MAJIBACOA, Las Tunas.—La producción de azúcar en Cuba ha sido históricamente un renglón industrial que mucho ha aportado a la economía y a la sostenibilidad del país. Sin embargo, aparejado a ese proceso, se encuentra la utilización de los derivados, esenciales para proveer materias primas a otras industrias que también son vitales en el desarrollo de la nación.
La cera, por ejemplo, es uno de esos derivados que en su estado más puro, tiene cientos de aplicaciones, sobre todo, para la fabricación de medicamentos tan demandados como el Policosanol cubano, conocido popularmente como PPG. Es por ello que en el país funcionaron hasta los años 90, diez plantas de refinación de cera, vinculadas a centrales azucareros que respondían a las demandas nacionales e internacionales.
Con la caída del campo socialista y la llegada del llamado periodo especial, la comercialización de este producto, como tantos otros, se vio afectada, produciéndose una saturación del mismo en el territorio nacional. Ese fue el motivo por el cual las plantas fueron cerradas, bajo la orientación de conservarse para el momento en que la materia prima una vez más escaseara, y fuera necesaria la reapertura de algunas de ellas. Ese es el caso de la ubicada en el municipio tunero de Majibacoa, que después de 20 años dormida, hoy enfrenta un proceso de reanimación con el objetivo de incorporarla al proceso productivo en el 2016.
CUATRO AÑOS DE INTENSO TRABAJO
Aunque las reservas de cera refina en el país eran muy elevadas, este recurso comenzó a dar alertas de agotarse. Por ello, luego de un profundo estudio que comprendió a todas las plantas cerradas en el país, se decidió presupuestar la reanimación de la majibacoense, no solo por su alto grado de conservación, sino por la calidad de las producciones que otrora salían de ella.
Fue por ello que desde el 2011 se iniciaron paulatinamente las acciones para su recuperación bajo el apadrinamiento de Azcuba, con un presupuesto total de tres millones 200 000 pesos. Con ese respaldo económico y en la medida en que la entrada de recursos así lo ha permitido, hoy la planta se encuentra a un 60 % de avance físico, gracias también al esfuerzo de sus trabajadores.
No obstante, la reanimación muestra ciertos atrasos, pues en el transcurso de la inversión varios objetos de obra no han recibido los recursos necesarios para su puesta en marcha. De acuerdo con Alaín Mejías Breff, jefe de la planta, en ese caso se encuentran el área de fabricación, la base energética, el área de refrigeración de alcohol, el sistema contra incendios, el laboratorio y algunas obras civiles.
La situación más crítica se presenta hoy con las máquinas separadoras, de las cuales cinco están previstas para esta etapa, pues se carece de juntas, sellos y rodamientos especiales para las mismas. Otra preocupante es la insulación de los tanques (revestimiento térmico), y la entrada del módulo de laboratorio, del cual no se ha recibido respuesta hasta el momento. También falta la máquina de refrigeración, fundamental para el proceso de refinación de la cera, que debe llegar en el mes de diciembre.
No obstante, según Adalberto Avilés Tamayo, especialista principal del grupo de Automática de Zeti (Empresa de Servicios Técnicos Industriales), que trabaja en la obra, se han logrado importantes avances en el montaje de la instrumentación de campo (válvulas automáticas, transmisores, sensores) y la parte de refriegración de alcohol ya está en proceso de terminación. Lo mismo sucede con los paneles de los cuartos de control.
De mantenerse este ritmo de trabajo, y si los recursos no fallan, en el mes de diciembre se podrá realizar una prueba de producción, y poner la planta en funcionamiento para el nuevo año.
PERSPECTIVAS PARA OBTENER RESULTADOS
Aunque el proceso de reanimación continúa, ya la materia prima esencial está en total disposición. De acuerdo con Miguel Campos Ramírez, jefe del departamento de derivados del central Majibacoa, existen en almacén unas 850 toneladas de cera cruda, que servirán para garantizar las producciones de los próximos cinco años. Se cuenta además con un total de 15 trabajadores, capacitados de acuerdo con la función que realizan, que han ganado en experiencia también por sus labores a pie de obra.
La planta mantendrá al Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC) como su principal cliente, por lo que la cera refina estará dirigida a las industrias Biotecnológica y Farmacéutica, debido al alto peso molecular del alcohol que se extrae de ella.
El anhelo de todo el colectivo es ubicar una vez más a Las Tunas como una provincia destacada en la producción de derivados de la caña de azúcar, y mantener la alta calidad que 20 años atrás tuvieron sus producciones.



















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Adalberto Cutti dijo:
1
7 de agosto de 2015
10:14:26
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