ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Las labores en el astillero han permitido devolver la vitalidad a numerosas embarcaciones. Foto: Romero Cruz, Yusmary

ARTEMISA.—Donde el aire huele a mar, jus­to al borde de la bahía, en el poblado pesquero de Cabañas —perteneciente al municipio de Mariel—, trabajadores de la Empresa As­tilleros Roberto Nodarse pasan cada jornada en compañía de las embarcaciones, las mis­mas que devolverán a su lugar de origen, una vez listas.

Con más de cuatro décadas de fundado, el centro atesora varios resultados: en los últimos siete años ha sido colectivo vanguardia nacional, y recientemente le fue otorgada la medalla Jesús Menéndez.

La reparación naval e industrial, son las actividades fundamentales que ocupan el quehacer de los más de 150 hombres y mujeres que han decidido seguir este camino.

DE BARCO EN BARCO
Fernando González es el trabajador que más tiempo lleva en la unidad y el de mayor edad; 43 años no han logrado despegarlo de este sitio.

“Empecé de pañolero y estuve en varias fun­ciones hasta ser jefe de producción. Eso me ha permitido tener dominio de diferentes áreas y ayudar con mi experiencia, en la me­di­da de lo posible. Desde junio del año pasado me de­sem­peño como técnico en metrología y control de la calidad”. Múltiples interrogantes sobre el quehacer del astillero, que co­no­ce al dedillo, puede responder.

Los clientes principales son Navegación Ca­ribe y Obras Marítimas, también reciben em­barcaciones de Guardafronteras y del Tu­rismo (yates que entran por la Marina He­mingway), y le brindan servicio a la cooperativa pesquera de la localidad.

“No obstante, puede acudir todo el que lo ne­cesite, de acuerdo con nuestras capacidades de varada”, aclara Deysi Lombillo, directora de Contabilidad y Finanzas.

“Algunas de las embarcaciones asumen el abastecimiento a la Isla de la Juventud, por lo que es muy importante concluir los trabajos a tiempo, al depender de estos medios el municipio especial”, agrega.

En el centro cuentan con tres brigadas: varado y reflote, pailería y soldadura, y la de apoyo.  En el momento de nuestra visita reparaban una grúa flotante, un barco pesquero, una lancha práctico y un pontón. “Una vez que finalizamos con la embarcación, debe tener dos años en el agua y regresar a nuestra unidad”, precisa Lombillo.

Entre las fortalezas de la empresa señala que todos los obreros que ejercen especialidades como soldadura, pailería y buceo, están homologados por el Registro Cubano de Buques, sociedad clasificadora encargada de esta labor.

Estudiantes de Cabañas son acogidos du­rante el periodo de prácticas, ya sean los que se preparan como técnicos de nivel medio o co­mo obreros calificados.

Eddy Sánchez se formó como soldador en el astillero, hizo las prácticas y ya acumula diez años rodeado de aceros y aire de mar; hace algún tiempo comparte con trabajadores ex­pe­rimentados como Gregorio Laza, José An­tonio Zamora y otros tantos, que han crecido pro­fesionalmente entre los barcos.

Lázaro Millán, secretario general del buró sindical, quien es pailero y está unido a la instalación hace 32 años, dice que esta se caracteriza por la estabilidad laboral, “la mayoría lleva bastante tiempo aquí”.

DEL ASTILLERO A LA INDUSTRIA
A la actividad industrial se dedican hace más de 15 años. “Cuando empezó a deprimirse la flota menor y la entrada de barcos tuvimos que movernos hacia este perfil, con el fin de mantener la fuerza de trabajo y el centro”, comenta González.

Atienden permanentemente con una brigada a la central termoeléctrica de Mariel y la de Santa Cruz del Norte; mientras, reparan puentes ferroviarios y viales con otra, pues son los responsables de acometer esta tarea en la región occidental. Además, había una tra­bajando en la estación central de ferrocarriles, y otra se encargaba de la limpieza de una em­barcación en la bahía de La Habana.

Entre las obras de más envergadura desa­rrolladas recientemente, Pedro Sordo, jefe de re­paraciones de obras industriales, menciona “un puente de ferrocarril que cubre la ruta de Guane a la ciudad de Pinar del Río, la cual estaba paralizada; y otro en Matanzas, por donde transportan la mercancía hacia la zona industrial de esa provincia”.

Las brigadas se simultanean acorde con las necesidades y a las especificidades del ob­je­to de obra.

En el 2014 cumplieron el plan de producción al 113 %, y “no hubo deterioro en ningún in­dicador de eficiencia”, sostiene Lombillo. Repararon 22 embarcaciones y cinco puentes (cuatro ferroviaros y uno vial). Mientras, en la presente contienda han de encargarse de 18 embarcaciones y diez puentes; ya habían con­cluido ocho y tres, respectivamente.

En el poblado acometen diferentes acciones, de albañilería y pintura fundamentalmente. A finales del pasado año laboraron en el policlínico, la Casa de Cultura, el preuniversitario y en tres consultorios.

Ahora, con nuevas motivaciones se su­man a las celebraciones por el Día del Traba­jador Marítimo Portuario, el cual tiene lugar cada 14 de junio.
Con el firme propósito de cumplir los planes productivos y ser cada vez mejores, estos hombres y mujeres de mar brindan, desde su espacio, su aporte a la economía.

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