
REMEDIOS, Villa Clara.—San Juan de los Remedios, la octava villa fundada por los españoles en Cuba, cumple su medio milenio el venidero 24 de junio, y lo hace rodeada de historias y leyendas, entre las cuales destaca el enfrentamiento de sus pobladores a los constantes ataques de filibusteros que pretendían saquear la comarca.
Por su posición geográfica cercana a la costa, Remedios atrajo siempre la codicia de los corsarios, situación que se agudizó hacia 1607, cuando se consumó la demarcación de la Isla en dos territorios; La Habana, que se convirtió en capital de Occidente, y Santiago de Cuba del Oriente de la Isla.
Esa circunstancia determinó que Remedios, Trinidad y Sancti Spíritus quedaran libres de gobierno; convirtiéndose así en los primeros pueblos autónomos de Cuba, circunstancia que favoreció el comercio de contrabando de sus pobladores con los corsarios, lo cual atrajo la apetencia de varios filibusteros que operaban en el Caribe.
Según María Victoria Fábregat, historiadora de Remedios, el primer ataque de que se tenga conocimiento ocurrió en fecha tan temprana como 1538, aunque el primero de gran envergadura ocurrió a inicios del siglo XVII; una expedición de piratas provenientes de las islas Tortugas, llamados “los hermanos de la costa”, quienes saquearon la villa, llevándose consigo algunas mujeres y hasta esclavos.
Cuenta la historia que ante el ataque, los remedianos, como era costumbre, se internaron en los bosques, situación que fue aprovechada por los forajidos para apoderarse de la iglesia, lo que afectó tanto al Obispo Sr. De la Torre que le costó la vida.
A medida que la jurisdicción iba ganando en esplendor, a partir de los negocios con tabaco, azúcar y pieles, la codicia de los aventureros se acrecentó sobre la zona, en especial Jean David Nau, más conocido como François l’Olonnais, también llamado El Olonés, uno de los personajes más crueles que asoló a Latinoamérica en ese periodo.
En la segunda mitad de ese siglo, el malvado bucanero atacó en varias ocasiones a la villa de Remedios, cometiendo todo género de depredaciones a sus indefensos habitantes, quienes, conocedores de la brutalidad del bandido, pidieron auxilio al gobernador de la Isla, Francisco Dávila de Orejón, quien envió un buque armado con órdenes de dar muerte a todos los tripulantes, excepto al jefe de los forajidos, a quien debían trasladar hacia La Habana.
Sin embargo, la pericia de Jean David Nau, le permitió, con solo dos canoas y apenas 25 hombres, capturar al buque español que traía diez cañones para su defensa y 90 marineros a bordo; de los cuales solo uno quedó con vida con el objetivo de que llevara un mensaje al gobernador de Cuba, acto salvaje que fue recogido por Alexandre-Olivier Esquemeling en su obra The history of the Buccaneers of America.
Años después de aquellos hechos, el terrible pirata volvió a saquear la villa, y aunque esa vez no hubo muertos, sí robó muchos objetos y catorce mujeres por las que pidió rescate.
Esos feroces ataques del temido bandido, junto a las incursiones de otros corsarios, fue lo que impulsó a varias familias remedianas a trasladarse más al interior de la geografía cubana para evitar ser víctimas de tanta ferocidad.
Es así como el 15 de julio de 1689, procedente de San Juan de los Remedios, llegó al Hato de Antón Díaz, núcleo inicial de lo que después sería la ciudad de Santa Clara, el grupo fundacional de esa urbe, aunque hubo otros elementos de carácter económico que también contribuyeron a esa transición.
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Roberto Simeon dijo:
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11 de junio de 2015
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EL DURO dijo:
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Lailin dijo:
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13 de junio de 2015
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