
El paso del tiempo no ha hecho olvidar a Bárbara Isabel su ingreso a las filas de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) cuando solo era una adolescente, y a pocos años de fundada la organización, el 23 de agosto de 1960. “Todavía no era del todo invidente, y recuerdo que fui a inscribirme acompañada por mi familia, de origen campesino. Desde entonces he participado en tres congresos”, dijo a Granma quien además es miembro de la Asociación Nacional de Ciegos (ANCI), y presidenta de su delegación provincial en La Habana.
“La FMC ha significado mucho para mí”, admitió acompañada de otro grupo de federadas y representantes de la ANCI, la Asociación Cubana de Limitados Físico-Motores (Aclifim) y la Asociación Nacional de Sordos de Cuba (Ansoc), en un encuentro realizado este viernes en la Casa del Alba Cultural, que sirvió para abordar no solo los vínculos de trabajo entre la organización y las asociaciones, sino también para tratar de desafíos y cuentas pendientes, como parte de las actividades por el aniversario 55 de la FMC.
Intervenciones relacionadas con el envejecimiento de la población cubana y la necesidad de contar con un código de la vejez, el papel de los medios de comunicación en el llamado para eliminar “barreras mentales y arquitectónicas”, y el trabajo que todavía puede hacerse por las administraciones y entidades estatales en el incremento de los anuncios sobre prioridades y derechos de las personas discapacitadas, matizaron el intercambio.
María Josefa, miembro de la Ansoc, refirió la necesidad de que desde la FMC se incrementen los cursos sobre maternidad, enfermedades de transmisión sexual, entre otros temas enfocados particularmente en las necesidades de los discapacitados, y se preparen instructores en las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia para impartirlos.
Por otra parte, Doralis Morris, de la ANCI, expuso la importancia de implementar acciones en las comunidades para la atención a la mujer con discapacidad.
“El momento en que estamos enfrascados exige cada vez más encontrar en esos espacios iniciativas para la gestión y la atención social. Se trata también de trabajar para eliminar estereotipos, prejuicios y algunas concepciones que ven a las personas con discapacidad solo como necesitadas de cuidados, y no como protagonistas, y partícipes activas”, argumentó en ese sentido Isabel Moya, directora de la Editorial de la Mujer.
Sobre el trabajo de la FMC con los distintos sectores de la sociedad que aglutina, explicó que es importante determinar las particularidades de cada uno para poder hacer un trabajo diferenciado. “Por eso este encuentro —en el marco de las celebraciones por nuestro aniversario— es tan especial, porque no solo demuestra el protagonismo que tienen las mujeres en la sociedad cubana, sino además permite proponerle al Estado determinadas políticas e ideas demandadas por ellas”.
Moya dijo a Granma que el desafío mayor hoy está en la cultura, porque asistimos a la supervivencia de determinados prejuicios.
Asimismo, Mabel Ballesteros López, presidenta de la Aclifim, sostuvo que, con 35 años de trabajo, la asociación reúne a más de 36 000 mujeres, y de ellas el 80 % ocupa responsabilidades. “Hemos estado motivadas en el ejemplo de Vilma, de mujer virtuosa, paciente, y ese mismo espíritu ha estado presente siempre en nuestras relaciones de trabajo, en la defensa por los derechos de las féminas y la equiparación de oportunidades”.
En el encuentro participaron además Mayra Díaz, funcionaria de la esfera ideológica del Comité Nacional de la FMC; Rafael Martínez, presidente provincial de la Ansoc; Tatiana Chkont, metodóloga de la enseñanza especial del Ministerio de Educación, y Jorge L. Cala, vicepresidente de la ANCI.



















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