HOLGUÍN.— Artesano que honra al pie de la letra los contratos que lo unen a la Empresa de Industrias Locales Varias, Iván Gámez Martínez es un productor de artículos de plástico de alta calidad y de amplio uso en instalaciones hidráulicas de viviendas y edificaciones en general, así como en áreas vinculadas con la producción de alimentos agrícolas.
De ese modo deja un rastro que lo hace referencia en el país, según los dirigentes del Grupo Nacional encargado de promover y desarrollar la producción local de materiales de la construcción.
En uno de los sitios de trabajo muestra mangueras, aspersores y otros elementos de un sistema estacionario de riego empleado en parcelas de la agricultura urbana y suburbana del país. El nuevo lote pronto irá a la red de comercialización donde los cosecheros podrán obtenerlo con la seguridad de que el conjunto supera en cualidades, sobre todo en funcionabilidad, a uno similar importado, porque lo diseñó y fabricó teniendo en cuenta las peculiaridades de nuestro país.
Cada componente de este sistema, igual que las conexiones hidráulicas, es decir, codos, nudos, uniones universales y las T para tubos de varias medidas, son fabricados en máquinas de inyección ensambladas de modo artesanal, las cuales procesan productos reciclados provenientes de los residuos de la fábrica de tubos plásticos de Holguín y de los establecimientos de la Empresa de Recuperación de Materias Primas.
Al frente de 12 artesanos que aspiran a transformarse en cooperativa, combina la habilidad del organizador con la mirada alerta para dar respuesta a las necesidades del mercado. De la “línea de producción” acaban de salir una llave de ángulo que se suma a los artículos fabricados para las instalaciones sanitarias hogareñas.
Más de 20 000 unidades de tuberías para instalaciones eléctricas y mangueras, cada una de tres metros, salen como promedio al mes del local donde posee dos máquinas de inyección continua; sin embargo se siente más a gusto con los equipos que admiten diversidad de moldes y con los cuales garantiza mensualmente entre 40 000 y 50 000 de las conexiones y los demás artículos que se comercializan en diferentes lugares del país.
Al llegar a este punto recuerda que comenzó en 1993 con una máquina que solo fabricaba tapas para pomos y botellas.
Agradecido, admite haber llegado lejos por el apoyo de los directivos de las Industrias Locales Varias de la provincia, capaces de agrupar a los artesanos en talleres, proporcionarles materia prima, crear facilidades para recoger los productos terminados e intercambiar de modo sistemático sobre intereses comunes.
Por estos días, como lo hizo en Guantánamo, donde ayudó a poner en marcha junto a especialistas de Sancti Spíritus un taller estatal para producir artículos plásticos como los que él oferta, colabora en Santiago de Cuba en el montaje de una instalación similar, fruto de la cooperación del Programa de Alimentos de la ONU, la Federación Rusa y la empresa de Industrias Locales Varias de esa provincia. Los equipos, artesanales y fáciles de reparar, fueron creados en Holguín junto a un grupo de cercanos colaboradores.
También ha recibido solicitudes de apoyo de otros territorios, entre ellos Isla de la Juventud y Ciego de Ávila, que estimulan la producción local de artículos plásticos dirigidos fundamentalmente al Programa de Ahorro de Agua.
Iván, presto a colaborar con esos propósitos, dice, como el carismático Cándido Fabré, que a la hora que lo llamen, va.



















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Maydelis Gómez dijo:
1
4 de diciembre de 2015
20:14:02
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