La actual es la etapa en que, por tradición, se garantiza la caña de la próxima zafra. Esto, por lógica, requiere que, parejo a las atenciones culturales, existan condiciones climáticas favorables para asegurarle a los suelos, en el momento ideal, la tan necesaria humedad.
Entre agosto y octubre es cuando los tallos toman su mayor grado de madurez, hoy en cambio, la carencia de humedad frena la siembra y evita que los plantíos de fomento alcancen la germinación que debieron tener.
Precisamente de enero al pasado julio el régimen de lluvia fue inferior a la lámina histórica y la situación se hizo más aguda entre mayo y julio, meses cruciales en el futuro cañero. En ellos cayeron poco más de 36 milímetros, o sea, el 73 % del promedio histórico.
La organización y, en sentido general, una mayor disciplina y explotación de los sistemas de riego son indispensables más que nunca en la creación de condiciones para obtener mejores rendimientos en las plantaciones.
Extremar los cuidados en la aplicación de los nutrientes, y hacerlo en su justo tiempo, es también importante en esta etapa.
Cierto es que todavía resta bastante para el inicio de la próxima zafra, pero los propios cañeros saben que están contra reloj al no tratarse de una labor acumulativa: es imposible saldar después de octubre lo dejado de hacer a partir de mayo, pues los daños de un mes no se solucionan en el siguiente.
Los antecedentes de las diferentes provincias confirman que los trabajadores del sector, con los técnicos del grupo Azcuba al frente, han apelado a su sabiduría y experiencia en situaciones así para aprovechar al máximo la poca agua disponible. Lejos de darse por vencidos, apelan a sus conocimientos prácticos para tratar de revertir la realidad de hoy y aprovechar cuanto aguacero aparezca.
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pedruco dijo:
1
21 de agosto de 2015
10:41:06
BDPZ dijo:
2
21 de agosto de 2015
13:42:38
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