LAS TUNAS.—La reciente culminación de un estudio sobre incendios rurales permite hoy a la provincia encontrarse en mejores condiciones para enfrentar esta problemática, cuyo índice de ocurrencia está sobre los 25 anualmente.
Esta plataforma científica, elaborada por el grupo de coordinación de los estudios de peligro, vulnerabilidad y riesgo de desastres, de la delegación provincial del Ministerio de Ciencia,Tecnología y Medio Ambiente (Citma), tuvo aparejada también una investigación sobre la percepción que sobre este tema tienen los pobladores de las áreas más afectadas.
De acuerdo con Reinol Pérez Fernández, especialista principal del grupo, entre las causas esenciales de este fenómeno están el desconocimiento sobre los peligros que representa un incendio y sus daños al medioambiente, el incumplimiento de los parámetros técnicos a la hora de construir una trocha cortafuegos y, sobre todo, la negligencia. Tales aspectos ubican al factor humano como el principal responsable de los eventos, pues en el periodo estudiado (año 2000 al 2013), solo tres incendios se produjeron en el territorio por causas naturales.
Los municipios de mayores riesgos son Puerto Padre y Las Tunas. El primero de ellos debido a la quema de cañaverales y el segundo, por la incidencia en las áreas boscosas aledañas a la ciudad, que aunque no han sido de grandes magnitudes, sí han dañado varias hectáreas. Todo ello es muy lamentable si tenemos en cuenta que, aunque en la provincia se han elevado los niveles de reforestación, todavía no se llega a los estándares esperados.
Según el propio especialista, específicamente el estudio de percepción demostró que todavía es insuficiente la divulgación de estos temas y la información que al respecto recibe el pueblo de zonas rurales. Para revertir esa situación, se debe incrementar el trabajo con los medios de difusión masiva y todas las instituciones enclavadas en el marco de las comunidades.
El Cuerpo de Guardabosques y el de bomberos, respectivamente, han contribuido en la aplicación de medidas preventivas. De igual forma, se han sumado los centros municipales de gestión de riesgos, sobre todo en la adaptación de los resultados científicos a las características de sus localidades.
Otros estudios similares se han llevado a cabo en la provincia con resultados notables, relacionados con las penetraciones del mar, las inundaciones por lluvias, los fuertes vientos y la sequía. Sin embargo, concluyó Pérez Fernández, “lo más importante es que nuestro trabajo sea preventivo, que la gestión de riesgo se haga sobre la base de la ciencia y con carácter proactivo, pues de nada sirve esperar a que ocurra el fenómeno para después tomar las medidas”.



















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