
Eran las dos de la tarde del 21 de octubre y a pesar del calor y el sol que abrasaba el paseo General García en la ciudad de Bayamo, la cola —más parecida a un tumulto— continuaba con el mismo vigor que desde bien temprano en la mañana.
Todos querían comprar un módulo de inducción, no importaba si en la casa se cocinaba con gas o electricidad, como dijeron algunas personas interrogadas; la oportunidad de adquirir estas cocinas rápidas y eficientes, con su menaje y a este precio —bastante aceptable, comentaban—, era algo que no se podía dejar pasar.
Lo visto en Bayamo fue una imagen que se reiteró una y otra vez en los territorios en los cuales comenzó la venta del módulo de las cocinas de inducción. Más o menos las personas, la organización y otros factores, variaron de provincia en provincia, pero el denominador común de esta experiencia estuvo en la aceptación por parte de la población, reflejada no solo en los niveles de venta, sino también en el reclamo de que se expendan aún muchos más equipos.
En un encuentro de Granma con directivos del Ministerio de Comercio Interior (Mincin), de la Empresa Divep y especialistas de la Empresa Industria Electrónica —organismos encargados de la producción, distribución y comercialización de las cocinas de inducción— se explicó la marcha de esta medida de la Política de Cocción de alimentos en el país.
En las provincias donde se inició la comercialización del módulo de cocinas de inducción, del 19 de octubre al 4 de noviembre ya se han vendido 83 951 equipos (cocina y menaje). Los territorios de Santiago de Cuba y Las Tunas recibieron la asignación total prevista para este año, en las demás provincias (Pinar de Río, Holguín, Granma y Guantánamo, esta última con apenas dos días de venta) se deberá completar la cuota fijada durante el resto del mes.
UNA VENTA ORGANIZADA
Con el objetivo de mejorar las condiciones de la cocina hogareña, ofrecer una opción más para facilitar el proceso de elaboración de los alimentos y elevar la eficiencia en el uso de la energía eléctrica, a partir del día 20 de octubre, 41 establecimientos fueron habilitados en los ocho municipios de Las Tunas, para la venta de las cocinas de inducción y su menaje.

En esta primera etapa, dada la cifra aprobada para la venta, se benefició el 8 % de los núcleos familiares, y hoy solo quedan en la red los reservados para créditos bancarios y los destinados a devoluciones por roturas.
De acuerdo con Odalys Marchan Hervas, directora de Comercio, se aplicaron varias medidas destinadas a evitar el acaparamiento. Para el logro de ese objetivo, los interesados debían presentar la libreta de abastecimiento y una vez adquiridos los productos, se les anotó en un registro colocado en cada centro, bajo la denominación de módulo vendido. Ello permitió que fluyera el proceso, sin que se conociera la mediación de revendedores.
Similar procedimiento se aplicó en Santiago de Cuba, territorio al cual no obstante contar con más de un millón de habitantes, solo le fueron asignados 13 000 módulos.
Emilio McIntosh Cabrera, subdirector de Ventas de Mercancías del Grupo Empresarial de Comercio en la provincia, precisó respecto a la organización del proceso que luego de expender las primeras 9 492, actualmente se completa la cifra planificada.
Según añadió, para la venta de esas más de 9 000 primeras cocinas, a partir del 20 de octubre, fueron habilitadas 28 unidades, que incluyeron diez entre la Ciudad Héroe y sus poblados, así como no menos de dos tiendas por los restantes ocho municipios.
En la vecina provincia de Holguín comenzó la venta cuando se contó con el 70 % de estos en los 63 mercados industriales del territorio. Al iniciar esa operación el 19 de octubre, entre todos los municipios estaban disponibles 16 700 junto con los modelos de propiedad y garantía, asegura Rafael Torres Martínez, director comercial de La Universal Holguín, entidad proveedora.
“El 30 % restante hasta completar los 23 800 asignados comenzó a distribuirse desde el martes 2 de noviembre, tarea que continuará en los próximos días para satisfacer a parte de las personas que desean comprarlos”.
Omer González, director Comercial del Grupo Empresarial de Comercio, plantea que “aunque es una venta liberada, establecimos un procedimiento regulatorio. Lo primero fue determinar que se vendiera una por cliente para evitar el acaparamiento. Así la persona interesada en adquirir el módulo presenta la libreta de abastecimiento”.
En su opinión el procedimiento regulatorio ha reportado beneficios, porque no se han detectado reventas.
En cuanto a la distribución del 30 % pendiente tras la venta inicial, González confirmó que está en marcha. Para esta ocasión quedará fuera el municipio de Moa, que recibió la totalidad de las que le correspondían, informa Omer.
Explica que para la compra en general está instaurado que el producto puede ser adquirido en efectivo o a través de créditos bancarios. Al cierre de esta información 108 módulos se habían vendido por la segunda vía. “El cliente presenta los documentos en el establecimiento que le separa durante cinco días la cocina con su menaje y en ese periodo hace los trámites con el banco, regresa con el cheque y se retira con sus artículos”.
Varias son, sin embargo, las insatisfacciones reportadas en el municipio de Holguín. Aquí no son pocas las personas que se quejan porque los módulos ofertados resultan insuficientes en relación con la cantidad de residentes, sobre todo en la capital provincial.
La situación provocó en los establecimientos colas y desespero, lo cual fue aprovechado, según denuncias de clientes, por personas que se hicieron de dinero por la comercialización de turnos. Otros piden que en próximas ocasiones se les ofrezcan informaciones que van más allá del anuncio del inicio de las ventas.
Omer aclara que a la ciudad le correspondieron en un inicio 5 205 módulos, cifra que será completada en breve con la asignación de unos centenares más. Se debe a que sus habitantes, igual que sucede en Moa, tienen acceso a la venta liberada de gas licuado, beneficio que no existe en los otros municipios que sí han sido priorizados esta vez con los nuevos artículos de cocción de alimentos.
Si bien los criterios mayoritarios recogidos por Granma fueron positivos en cuanto a la manera de organizar la venta, queda claro que, por la demanda, las cantidades comercializadas han resultado insuficientes y ello siempre es caldo de cultivo para los especuladores y los pícaros.
En el punto de venta La Experimental, de Bayamo, Maricela Oduardo comentó a nuestra reportera cómo una persona le propuso venderle el módulo a 700 pesos, mientras que en Los Buenos Precios, otro centro comercial de la ciudad, le propusieron un turno en tres pesos convertibles (CUC).
Algunos como la santiaguera Annia Acosta Álvarez —quien llegó a la tienda Orlon a las siete de la mañana y compró pasadas las tres de la tarde— relatan problemas que escapan a la organización de las entidades comerciales, pero que igualmente afectan a la población. “Todo hubiese sido más rápido, pero hubo quienes colaron a sus amistades, y no faltaron los que se hicieron pasar por impedidos físicos o donantes de sangre, condición cuyos carnés consiguen y hacen uso indebido personas insensibles”, relató.
Por tales razones hubo quienes tanto en Santiago como en Las Tunas y Holguín, respaldaron el criterio del granmense Yasel Guerra de que lo ideal hubiese sido la venta de los módulos en las bodegas por núcleos familiares, desconociendo que se trata de un producto que no está designado o es de obligatoria adquisición, y que el andamiaje que requeriría una distribución de esa índole sería demasiado costoso e inoperante en las condiciones actuales.
LA COMUNICACIÓN, TODAVÍA INSUFICIENTE
De estas opiniones también se desprende que, aun cuando a nivel nacional hubo varios espacios en los medios para la información sobre la venta de estos equipos, en las localidades, donde más falta hacía, la comunicación fue insuficiente o poco efectiva.
Para la granmense Julia Arias Estrada, lo peor en este proceso ha sido la desinformación, porque las personas no saben a quién recurrir para tener una respuesta clara sobre la existencia o no en los almacenes de Granma de otros equipos.
Explicar más el hecho de que la distribución no se hiciera de acuerdo con la cantidad de población de los territorios, sino en correspondencia con la matriz de cocción de los alimentos, habría contribuido un poco a despejar dudas en torno a ese asunto, que el equipo de este diario encontró en la realización de este trabajo.
En Santiago de Cuba, por ejemplo, la amplia divulgación ofrecida en el primer ciclo sobre las ventajas del módulo y los sitios donde adquirirlos, generó grandes expectativas; mas en esta segunda etapa de la comercialización de las cocinas y su menaje, la información acerca de la sensible disminución en la oferta y número de tiendas resulta la principal inconformidad percibida.
Lo mismo ocurre con los locales destinados a la venta y la cantidad de personas en función de esta actividad en cada una de las unidades, otro reclamo reiterado en varios territorios y ante el cual no siempre hubo receptividad o explicación pertinente del porqué de esas decisiones.
MÁS QUE ROTURAS…
Aun cuando las roturas no han sido el talón de Aquiles de la venta en el territorio oriental, al igual que en Pinar del Río, como publicara Granma en días pasados, también ha habido incidencias de este tipo, especialmente con las cafeteras. No obstante, lo importante es atender a cada caso y brindar adecuadamente el servicio de garantía y postventa.
Rafael Torres Martínez, director comercial de La Universal Holguín, explicó que en el caso de esta provincia, con el fin de reponer los rotos, sobre todo las cocinas, ya se habían emprendido las reclamaciones pertinentes a su proveedor, es decir Divep. Una pequeña cantidad, que se corresponde con el 1 % establecido para estos casos, dice, llegó con los cristales rotos, situación que atribuyen principalmente a problemas presentados durante la transportación.
De acuerdo con la evaluación hecha hasta hoy en ese territorio, además de las roturas que son mínimas, tanto de las cocinas que se han puesto en uso en los hogares, como las recibidas en los establecimientos comerciales con desperfectos, las insatisfacciones se concentran en la poca capacidad de las cafeteras y la no inclusión en el módulo de una olla de presión, artículo siempre apreciado para elaborar platos criollos, entre ellos los potajes.
Pero en Santiago de Cuba salta una alerta que no se puede desdeñar: la necesidad de brindar una mayor instrucción a los clientes sobre el manejo de las cocinas, pues entre el reducido número de las que han retornado en esa provincia por supuestos desperfectos, más del 70 % se deben a la incorrecta manipulación, según explicaron los especialistas.
Sobre este tema explicó a Granma Pilar Fernández González, especialista principal de venta minorista del Mincin: “Del total de módulos comercializados, apenas un 0,4 % ha presentado roturas que han sido detectadas en el momento de la prueba antes de la venta al cliente, lo cual ha garantizado que la población no se lleve equipos con desperfectos técnicos”.
“Las fallas que se han presentado en las cocinas puestas en las unidades de la red de venta minorista no han ocasionado la baja técnica, salvo dos o tres cocinas con cristal roto a partir del proceso de manipulación o embalaje. Las incidencias reportadas han estado asociadas fundamentalmente a bajo voltaje en el momento que se hace la prueba, descuidos en el procedimiento de encender la hornilla o a roturas físicas y, en el menor de los casos, a presumibles desperfectos electrónicos. En general, hay que reconocer, son equipos de alta tecnología y calidad”, subrayó Sara Vidal Pita, directora de venta minorista del Mincin.
“En algunos casos se han reportado deformaciones en el fondo de las cafeteras (importadas), lo cual se considera un defecto de fábrica y por tanto se repondrá a los clientes durante los primeros 30 días. También se han informado roturas en las tapas de los menajes; todo esto está siendo repuesto en las unidades de la red de venta minorista. Lo que está claro es que a la población no se le puede expender ningún artículo defectuoso”, aseveró Miguel Ramos Martínez, director comercial de Divep.
Los representantes de la Industria Electrónica, la Empresa Divep y el Mincin, tres eslabones fundamentales en la cadena de comercialización, comentaron el seguimiento riguroso de las afectaciones que —por las causas expuestas anteriormente— se están produciendo antes y durante la venta.
SERVICIOS DE GARANTÍA Y POSTVENTA
Xiomara Ordóñez Rodríguez, directora nacional de Servicios Técnicos y Personales de uso doméstico del Mincin, explicó las opciones de reposición o reparación que tiene la población ante problemas que se pueden dar a partir de la compra del módulo.
“Si la rotura se produce durante los tres primeros meses posteriores a la compra, los técnicos de los talleres de servicios están habilitados para revisar y certificar el origen del desperfecto, que en los casos de baja técnica se reponen de acuerdo con los términos de la garantía. En este particular el cliente puede decidir no reponer su equipo, ante lo cual se le devolverá íntegramente lo pagado en la compra inicial.
“Cuando la rotura es responsabilidad del cliente y no un desperfecto de fábrica, entonces no se considera parte de la garantía y se aplica el concepto de postventa. En los mismos talleres técnicos se detecta la rotura y se repone el subconjunto roto.
Tanto la pieza repuesta como la mano de obra tienen precios establecidos en una resolución del Mincin”.
En cuanto al tema de adquisición de las piezas de repuesto, la directiva enfatizó en que se previó —incluso antes que se distribuyeran los módulos en los territorios— llegaran a los talleres todo ese material. También se indicó que se habilitaran estratégicamente los talleres más próximos a la red de venta minorista para facilitar a las personas sus trámites.
Para aclarar en torno a la permanencia de estos módulos en la red minorista y las posibilidades de acceso a largo plazo, Iván Barreras Fernández, director general de la Empresa Industria Electrónica, argumentó que es un proceso de entrega gradual, y que en la medida que aumenten las producciones y las importaciones, continuará la distribución y la venta minorista donde no se ha completado la asignación anual y en el resto de las provincias no incorporadas.
Ante la preocupación de la población de la no presencia en el menaje de la olla de presión, artículo de amplio uso en la cocina cubana, explicó que la cocina de inducción está pensada como alternativa y complementario a las otras formas de cocción, por ello contiene un set muy básico.
La industria tiene un programa que cumplir en cuanto a la producción de cocinas de inducción, que forma parte de la Política de Cocción de alimentos, para que la familia cubana pueda disponer de opciones para cocinar. Entre las proyecciones se ha previsto un volumen promedio —tanto de producción anual como de importación— que garantice la presencia en la red comercial de unas 284 000 cocinas y su set de menaje.
Sin lugar a dudas la aceptación del módulo de inducción apunta hacia la necesidad de que la industria continúe incrementando los esfuerzos para poder acercarse más a la satisfacción de la gente. Un aumento de los productos es la única respuesta que verdaderamente contribuirá a frenar los impulsos de especuladores y pícaros, y eliminar, por consiguiente, mecanismos como el uso de la libreta de abastecimiento; que si bien contribuyen a organizar, puede limitar el acceso a los equipos de un grupo de familias que conviven bajo el mismo núcleo.
La experiencia, no obstante, podría calificarse de positiva, eso sin dejar de mirar a los aspectos pequeños y solubles, como la comunicación, que en ocasiones empañan los más grandes esfuerzos.

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taylin dijo:
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6 de noviembre de 2015
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