CAMAGÜEY.— Poco más de 60 años han transcurrido ya desde que aquel 3 de diciembre de 1955 se inaugurara en esta ciudad, gracias al decisivo aporte financiero del pueblo por no contar entonces con apoyo estatal, un dispensario anticanceroso que tras el triunfo de la Revolución devino Hospital Provincial Docente de Oncología María Curie.
Sería, hasta la actualidad, una de las tres instituciones especializadas en ese tipo de servicios, además del Instituto Nacional de Oncología, de La Habana, y el Hospital Conrado Benítez, de Santiago de Cuba, lo que le otorga carácter regional al abarcar también las provincias de Ciego de Ávila y Las Tunas.
Merecedores de la condición de Colectivo Moral desde el 2011, los más de 400 trabajadores del María Curie acumulan una rica historia de humanismo, solidaridad, sencillez, ética médica y entrega al ejercicio de la profesión, cuyo desempeño es altamente reconocido por la calidad en la labor asistencial y docente.
“Muchas son las personas que en todos estos años han curado su enfermedad, prolongado su supervivencia o aliviado sus síntomas, gracias al altruismo, generosidad y dedicación del personal médico y de enfermería”, afirma Mario Mendoza del Pino, jefe del grupo provincial de Oncología.
Refiere el prestigioso especialista que, por ser el cáncer la primera causa de muerte en Cuba, su prevención, diagnóstico precoz y tratamiento constituyen hoy prioridades del sistema de Salud, lo que obliga a dirigir los principales desvelos y ocupaciones para ofrecer al paciente oncológico un servicio de excelencia.
MEJORAS EN CONFORT Y EQUIPAMIENTO
Por el María Curie comenzaron precisamente, hace poco más de dos años, las transformaciones en los centros hospitalarios en el territorio agramontino, con inversiones de gran envergadura que abarcaron todas las áreas de la institución y frenaron el deterioro acumulado en el inmueble.

“Ya en mejores condiciones estructurales, está en marcha un proceso de recepción e instalación de un equipamiento de alta tecnología que incidirá de manera sustancial en la calidad, rapidez y certeza de los diagnósticos, para luego determinar los tratamientos a seguir”, informa Agustín Arango Soler, su director.
Uno de los primeros beneficiados con el cambio de tecnología (databa de los años 70 del siglo pasado) ha sido el departamento de anatomía patológica, al recibir nuevos procesadores de tejidos y otros modernos equipos que agilizarán y harán más precisos los resultados de las biopsias.
Asegura el directivo que un impacto especial ha tenido la entrada en funcionamiento de un aparato para mamografías, que además de hacer el examen radiográfico de las glándulas mamarias permite realizar biopsias estereotácticas y orientar a los especialistas sobre la conducta a seguir con las pacientes.
Las inversiones, planificadas en más de un millón de pesos, trascienden también a los estudios radiológicos, con la sustitución de un viejo equipo para radiografías y la creación de facilidades para instalar un tomógrafo axial computarizado (TAC) de 16 cortes, mientras se prevé la introducción de una cámara gamma.
Las mejoras integrales han incluido, además, la construcción del área de consulta externa, la que estará ubicada en un local cercano a la institución, la remodelación de tres salones quirúrgicos y el perfeccionamiento de los servicios de radioterapia, quimioterapia y braquiterapia (radiación interna).
“Todo ello, explica el doctor Arango Soler, se traducirá en una mejor atención médica al pueblo, tanto en las consultas, como en las intervenciones quirúrgicas, en la calidad de los ensayos clínicos, en la terapéutica en general, en una docencia más profesional y en la aplicación certera de la ciencia actual”.
LA RAZÓN DE SU TRABAJO
En medio de tanto ajetreo constructivo, tratando de no afectar en lo más mínimo la asistencia hospitalaria, las enfermeras y los enfermeros del María Curie apenas si tienen tiempo para el descanso, como estrechos colaboradores del personal médico en la siempre sensible tarea de atender al paciente oncológico.
“El principal tratamiento que necesitan es el amor, la dedicación, la comprensión, ponernos en su lugar, tratar de llegar a ellos y que nos sientan como parte su familia, porque esa es nuestra razón de ser”, expresa Rosa Marina Avilés, cuya trayectoria laboral de 44 años ha transcurrido en el hospital.
Esa cultura de trabajo, cultivada tras varias décadas de ejercicio profesional, está presente también en el actuar de Nancy Pérez Mesa, quien en las curaciones de los enfermos pone todo su empeño y habilidades, “pues sabemos bien lo que se siente cuando una persona padece una patología oncológica”.
Tales cualidades, al decir de Elsa María Bravo Téllez, se esfuerzan en transmitirlas a las nuevas generaciones de enfermeras, “ayudándolas, aconsejándolas, indicándoles la manera correcta de ejecutar los distintos procederes, pero, primero que todo, que sigan nuestros pasos a través del ejemplo personal”.
Al igual que sus colegas, María Julia Martín Monteagudo prestó servicios en otros países hermanos, ella específicamente en Nicaragua (2007) y Venezuela (2013), por lo que puede aquilatar cuánto bien se puede hacer cuando se impone el deber y el amor por la profesión frente a las no sanas tentaciones de tipo material.
“Para nosotras está claro, sostiene María Julia, que con la misma pasión con que nos entregamos en las misiones internacionalistas, hay que hacerlo también al regresar al terruño: con disciplina, consagración, sentido de la ética y exquisitez en la atención a los pacientes”.
NUEVOS HORIZONTES SE ABREN
Otra vertiente del quehacer investigativo en el Hospital Provincial Docente de Oncología María Curie se concentra en la realización de ensayos clínicos de vacunas y anticuerpos monoclonales, actividad con resultados satisfactorios en el tratamiento de los enfermos con cáncer.
“Antes, comenta el doctor Mendoza del Pino, este se circunscribía a cirugía, radioterapia y poliquimioterapia con citostáticos. Todo eso ha cambiado: ahora al paciente siempre hay algo que hacerle, porque después de esas tres armas viene la bioterapia, es decir, el empleo de los productos biotecnológicos”.
Puntualiza el especialista que la perspectiva es lograr que las tumoraciones malignas se vean como enfermedades crónicas y no como potencialmente mortales, pues gracias al empleo creciente de las vacunas y anticuerpos monoclonales mejora la supervivencia y la calidad de vida de las personas.
Con ese propósito, tales servicios se extienden a la red de la atención primaria, como es el caso de las policlínicas Julio Antonio Mella y Previsora, en la ciudad cabecera provincial, cobertura que se ampliará este año a otras dos áreas de salud y a los municipios de Nuevitas, Guáimaro, Florida y Santa Cruz del Sur.
“El nuevo enfoque, reitera el jefe del grupo provincial de Oncología, se basa en el tratamiento personalizado, es decir, ajustado a las características de cada paciente, unido a una más eficaz labor de promoción para reducir factores de riesgo e incentivar estilos de vida favorables”.
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niurka dijo:
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13 de enero de 2016
08:15:04
clarita dijo:
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13 de enero de 2016
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Jorge dijo:
3
13 de enero de 2016
12:20:17
jansen dijo:
4
13 de enero de 2016
14:37:20
Rafael Acuña dijo:
5
13 de enero de 2016
15:40:30
RANON MEDINA A dijo:
6
1 de febrero de 2016
03:30:19
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