TRINIDAD, Sancti Spíritus.—Los recientes aguaceros registrados sobre todo en las lomas del Escambray no cambiaron mucho el panorama de la sequía en Trinidad, pero al menos reactivaron la principal fuente de abasto de agua a la ciudad —los manantiales de Juan de Letrán, en las estribaciones de la cordillera— que por estos días permite un bombeo de hasta 110 litros por segundo, muy superior a los cinco que llegó a reportar en marzo y abril.
Fuentes del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos precisaron que ello no significa en modo alguno que en la zona quedaron resueltos todos los problemas derivados de la falta de precipitaciones, pues tanto la villa como la infraestructura turística de la península de Ancón dependen también de un sistema de pozos que aún permanecen deprimidos como consecuencia de las recurrentes sequías que han menguado considerablemente la cuenca subterránea.
Como parte de las medidas adoptadas para paliar la situación, en el territorio se mantiene permanente vigilancia sobre las cuencas y las fuentes de abasto, además de reducir los horarios de bombeo, desconectar varios sistemas de los que abastecen organopónicos y plantas de fregado y trabajar en la supresión de salideros y en la elevación de la cultura del ahorro y la disciplina de la población.
Más de 12 millones de pesos han sido invertidos hasta ahora en Trinidad como parte del programa integral de rehabilitación hidráulica que se ejecuta en esta ciudad, el cual incluye tanto el mejoramiento de los sistemas de abasto de agua, como la creación de infraestructuras para la recogida y el tratamiento de los residuales, todo valorado en más de 50 millones de pesos.
Además de aprovechar las fuentes tradicionales de abasto —San Juan de Letrán, Santiago Escobar y los llamados pozos del oeste—, el proyecto contempla la incorporación de una gran conductora desde la zona de Algaba, que en un futuro debe convertirse en el principal surtidor de la cabecera, los poblados periféricos y la creciente infraestructura turística.
Aunque Trinidad representa una de las zonas más afectadas por la falta de precipitaciones, no es la única que la padece en la provincia de Sancti Spíritus, donde según fuentes oficiales, la mayoría de las presas, micropresas y tranques están en niveles muy bajos; decenas de comunidades han visto agotadas sus fuentes habituales y más de 14 000 cabezas de ganado reciben el agua en pipas.



















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