
CIEGO DE ÁVILA.— Encima del puente de un arroyo sin nombre, invadido de marabú en su cauce y alrededores, Carlos Blanco Sánchez, extiende la mano y dice: “De aquí para allá comienza el plan de desarrollo de granos Tres Marías”.
El director de la empresa de cultivos varios La Cuba, la mayor productora de plátano fruta de la nación, habla con entusiasmo del fomento del frijol que, poco a poco, se adueña de un área que abarcará 2 600 hectáreas, de las cuales cultivaron las primeras 567, cifra que debe aumentar a 945 a finales del presente año, con el alistamiento de una nueva máquina de riego.
Calculadora en mano, Blanco Sánchez ejemplifica con números que obligan a pensar en que la inversión no admite demoras. Existen razones para que así sea: “Las 2 600 hectáreas deben producir en una cosecha alrededor de 3 000 toneladas de frijol. Si el precio de cada una se mantiene a 1 300 dólares, como ha estado en los últimos tiempos en el mercado internacional, no es despreciable el dinero que Cuba dejaría de desembolsar para adquirir uno de los alimentos más demandados en la mesa del cubano.
TRASPIÉS EN EL CAMPO
Sin embargo, a dos años de iniciada, la inversión refleja atrasos, en lo fundamental por el alto índice de roturas de los buldózeres encargados del desbroce de marabú, arbusto predominante en la zona de desarrollo.
“Comenzamos a tumbar el monte a toda máquina, pero después no pudimos avanzar con la celeridad que pretendíamos, porque se interpusieron algunos traspiés con la maquinaria pesada”, comenta Blanco Sánchez.
—¿Traspiés en una de las inversiones mejor preparadas en la provincia? Siempre se dijo que los recursos estaban garantizados.
—Se pensó terminarla en dos años y podíamos cumplir con ese plazo, porque la inversión la preparamos bien, aunque desde un principio tuvimos que sortear las dificultades con los buldózeres viejos y achacosos, pero en el transcurso del tiempo aparecieron otros tropiezos.
—¿Cuáles?
—La falta de un secadero, que nos obliga a regar el grano en los viales de la empresa y la pista de aviación; y la ausencia de buenos buldózeres para acelerar el desbroce, porque los que tenemos no son suficientes.
Lo reconoce Wenceslao Licea Escalona, el hombre que más marabú ha tumbado en la zona de Tres Marías. “Las carencias de piezas ha sido un gran problema. En estos momentos tengo mi buldózer paralizado. Ya no da más. Han sido dos años de trabajo ininterrumpido y eso se lo siente el equipo”.
Ante esa realidad, Orlando Pérez Pedreira, delegado de la agricultura en la provincia avileña, aclara algunas interrogantes de Granma: “En un inicio, los buldózeres no estuvieron contemplados en el plan de la inversión de Tres Marías. Con los nuestros podíamos avanzar y eso hemos hecho, pero no debe obviarse que los de la línea Komatsu, de Japón; y T-170, de la antigua Unión Soviética, tienen más de 40 años de explotación y presentan dificultades con los rodamientos, las esteras y el motor, cuestiones que no pueden resolver los aniristas, pero buscamos otras alternativas y hoy contratamos varios equipos de otros organismos para el desmonte.
“En el caso del secadero, constituye la ruta crítica de la inversión, sin solución a corto plazo. Si en un principio las ofertas realizadas no cumplían con los requerimientos técnicos, hoy podemos decir que existen, sin embargo, no disponemos del financiamiento para la compra en el exterior. Mientras tanto, habrá que seguir secando el frijol en las carreteras y la pista de aviación”, argumenta Pérez Pedreira.
Es cierto que el país tiene una situación económico-financiera difícil y que el presupuesto está limitado y en ocasiones se le hacen ajustes necesarios en el transcurso del año, pero no hay que ser un avezado especialista para llegar a la conclusión de que al programa de desarrollo de granos Tres Marías le ha faltado integralidad y eficiencia, como evidencia el hecho de que no tuvieran en cuenta el desgastado equipamiento o identificados los mercados para la técnica necesaria en el caso de los secaderos.
Organización y disciplina han de ser el ingrediente principal para cumplir los compromisos, porque para nadie es un secreto que el proceso inversionista en Cuba constituye el motor impulsor del desarrollo del país en todas las esferas de la economía y la sociedad.
En múltiples ocasiones el General de Ejército Raúl Castro, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, ha reiterado la necesidad de perfeccionar y respetar el proceso inversionista, y lo necesario que resulta excluir los riesgos que entrañan la improvisación y la falta de integralidad. Ha dicho que se conocen las causas, pero los errores persisten.
Pese a ello, en la zona de desarrollo se trabaja en el alistamiento de una nueva máquina de riego para beneficiar a otras 63 hectáreas, que deberán entrar en producción antes que concluya el 2015.
Ahora mismo, luego de rotar la tierra con sembradíos de maíz, vuelven a plantar frijol, para que no permanezcan vacías. Es la contribución de los trabajadores de La Cuba para que el país disminuya la importación de granos.
En Tres Marías se pelea contra la tierra improductiva y el marabú. Blanco Sánchez, quien lleva más de dos décadas como director de una de las entidades de cultivos varios más eficiente de la nación, comenta que han liberado de la malévola planta más de mil hectáreas.
—¿Se infiere que en la medida en que aumente la producción de granos disminuirá la de plátano, cultivo tradicional en la empresa?
—¡Qué vaaa! El frijol lo fomentamos en el área de desarrollo, pero el plátano no lo abandonaremos; incluso, estamos en el proceso de instalar nuevos sistemas de riego para atenderlo mejor y darle al agua un uso más eficiente.
Mientras serpenteamos por un camino con polvo de verano, nos vamos a los talleres, otra de las partes de la inversión, porque la maquinaria es determinante en la preparación de la tierra de donde saldrán el frijol y el maíz, en dependencia de la época del año.
“Esta es la nave para los tractores; aquella, las de las combinadas; y allá la de los aperos de labranza, equipos que se encuentran bien conservados, incluidos varios tractores que estuvieron paralizados por falta de neumáticos y ya prestan sus servicios en el campo, luego de hacerle adaptaciones que permitieron colocarle las gomas, señala Blanco.
De regreso, pasada la 1:00 p.m., muchos sombreros de yarey y gorras permanecen cercanos a la tierra; aprovechan la jornada laboral, algo característico en esta empresa que vive del trabajo creador y no de los milagros.
Si no fuera así, no exhibiera una productividad por hombre de más de 22 000 pesos, 1 480 pesos de salario medio, una ganancia superior a los nueve millones, y dos millones de CUC por concepto de ventas a 254 instalaciones turísticas diseminadas por el territorio nacional y sus cayos adyacentes.
Vista en cifras, La Cuba anda a toda marcha, pero urge quitar las piedras para que se haga más expedito el camino de la nueva inversión.



















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JuanE dijo:
1
27 de noviembre de 2015
08:47:20
ANGEL dijo:
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27 de noviembre de 2015
08:48:08
ROBERTO dijo:
3
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11:03:13
DALA dijo:
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11:30:47
Nébuc dijo:
5
27 de noviembre de 2015
11:47:30
Manuel Alvarez Larramendis dijo:
6
27 de noviembre de 2015
14:02:57
leandro dijo:
7
27 de noviembre de 2015
14:37:11
Alejo dijo:
8
27 de noviembre de 2015
16:25:10
Carlos Alberto dijo:
9
28 de noviembre de 2015
01:24:13
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