
El habanero Geovanni Barrueta Ordoñez, de 44 años de edad, siente un dolor precordial el primer día del año, está de paso en el municipio de Centro Habana y sus familiares inmediatamente lo conducen al Cuerpo de Guardia del Hospital Universitario Calixto García. Lo ingresan esa misma noche con una alta tensión arterial y variabilidad en la lectura de su electrocardiograma, asevera recibir una atención médica rápida y de calidad tanto en los servicios de urgencia como en la sala de Cardiología, donde se encuentra.
Igual criterio lo recibe Granma Internacional de Dianelys Hernández Bello que por más de 13 días pernocta en la sala de espera de pacientes hospitalizados en terapia intensiva. Su tío de 72 años resultó atropellado en la vía pública y tiene varios traumas en su cuerpo.
Otros pacientes y acompañantes comentan de la gran profesionalidad de los médicos y el buen trato de los enfermeros y trabajadores, lo cual complementa el esfuerzo llevado a cabo en el programa inversionista, con mantenimientos, reparaciones y recapitalización tecnológica, como parte del proceso de las transformaciones necesarias acometidas en el sector de la Salud Pública.
El recinto hospitalario arriba a su 120 aniversario rejuvenecido y con un impacto notable en la atención médica, expresado en sus indicadores del 2015: más de 150 000 ingresos, más de 200 000 pacientes atendidos de urgencias (600 como promedio diario), de los cuales 2000 fueron intervenidos quirúrgicamente. Unos 150 000 casos fueron tratados en consulta externa, con una importante proyección comunitaria hacia los municipios: Habana de Este, Habana Vieja, Centro Habana, Plaza de la Revolución y el especial Isla de la Juventud.

El Calixto, como popularmente se le llama, se inauguró el 23 de enero de 1896 con el nombre del rey Alfonso XIII, en una estructura de madera con techo de guano y capacidad para 50 enfermos en cada sala hasta alcanzar los 2 200 hospitalizados. Su ubicación geográfica se extiende por la colina universitaria hasta las inmediaciones del Castillo del Príncipe, colinda con la calle G por el sur y con la Universidad de La Habana por el norte.
En aquel entonces, el recinto lo conformaron 81 barracas, 50 salas de clínica, 12 pabellones de infecciosos, cuatro salas de oficiales, seis pabellones para convalecientes y dos barracas aisladas para los enfermos aquejados de fiebre amarilla, con una plantilla de 27 médicos y 170 empleados.
En 1943 por decreto presidencial, se transfiere su funcionamiento a la Universidad de La Habana por conducto de la Facultad de Medicina, bajo el nombre de Hospital Universitario "General Calixto García", con una junta de gobierno integrada por siete profesores. Durante los primeros años de la década del ’50 del siglo XX, abarca algo más de 30 edificaciones, con 1 200 camas.
A partir del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 propiciado por el dictador Fulgencio Batista, este centro se convierte en el refugio del alumnado ante la violenta represión y en unidad asistencial para atender a los heridos en manifestaciones de protesta contra la pseudo-república.
HISTORIA PALPABLE
El Doctor Hernán Felix Pérez Oramas está vinculado al hospital desde 1951 cuando inició la carrera de Medicina, que pudo concluir en 1960. El gobierno dictatorial de Batista cerró la universidad a finales de la década del 50, por tal motivo debió pelear por una plaza de asistente de enfermería trabajando seis meses sin vínculo laboral formal y sin garantías.

“Soy testigo de un hospital patético. Las salas de medicina y cirugía estaban colapsadas. Al no alcanzar las camas, se ubicaban a los pacientes encima de mesas, tablas, ocupando los pasillos y corredores externos. Muchos dormían en colchones tirados en el suelo y hasta los portales de los pabellones se ocupaban. Vi gran cantidad de fallecimientos diarios y aunque la estancia no se cobraba, los medicamentos debían pagarse”, relata el especialista en Cirugía General.
Al triunfo de la Revolución desaparece todo ese desastre, se organizaron las salas por clasificación de patologías. El enfermo ingresa por su necesidad y no por la gestión de un político corrupto, que para sacar votos se apropiaba de espacios privilegiados para canjear con los familiares de los pacientes.
En el año 1959 reinicia sus actividades la Facultad de Medicina y en 1965 gradúa los primeros 400 galenos formados por la Revolución, una cifra escasa para la demanda del país, si se tiene en cuenta la emigración de más de 3 000 médicos hacia Estados Unidos. En el Calixto quedaron sólo 13 profesores y dos especialistas. Hoy califica a residentes en 16 especialidades médicas y una estomatológica.
En 1962 comienza sus estudios el doctor José Enrique Lara Tuñón y describe todo el movimiento estudiantil generado en la década del 60: “La carencia de médicos nos llevó a vincular la teoría con la práctica, tanto para la carrera de Ciencias Médicas, como para la formación de enfermeros y técnicos. Nuestros pabellones en la planta baja brindaron servicios asistenciales y en el primer piso se acondicionaron aulas y locales para la docencia. De ahí que todos aprendimos haciendo”.
El Calixto García también se convirtió en el formador de profesores que impartieron clases en las recién inauguradas facultades de medicina extendidas por varios municipios capitalinos y por las restantes provincias, incluso ostenta la condición de pionero en los servicios de terapia intensiva e intermedia.
“Fundamos la primera sala de terapia intensiva en 1972 a sólo cinco años de que se creara ese servicio en países desarrollados, con asesoramiento de especialistas franceses -comenta el también el profesor titular-. También varios de nuestros colegas se capacitaron en instituciones de España. En cuidados intensivos se atiende al paciente clasificado como muy grave, con equipos acoplados para controlar los parámetros vitales”.

Por los resultados halagüeños obtenidos, después de 1975 se inauguraron servicios de cuidados intensivos e intermedios en todo el territorio nacional. Se iniciaron cursos de capacitación de un año para anestesistas y especialistas de Medicina Interna. Hoy es una especialidad compleja de tres ciclos de duración, con examen cada tres meses y al finalizar cada período lectivo, para luego defender una tesis de investigación ante un tribunal.
El profesor no sabe distinguir pasión entre la asistencia y la docencia: “Me encanta enseñar, siento placer en preparar una clase, impartir una conferencia, y en exponer un tema”. En ello coincide la licenciada en enfermería Josefa Lourdes Fenton Tait, con más de 60 años en la profesión y desde 1958 trabajadora del Calixto García.
“Tengo 83 años de edad y no me atrevo a dejar este hospital. Entraba a trabajar antes del amanecer y me iba después del atardecer. Hoy mis fuerzas no me dan para continuar en la asistencia pero imparto clases a los grupos de tercer año en el nivel medio de enfermería. Enseño todo el cuidado que lleva un paciente desde el registro al ser recibido, todos los procederes del enfermero hasta el egreso del hospital. Al finalizar se aplica un examen para evaluar la atención a un enfermo”, afirma Josefa.
En el Calixto García han estudiado centenares de jóvenes de África, Asia y América Latina, sus trabajadores han cumplido misión en varios países. Así lo confirman los entrevistados y el doctor José Armado Socarrás Tirador, especialista en Cirugía General: “Mi vida laboral ha estado vinculada a este centro. Sólo me ausenté cuando trabajé en Burundi de 1988 a 1990, en Colombia de 1998 al 2001 y en el Reino de Bután del 2013 al 2015”.
La experiencia fuera del país la considera de enriquecedora, pone en práctica los conocimientos adquiridos en Cuba, con toma de decisiones ágiles ante situaciones difíciles. También en la medida que presta asistencia médica enseña a otros colegas nativos. El idioma y las características etno-culturales suele ser una gran barrera que se vence en un período de adaptación de unos tres meses, según refiere José Armando.
Añade: “Acabo de regresar del Reino de Bután. Eso queda en el centro de la cordillera del Himalaya en la zona asiática, un país muy pequeño de 750 000 habitantes, muy pobre, saqueado por metrópolis europeas. Al llegar las autoridades del lugar nos hicieron un examen muy riguroso. Cuando finalizó nuestra estancia, la población escribió cartas al ministro pidiendo que no finalizara la misión médica cubana. Ello se debe al trato afectivo que propiciamos a los pobladores”.
La joven de 23 años, Dariana Vidal Martínez se desempeña en el Calixto García como técnica de informática en el departamento de Registros Médicos. Asegura que para ella también es una escuela el hospital. A su llegada la acogieron con mucho cariño y cada día aprende más de su profesión, del contacto con los médicos y de los trabajadores.
El neumólogo Humberto Cívico Quintero resalta la cohesión, el espíritu de de fraternidad existente entre todos, el ambiente de colaboración y una mística propia, lo califica como una escuela en toda su magnitud y dice que entre ellos se hacen llamar de forma jocosa “Los Calixteros”.
CENTRO POR LA EXCELENCIA
En diálogo con el director Carlos Alberto Martínez Blanco, el galeno precisa que el Calixto García brinda atención médica especializada, preventivo-curativa y de rehabilitación de forma ininterrumpida. Sus pacientes superan el medio millón de habitantes y recibe pobladores de provincias aledañas como Mayabeque y Artemisa.
De subordinación provincial, cuenta con más de 531 camas y 37 especialidades médicas, excepto Pediatría, Ginecología y obstetricia y Cirugía Cardiovascular. Está categorizado de alta complejidad asistencial en un nivel tres, con perfil clínico-quirúrgico perteneciente a la atención secundaria.

El amplio proceso inversionista de mantenimiento y reparaciones lo componen 42 objetos de obra, de las cuales se han concluido 28, el resto se encuentra en ejecución y para ellos se dispone del financiamiento necesario y la voluntad política del gobierno.
“En el 2015 acometimos varias obras de gran relevancia, que impactan en la calidad de la atención médica. Hablo del Pabellón Marino Rojas, donde se concentran los departamentos de laboratorio clínico, microbiología, banco de sangre y registros médicos; el Pabellón Gordon de Anatomía Patológica; el área de mantenimiento y transporte; nos encontramos en la puesta en marcha de la primera etapa de los servicios de consulta externa y de Neurocirugía. Trabajamos igualmente en el rescate de la urbanidad con la reconstrucción de calles, corredores, aceras y parques”, explica el también cirujano general.
Este centro tiene entre sus funciones: desarrollar actividades de promoción, prevención, recuperación y rehabilitación de salud; planificar, organizar, dirigir y controlar la labor docente educativas; realizar actividades de ciencia e innovación tecnológica; además de la vigilancia y el control epidemiológico del área donde se encuentra.
Protagonistas de estos resultados son los 2 569 trabajadores que integran el colectivo, incluidos 56 que cumplen misión internacionalista, organizados en 42 secciones sindicales, de los cuales 583 son médicos, 11 estomatólogos, 435 enfermeros, 264 otros profesionales propios del sector, 1 169 son trabajadores administrativos, de los servicios, obreros y auxiliares generales.
El espacio físico se concibió respondiendo a un concepto amplio de complejo universitario docente asistencial e investigativo, en cuyo perímetro territorial se encuentra la Facultad de Ciencias Médicas, el Centro de Investigaciones sobre Longevidad, Envejecimiento y Salud, y el Instituto de Gastroenterología, que aunque son instituciones independientes, se integran en una sola entidad.
“Tenemos especialidades de referencia que, por su capacidad de resolutividad, poseen un alcance territorial y nacional -explica el doctor Martínez Blanco-. Me refiero al servicio de Cirugía Reconstructiva en pacientes quemados críticos; al manejo avanzado del politraumatizado complejo, a las cirugías: Bariátricas, espinal y a las lesiones neuroquirúrgicas traumáticas. Tenemos gran experiencia en las operaciones quirúrgicas del oído medio, integradas al servicio de maxilofacial; también en los casos oncológicos de cabeza y cuello, con avances alentadores en la reconstrucción del cráneo facial, así con en la cirugía micro vascular y en las operaciones de mínimo acceso”.
El Calixto García desea consolidar su autoridad y prestigio como institución del pueblo y para el pueblo, de referencia nacional e internacional en la atención médica, fundamentalmente en el manejo integral y multidisciplinario de las urgencias y emergencias para convertirse en un centro por excelencia para la capacitación, por lo cual se auguran otro centenar de años.
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Miguel Angel dijo:
1
13 de enero de 2016
04:46:22
Nicolas dijo:
2
13 de enero de 2016
10:47:14
temis dijo:
3
13 de enero de 2016
15:49:49
eloy dijo:
4
13 de enero de 2016
18:43:55
Cristóbal Zayas dijo:
5
5 de febrero de 2016
22:39:13
Maria Pinero Prieto dijo:
6
12 de septiembre de 2016
15:26:02
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