
Más de cinco siglos después que la primera avanzada española pusiera sus pies sobre la tierra cubana, Cuba sigue siendo un territorio por descubrir.
Un rosario de 4 195 pequeñas islas, cayos y cayuelos diseminados entre el Océano Atlántico y el Mar Caribe, conforman el archipiélago, pero la mayor y más importante es la Isla de Cuba, que semeja un enorme caimán flotando en la transparencia de sus aguas.
La belleza y calidad de sus playas trascienden el marco nacional; sin embargo, sus fondos marinos son poco conocidos. A lo largo de los 3 200 kilómetros de la plataforma insular y tras las bien conservadas barreras coralinas, habita un maravilloso mundo de formas y colores,la más diversa fauna marina de las Antillas.
Su posición geográfica, configuración alargada y estrecha, estructura geológica y aislamiento, han originado una gran riqueza y diversidad biológica, protegidas y conservadas por las instituciones competentes en Refugios de Fauna, Reservas Ecológicas o Parques Nacionales, como muchos de ellos ubicados en las principales regiones montañosas del país: al oriente, la Sierra Maestra, escenario de trascendentales acontecimientos en la historia de nuestro pueblo, al centro el macizo del Escambray o Guahumayay al occidente Guaniguanico. El archipiélago se puede caminar completo sin peligro; su fauna no cuenta con espectaculares mamíferos, ni reptiles venenosos. Quien se adentra en sus bosques, puede percatarse de inmediato que el mayor interés y originalidad de la fauna cubana radica en su alto endemismo y exclusividad. Entre esta resaltan gruposde gran interés por el tamaño de sus especies, entre ellos el zunzuncito, minúsculas ranitas, alacranes enanos, y entre los insectívoros el gigante almiquí, una joya de la zoología cubana.


Especies como la lagartija de hojarasca, fósil viviente, y el molusco terrestre Liggus vitattus, no existen en ninguna otra parte del archipiélago ni en el mundo, salvo en el extremo oriental de la Isla. La variada avifauna cubana compite en colorido y belleza y sus melodiosos trinos son capaces de enternecer al más duro corazón. Entre ellas el tocororo, el ave nacional, la cartacuba, la simpática cotorra, la grulla, el flamenco rosado caribeño, que tiene aquí sus mayores poblaciones y el ruiseñor, cuyo canto, una vez escuchado, es imposible olvidar.

El primer árbol que contempla quien visita el país es la Palma Real. Prácticamente dueña de la campiña cubana; resulta difícil pensar en Cuba sin su presencia.
No obstante su profusión, la nación cuenta con la mayor diversidad florística de la región y una de las más interesantes y valiosas del mundo.
En el extremo occidental de la Isla se pueden apreciar plantas como la Palma Corcho, (Microcycas calocoma), un verdadero fósil viviente exclusiva del lugar, testigo excepcional de la existencia de una parte del país millones años atrás, infinidad de variedades de orquídeas y especies de árboles que existían en tiempos de la colonización; Melocactus, cuyo número de especies constituyen aproximadamente la tercera parte de las que hasta ahora conoce la humanidad; helechos arborescentes e infinidad de plantas bellas y únicas.

Algo curioso es la alta densidad de la flora cubana. Según los especialistas, es 7 veces mayor que en España, 36 veces mayor que en la India y China y 45 veces mayor que en Australia.
Pero no sólo en la Isla grande la diversidad de ecosistemas ha conformado parajes de una belleza y exuberancia irrepetibles y reúne numerosos ejemplares exclusivos de su fauna en muchas islas y cayos del archipiélago.
Estos recursos naturales son protegidos por instituciones estatales como una de las riquezas más valiosas de su pueblo.



















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