La siembra es una de las labores que más encarece los costos en la agricultura cañera, obligada, por tanto, a enfrentar esa realidad con favorables niveles de rendimiento.
Esta gestión deviene en el principal sostén para alcanzar cada día zafras más largas y aprovechar al tope los insumos dedicados a la caña. Si esto es posible, el corazón azucarero latirá cada día mejor.
Prueba de lo antes señalado son las cuatro cooperativas de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) que en el central Jesús Rabí, de Calimete, Matanzas, rebasan las 80 toneladas de materia prima por hectárea.
Este resultado se diferencia de algunos como la Julio Antonio Mella, del propio municipio, que aún no llega a las 50 toneladas por hectárea. No es un saldo despreciable, pero sí inferior al de las punteras.
Los dirigentes de la ANAP elogian la sistemática labor organizativa de la cooperativa Cuba Socialista, de Madruga, en Mayabeque, que pese a las difíciles condiciones topográficas de sus zonas de abasto, se acerca a las 80 toneladas por hectárea.
Ejemplos positivos como estos y mucho más pueden obtenerse pese a las conocidas limitaciones, e incluso afectaciones, en la humedad de los suelos.
El sabio cubano Álvaro Reynoso afirmó, en varias de sus obras, que la verdadera fábrica de azúcar está en el campo. De ahí que la batalla económica de hoy en este sector radica en incrementar de forma pareja, las toneladas de caña por hectárea, algo posible según lo demuestran unidades que hasta triplican los registros.
Por lo general se insiste en medir los avances, en las áreas de fomento, según la superficie sembrada. Esto es importante para el futuro abasto de los ingenios al facilitar la reposición de los campos en mal estado y con rendimientos pobres. Es imprescindible, por eso, la valoración integral de la tarea.
Conocer de primera mano los niveles de pérdidas en el proceso, como sucede en los colectivos de la vanguardia, la composición varietal y sus características, el grado de germinación y la población de los campos (cepas por hectárea) son elementos que demandan lo máximo.
Preparar los suelos como fijan las normas, garantizar las láminas de tierra que cubren las semillas, certificadas o registradas y tener adecuado nivel de humedad es cumplir las disposiciones de los técnicos del grupo Azcuba.
COMENTAR
Responder comentario