene sus propias regulaciones. La propuesta acá es que las viviendas se mantengan en el mismo sitio, pero queda prohibida toda nueva construcción.

Otro tanto ocurre en La Milpa, donde las medidas contemplan erradicar los inmuebles en riesgo de perjuicio y reubicar de forma paulatina a sus integrantes en los siguientes sitios: la ciudad de Cienfuegos, Rancho Luna y la Coope­rativa Már­tires de Barbados, entre otros. Aquí no resulta legal ya emprender ninguna nueva construcción.

El asentamiento costero de Yaguanabo, en Cumanayagua, podría no ser el mismo en unas cuantas décadas, según los estudios científicos. Aunque cuenta con zonas bajas dada la presencia de la playa del mismo nombre, afortunadamente la mayor parte de las viviendas se encuentra entre los 20 y 40 metros sobre el nivel del mar, pues la costa es acantilada. La principal medida de momento estriba en no permitir el crecimiento espacial del sitio.

Todo se piensa de manera racional y científica en el territorio, con la debida percepción de riesgo y definidos los escenarios futuros. El cambio climático es un fenómeno que cada vez se apreciará más, y como resultado concita la atención plena de los cienfuegueros.

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M dijo:

1

7 de marzo de 2016

14:13:23


Creo que hay acciones que se deberían tomar de inmediato y que a mi entender no requieren de mucho esfuerzo ni de muchos recursos como alertar y educar para prevenir. Desde que se han hecho modificaciones a las legislaciones que autorizan las acciones de construcción y la liberación de los materiales de construcción, muchas son las personas que están haciendo inmensos esfuerzos para mejorar sus lugares habitacionales sin tener en cuenta dónde lo hacen, algunos por desconocimiento, otros porque no le importan ni las limitaciones ni los riesgos ni las contravenciones que burlan, pero las autoridades competentes son las que no lo deben permitir; hay cosas que no se pueden dejar para después porque a medida que las acciones correspondan a una placa, el enchape de un baño o de una cocina o una cerca con balaustres u otros materiales caros, etc., las personas se rehúsan más o desbaratar lo construido y los conflictos por la obligación de hacer se hacen más “conflictivos”. Las personas que legalmente han construido su vivienda desde hace muchos años deben estar avisadas de lo que pueden o no hacer para que no hagan inversiones por gusto. Hay muchos lugares costeros en la ciudad de Cienfuegos que van en contra del ordenamiento territorial, nuevas construcciones con cercas de patios a un escaso metro de la orilla del mar, pero todo ha comenzado por la construcción de la vivienda en sí, luego la cercan y luego van corriendo la cerca un poquito, nadie le dice nada y corren otro poquito y otro poquito. Quién autorizó una construcción así. Que visión de ordenamiento y/o de futuro tiene quién no se da cuenta y autoriza o permite que se hagan ilegalmente dos o tres casitas con límites rozando la orilla del mar quedando a veces entre entidades estatales que si tienen que ver con el medio. Habría que revisar todo el borde de la costa desde el inicio del malecón hasta Reina, no pocas arbitrariedades se encontrarían; bella extensión que sin esas “cositas” mostrara un bello paisaje marino como en otras ciudades como Matanzas.