
PINAR DEL RÍO.— Tras una larga pausa de más de diez años, la minería vuelve a resurgir en el norte pinareño. El ir y venir de equipos pesados, las perforaciones en busca de nuevas reservas y las primeras construcciones, así lo vienen indicando desde hace meses.
El objetivo es la explotación del yacimiento Castellanos, un sitio en el que se extrajo oro entre los años 90’ y principios de los 2000, donde ahora se pretende explotar otros minerales.
Con un monto total de 272 millones de dólares, esta es, por mucho, la mayor inversión que se acomete actualmente en la provincia.
Según el ingeniero Justo Hernández Pérez, gerente general adjunto de la Empresa Mixta Minera del Caribe S.A.
(EMINCAR), la encargada del proyecto, el propósito es la obtención de concentrados de plomo y zinc, que tendrán como destino la exportación.
Para ello, el especialista precisa que existen cuatro objetos de obra fundamentales.
El primero tiene que ver con la preparación de la mina, la extracción de las rocas estériles y el trazado de los viales.
Paralelamente, se llevará a cabo el montaje de una moderna planta para procesar el mineral y convertirlo en una especie de pasta de concentrados de plomo y zinc, con un 10 % de humedad.
Por último, también se prevé la construcción de la presa de cola (un gran reservorio para depositar los residuos del proceso) y la reparación capital del puerto de Santa Lucía, incluyendo el dragado de la pequeña bahía, con el objetivo de utilizarlo para enviar la producción terminada por vía marítima hasta la terminal de contenedores del Mariel, desde donde saldrá luego al exterior.
Prevista para un periodo de 24 meses que ya van corriendo, la inversión deberá cerrar el año con unos 60 millones de dólares ejecutados, y tendrá en el 2016 una etapa decisiva, en la que se calcula que intervendrán 450 trabajadores como promedio diario, y se pudiera llegar a 600 en momentos pico.
Si todo sale como se ha concebido, en julio del 2017 comenzará la puesta en marcha, y tres meses más tarde se estará produciendo concentrados de plomo y zinc.
Alrededor de 480 trabajadores se estima que asumirán a partir de ese momento las operaciones de la industria.
Hernández considera que buena parte de ellos serán los mismos que hoy participan en la etapa inversionista.
Para un territorio que históricamente se distinguió por la actividad minera, donde la caída del precio de los metales y los altos costos de producción llevaron al cese completo de las labores entre los años 90’ y principios de la década del 2000, la noticia es alentadora.
Nostalgias aparte, el gerente general adjunto de EMINCAR recuerda que en la zona norte de Pinar del Río, sobre todo el municipio de Minas de Matahambre, hubo unas 2 000 personas que quedaron sin trabajo, a las que fue preciso reorientar hacia otras labores fuera de la minería.
“Este proyecto recupera la cultura minera del territorio y abre nuevas perspectivas, con la posibilidad de incorporar una cantidad importante de aquel personal, sin contar los empleos colaterales en todas las entidades que le darán servicio”, asegura Justo, y añade que las evaluaciones realizadas indican que sumando los que surgirán de manera indirecta, la explotación del yacimiento Castellanos debe llegar a generar cerca de 1 000 nuevos puestos.
Unido a esto, propiciará la rehabilitación de la presa Nombre de Dios, un embalse que en la actualidad no se explota por desperfectos en la obra de toma, y que aportará el agua que necesita la industria, y suministrará además al poblado de Santa Lucía, a través de una planta potabilizadora que también se construirá como inversión inducida.
Teniendo en cuenta las posibilidades de la planta que se ubicará aquí, con una moderna tecnología capaz de procesar anualmente un millón de toneladas de mineral, los estudios realizados indican reservas para 11 años.
Sin embargo, las prospecciones que se realizan en la actualidad en sitios cercanos, arrojan resultados positivos, y abren la posibilidad de que la vida útil de la industria pueda extenderse más allá de ese tiempo, de confirmarse la existencia de otros yacimientos, mediante estudios geológicos, geofísicos y de perforación.
Por otra parte, Hernández señala que aunque de momento el interés está en el plomo y el zinc, dada la magnitud de las reservas existentes, los desechos del proceso que serán depositados en la presa de cola, tendrán contenidos que pudieran extraerse en el futuro.
Con uno de los dos campamentos mineros previstos en la obra brindando ya sus servicios, un movimiento constante de buldóceres, cargadores, camiones y retroexcavadoras acondicionando el terreno, y decenas de especialistas enfrascados en el diseño de los objetos de obra que aún no han iniciado y la asistencia técnica de los operarios, el proyecto Castellanos avanza en varios frentes al mismo tiempo.
Dicen que quien lo recorre una vez y vuelve a los cuatro o cinco días, enseguida percibe los cambios, y que este es apenas el comienzo. A partir del 2016, con la entrada de fuerzas de organismos como el Micons, el Instituto de Recursos Hidráulicos, la Unión Eléctrica, y Copextel, el ritmo debe ser aún más ágil, y aunque no podrá hablarse de producción hasta el año siguiente, el resurgir de la minería ya habrá empezado a impactar en la vida de esta zona del norte pinareño, para bien.



















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Angel Vazquez dijo:
1
10 de diciembre de 2015
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Rolando dijo:
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8
11 de abril de 2016
08:04:00
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