CAMAGÜEY.—Por sus destacados aportes en la promoción y preservación de la cultura, tradiciones e idiosincrasia azucarera, los ingenios-museos Patria o Muerte, de Morón, en Ciego de Ávila, y Marcelo Salado, de Caibarién, en Villa Clara, obtuvieron este año el Premio de Patrimonio Histórico Azucarero.
El alto estímulo, que otorga la comisión nacional rectora, le fue conferido también, como personalidad, a Pedro Pablo Acosta Pérez, destacado investigador y eminente agrónomo con una trayectoria laboral de más de 50 años siempre vinculado a ese vital sector productivo.
La entrega de los galardones, efectuada en el Centro de Convenciones Santa Cecilia, de esta ciudad, tuvo lugar en el contexto del XVI Encuentro Nacional de Patrimonio Histórico Azucarero, a cuya jornada de clausura asistió Jorge Luis Tapia Fonseca, primer secretario del Partido en Camagüey.
Liobel Pérez Hernández, jefe de la oficina de comunicación institucional del Grupo Empresarial Azcuba, explicó que esta vez se presentaron a concurso más de 500 trabajos, elaborados por hombres y mujeres que ofrecieron sus testimonios sobre el devenir de una industria que es parte misma de la identidad nacional.
Con la obra Herederos del Camagüey, una indagación sobre la historia del sector azucarero en esta provincia hasta la división político-administrativa establecida en 1976, fue premiado Antonio Reyes Caballero, quien recibió además un reconocimiento del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural.
En la categoría de obreros sobresalió Modesto Ronquillo Ramos, de Las Tunas, con el trabajo Huellas de la inmigración y su incidencia en el central Elia, mientras María Eugenia Solar Navarro, de Villa Clara, resultó galardonada por su investigación acerca del patrimonio azucarero en Caibarién.
En el acápite de niños y jóvenes, conquistaron premios la holguinera DianelisYanara Antúnez con Las historias de mis abuelos (un acercamiento a la trayectoria del central Urbano Noris)y Yailín Pino López, de Camagüey, quien indagó sobre el antiguo ingenio Florida, hoy Argentina.
Los participantes tuvieron oportunidad de visitar, en Esmeralda, el central Brasil, antiguo Jaronú, y su batey, declarado Monumento Nacional por el extraordinario grado de conservación de las edificaciones y el protagonismo de sus pobladores en las luchas obreras antes del triunfo de la Revolución.
Al resumir las sesiones del evento, Tapia Fonseca se refirió a la importancia de revitalizar la agroindustria azucarera y llevarla al tope de sus potencialidades productivas, para lo cual resulta indispensable mejorar la atención integral de las comunidades y de los trabajadores del sector.
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raquez dijo:
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24 de noviembre de 2015
14:42:06
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