
VIÑALES, Pinar del Río.—Desde que los primeros cuadros de Domingo Ramos sobre Viñales deslumbraran al mundo, a principios del siglo pasado, el deseo de apreciar de cerca su belleza ha hecho de este valle pinareño un sitio cada vez más llamativo para el turismo.
Cientos de miles de visitantes lo confirman todos los años, atraídos por sus paisajes irrepetibles, y por la manera en que el hombre ha sabido convivir en armonía con un entorno natural tan hermoso como frágil.
Al calor de este auge, durante las últimas décadas, a la par de las instalaciones que desde temprano la Revolución comenzó a crear aquí, cientos de nuevos servicios han venido surgiendo en el sector no estatal.
Así, las casas de renta o los restaurantes privados, conocidos como paladares, han abierto nuevas opciones para un turismo al que las capacidades estatales le resultan pequeñas.
Sin embargo, con el propósito de sacar un mayor provecho de lo que la naturaleza tardó millones de años en construir, han empezado a proliferar también las actividades no autorizadas.
Miguel Boligán, secretario del comité espeleológico de Pinar del Río, asegura que es el caso de las expediciones ilegales hasta las principales cuevas del valle.
Se trata de un fenómeno que ya ha causado estragos irreparables y que, a pesar de los intentos por atajarlo, persiste.

TESTIGOS DEL TIEMPO
“En los primeros tiempos, el hombre utilizó las cuevas para refugiarse. En ellas quedaron los restos de asentamientos, pinturas rupestres en las que reflejaban las vivencias diarias, herramientas, utensilios y también se encuentran las huellas de los cimarrones y de animales extintos.
“De ahí la importancia de conservar estos sitios, para poder determinar cómo vivían nuestros antepasados”, explica Boligán.
“Lamentablemente, todo este legado arqueológico actualmente se encuentra en peligro, debido a la introducción de personas no expertas, y que por tanto no tienen el cuidado necesario para su preservación”, añade.
“En estas cavidades existen además grandes tesoros geológicos, como las estalactitas y las estalagmitas, las cuales han demorado miles de años en formarse, y que algunos de estos visitantes rompen con el propósito de llevarse un suvenir”.
Según el especialista, los ejemplos de este tipo de hechos de vandalismo abundan. Es lo que ha sucedido en cueva Geda, El Panal y hasta en la Gran Caverna de Santo Tomás.
“Los daños por la entrada de personas no autorizadas y sin los conocimientos necesarios, es un mal que pasa con frecuencia”, coincide Hilario Carmenate, presidente del comité espeleológico de Vueltabajo y fundador del grupo Guaniguanico, el más antiguo de los que se dedican a esa actividad en la provincia.
“A la gente que entra a estos sitios por primera vez, siempre les llama la atención las formaciones brillosas, y siempre hay quienes las parten con la intención de llevarse un pedazo de recuerdo, sin saber que a la vez que las sacas de su medio, se acaba su brillo”.
TURISMO DE DEPREDACIÓN
Según el doctor en Ciencias Yoel Martínez, director del Parque Nacional Viñales, el tema del guiado ilegal no solo ha estado incidiendo en las cuevas, sino también en otros senderos del territorio, sin respetar los niveles de carga permitidos.
El asunto es complejo —dice—, teniendo en cuenta que se trata de un área abierta y extensa, con más de 15 000 hectáreas y numerosas vías de acceso.
Ante esta situación, explica que aunque el trabajo de los 14 guardaparques y los 12 guardabosques se concentra desde hace tiempo en los lugares más vulnerables, el control de un espacio tan amplio resulta difícil.
En términos legales, señala que solo dos sectores de la Gran Caverna de Santo Tomás, están aprobados para el uso público. El resto de las cavidades forman parte del patrimonio de protección del parque, y constituyen zonas de conservación, debido a sus valores geológicos y paleontológicos. En ellas solo se admiten expediciones con fines científicos, autorizadas por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
“De cierta manera, las cuevas tienen vida, por tanto recorrerlas sin respetar los niveles de carga puede alterar los procesos de formaciones secundarias, como las estalagmitas y las estalactitas”, afirma Yoel.
A pesar de estas razones, el guiado furtivo de turistas hasta las entrañas de Viñales se mantiene.
ENREJAR EL PROBLEMA
Abandonadas a un costado de la entrada de la cueva Geda, allá en lo alto de la sierra, un puñado de piedras brillantes como cristales delatan el saqueo.
Todo indica que fueron dejadas allí, después que quienes las arrancaron del interior de Geda las desecharan para cargar solo con las más llamativas.
Es tan solo el primer indicio de la irresponsabilidad del hombre. Más adelante, faltan muchos de los fósiles de animales extintos que una vez habitaron este lugar.
Con el propósito de evitar escenas similares, el director del parque asegura que han tenido que optar por cerrar con rejas el acceso de las cuevas más asediadas como El Panal, o la parte que concentra los mayores valores de Santo Tomás. Además, se ha reforzado la zona con guardaparques de otros lugares menos vulnerables.
Las medidas, sin embargo, no garantizan del todo la protección, teniendo en cuenta que quienes han hecho de estos sitios un negocio pudieran terminar forzando candados y barrotes.
La educación ambiental y el accionar colectivo, dada la amplitud del área, son decisivos, pero estos deben ir acompañados por una actuación más enérgica de las autoridades amparadas en el Decreto Ley 200 de 1999, que regula todo lo relativo a las contravenciones en materia de medioambiente.
Esta norma establece que el acceso a determinadas áreas sin la debida autorización en los casos que se requiera puede ser multado con cuantías de entre 200 y 2 250 pesos, las cuales pueden ser incluso aumentadas al doble atendiendo a las características de quien tiene que pagarla y a las consecuencias de la contravención. Pero ciertamente hacer cumplir este decreto depende de muchos factores.
Por solo poner un ejemplo, actualmente una parte del personal de protección de dicha zona carece de la acreditación necesaria para aplicarlo. De modo que el peligro continúa latente para el paisaje subterráneo de Viñales, un valle que ya sorprendió al mundo por la belleza de sus formaciones geológicas, y que ojalá no vuelva a hacerlo por la incapacidad del hombre para conservarlas.



















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Em Alfun dijo:
1
5 de febrero de 2016
09:10:47
Lourdes Camacho Porta dijo:
2
5 de febrero de 2016
10:13:00
Rogelio dijo:
3
5 de febrero de 2016
10:20:34
Anar dijo:
4
5 de febrero de 2016
15:44:20
Rolo dijo:
5
7 de febrero de 2016
11:06:01
Rolo dijo:
6
7 de febrero de 2016
11:08:32
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