
MATANZAS.—Por estímulos diversos, sobre todo por la atención y la calidad de los alimentos, muchos matanceros visitan el restaurante El Polinesio, situado en la cima de uno de los edificios más altos de la ciudad, con una vista privilegiada de la bahía yumurina.
La preferencia por ese sitio ha sido aún mayor en esta temporada veraniega. “Este año han venido de todas partes, sobre todo de Mayaquebe, La Habana y Villa Clara, sostiene Ibis Ortega, la económica del centro.Hemos tenido una demanda total, como nunca. Quienes vienen por primera vez quedan complacidos, así sucede con los vacacionistas de visita en la provincia”.
A excepción de las playas, el mayor y más asequible divertimento para los matanceros en la etapa estival, este es uno de los lugares codiciados para recrearse y comer sin necesidad de hacer grandes gastos, comenta Pedro Hernández, licenciado en Cultura Física, quien escogió este lugar para celebrar el cumpleaños de su novia.
Los usuarios más asiduos lo hacen estimulados por la oferta de mariscos. Es el motivo al parecer de los Gutiérrez Viera, una familia de maestros residentes en el sur de la provincia, quienes visitan el lugar varias veces al año. Aseguran que es su sitio preferido para pasar un buen rato.
Señala el más pequeño de la prole que otro atractivo del centro es su plato líder, la paella, muy solicitado por los consumidores. “Oiga, es muy difícil que alguien se despida desilusionado de este lugar”.
La admiración se confirma por el hecho de que el 80 % de quienes visitan la unidad es repitente. Es en efecto el mejor medidor de nuestro trabajo, nos dice cómo estamos, explica Ernesto Curbelo Ortega, el administrador del restaurante.
Además de la variada oferta y la calidad de la comida, de los méritos en términos culinarios, lo que más apreciamos en este lugar es la disposición de sus empleados, las buenas maneras, ese encanto personal de los meseros que hace más grata la estancia, reconoce con una expresión de gratitud la profesora Orquídea, la más longeva de la familia Gutiérrez Viera.
Para Curbelo Ortega la valía de la preferencia cada vez más creciente por El Polinesio radica “en la organización, capacitación del personal, su sentido de pertenencia, el trabajo en equipo y la constante preocupación por los más jóvenes trabajadores, muchos de los cuales son muchachos en adiestramiento que retribuyen el esfuerzo nuestro con su dedicación y calidad en el servicio”.
Comenta que los clientes admiran además el trato, limpieza y decoración del salón, así como la calidad y la diversidad de la oferta, elementos distintivos de un colectivo que pese a su juventud sobresale por su laboriosidad y una ética que el sector gastronómico reclama para todas sus unidades. Otra cosa que no pasa inadvertida y agradecen los comensales es que los precios no son tan altos como en otros establecimientos.
Aunque lo más llamativo para los clientes es el plato a base de pescado y mariscos, también brindan variantes derivadas de aves y cerdo, lo que hace más atractiva la carta de la casa. El convite es también sugerente en el área del bar.
Cada día, con mayor peso en el verano, llegan unas doscientas personas al Polinesio, especializado en productos del mar. Entonces, luego de un chapuzón en el litoral de la ciudad, muchas personas deciden disfrutar de una paella u otro plato exquisito y apreciar los encantos de la tricentenaria ciudad desde la cresta del edificio de 13 plantas.
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tomyone dijo:
1
20 de agosto de 2015
18:16:13
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