ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La operación manual del ensaque es una de las líneas que exige una pronta modernización. Foto: Dilbert Reyes Rodríguez

CEIBA HUECA, Granma.—Hace tres almanaques la zafra azucarera en la provincia de Granma intenta encontrar un paso que le garantice, de un modo definitivo, el cumplimiento de un plan creciente año tras año.

Sin embargo, al calor de circunstancias diversas, el panorama en esta campaña todavía no consolida la estabilidad añorada en la mayoría de los centrales: inversiones en un Grito de Yara que aún no armonizan con la inconstancia de su fuerza laboral; un Roberto Ramírez con una buena arrancada interrumpida 26 días por un incendio grande; un Arquímedes Colina en pos de vencer con el retraso de varios tropiezos; así como los altibajos de un Bartolomé Masó —ya paralizado— sin plantaciones que le aseguren caña suficiente para una molida continua y completa.

De todos, solo el Enidio Díaz, de Campechuela, salva la honrilla de cumplidor en tiempo y forma, y para la provincia oriental hace años que es garantía, no únicamente de “plan vencido”, sino también como reserva vital a la cual “echar mano” en momentos de contingencia: como cuando en la recuperación tras el incendio de Niquero molió la caña de allí, o como ahora mismo, en que asume parte de la deuda de la provincia con el aporte de algunos miles de toneladas sobre su cota, consumada a inicios de abril.


LOS NÚMEROS Y LOS HOMBRES
Casi una década entre los centrales cubanos más eficientes y siempre de los primeros en cumplir, pudiera ser el mejor y más redondo argumento para certificar que el Enidio Díaz Machado, de este poblado del municipio de Campechuela, le ha “cogido el golpe” a la zafra azucarera.

Aunque no es de los llamados “colosos”, tampoco es tan pe­queño como para caber en una urna de cristal que lo haga inmune a las carencias materiales, a la obsolescencia tecnológica o a alguno de esos desajustes de la cadena productiva azucarera, donde un eslabón depende en grado sumo de los otros: la agricultura, el tiro de caña y la extracción del grano final.

El “Enidio” también está bajo el influjo de las limitaciones objetivas, pero a diferencia de unos cuantos ingenios, allí existe una suerte de contrapeso subjetivo que lo equilibra todo, una fuerza en sentido contrario a los problemas, que hace años anuló el fantasma del incumplimiento y la ineficiencia.

Con la llegada de abril también pasaron las 24 713 toneladas métricas de azúcar, la cifra fijada para ellos en un plan nacional que ahora mismo pretenden rebasar en 6 000 más, con el compromiso adicional de mantener esos altos estándares de eficiencia basados en un rendimiento industrial cercano a 12, un aprovechamiento de la norma potencial sobre el 70 % y el sobrecumplimiento del resto de los indicadores fundamentales de la producción, entre ellos la generación y entrega de energía eléctrica.

Las razones de tanta estabilidad —convertida en tradición— son tan sencillas y elementales como la frase inicial de Benito Arias, el director de la industria: “Aquí el obrero sabe que lo de él es producir para ganar mejor, no hay otra interpretación”; aunque, por supuesto, la oración se traduzca en métodos de dirección, organización del trabajo, cualidad de la fuerza y atención al hombre.

Resalta el salario, la evidencia constante y sonante que mejor sintetiza esas palabras tan etéreas y difusas como “esfuerzo” o “dedicación”, que hace rato se sabe que influyen… pero no bastan: “La media de los 420 trabajadores llegó a los 2 700 pesos, más los 30 CUC de estímulo mensual”, afirmó Be­nito. “Suficiente que lo obtenga una vez, para que el obrero entienda que es posible trabajar y ganar lo justo, y entonces se dedique de verdad a su responsabilidad”.

“Nosotros consideramos clave que cada trabajador sepa la ganancia de la jornada”, explica Anabelsis Crespo, la joven económica del central. “No esperamos al mes o la quincena para que se entere de cuánto costó su sudor, sino que lo conozca en el marco estrecho del turno de 12 horas, para que lo compare con lo producido y se convenza si rindió al tope o pudo hacer más.

“Si hoy ganó cien pesos, mañana querrá ganar 140, o los 191 que un día mereció Orestes, el jefe de turno integral; de modo que el obrero tiene consigo mismo una emulación diaria, que se traduce en la preocupación personal porque el central no se pare, no se rompa la máquina que maneja, y si se rompe, el tiempo parado sea el mínimo. El hombre se siente dueño del problema”.

“Se trata de sacar la cuenta de todo”, acota Benito. “El colectivo se reúne al iniciar el turno siguiente y analiza profundamente las deficiencias de la sesión de trabajo anterior, se critican duro y anuncian las penalizaciones en su monto en dinero. Entiéndase que no es una metalización del trabajo, porque lo primero que logramos en la población industrial del Enidio es un ambiente familiar.

“Llevarse bien es un requisito indispensable aquí, sobre todo en la relación jefe y subordinado, basada en la confianza y la oportunidad a los más jóvenes. Ese principio nos permite lucir una permanencia de 15 años por puesto de trabajo y una fuerza calificada que incluye 52 profesionales directos a la producción. Tengo ingenieros que en tiempo de reparación se de­sem­peñan como techadores”.

De 30 años de edad, Aníbal Torres da fe de esa “confianza”. Ahora mismo está en formación como jefe de turno integral, que es como decir la voz de mando en todo el central durante la jornada, pero ya tiene facultades como el “segundo” de Orestes, el actual líder.

“Llevo ocho años en el central, he pasado por varias posiciones y aunque comencé hace poco a prepararme en el puesto, me siento casi listo para dirigir un turno. Lo importante es que a uno le guste, se dedique al trabajo con interés, y sobre todo se lleve bien con los compañeros, con todos”, dijo Aníbal.

“No quitarle el ojo” a cada parámetro del proceso fabril es clave en la consecución de la eficiencia industrial. El puntista y el jefe de fabricación valoran juntos la calidad de la masa. Foto: Dilbert Reyes Rodríguez

LAS RAZONES INDUSTRIALES
El central es una maquinaria gigantesca de muchas piezas y etapas que deben trabajar en sincronía. No es sencillo poner a tantos hombres de acuerdo cuando el ruido impera y están tan lejos unos de otros; por lo cual, para poder sacar una tonelada de azúcar por cada ocho de caña, cuando la media del país anda por diez, hay razones menos románticas y más objetivas.

A tono con la experiencia de sus obreros, Benito trabaja en el central desde los 18 años de edad y lleva 38 en el Enidio, donde empezó como ayudante de tornero, pasó por casi todos los puestos y hace seis es el director. No hay cuento que no sepa ni rincón que desconozca. Le tiene tomado el pulso a la mo­lienda.

“La eficiencia va desde el tiro directo al basculador hasta la centrifugación. Somos el único ingenio cubano con una piscina para acumular caña, algo que consideramos una ventaja, porque casi nunca la transportación es constante y el depósito nos permite guardar, para la madrugada sobre todo, 500 toneladas que significan cuatro o cinco horas sin tiro. La frescura se resuelve con el vaciado diario de la piscina, que no se llena de nuevo hasta quedar limpia.

“De una norma potencial de 2 760 toneladas de caña diaria, logramos jornadas de moler al 82 %; pero la cosecha es difícil en los campos, la mitad se corta a mano, y si llegara siempre a tiempo podríamos moler estables al 85 %.

“Otra cosa es la variedad. Por tradición esta región es estricta con el tipo de caña y respeta la programación de corte. Los productores saben que si lo cumplen y es buena planta, pagamos a más de cien pesos la tonelada.

“Es una ecuación de eficiencia: con el primer jugo estimo un rendimiento, y lo que pueda sacarle de ahí en adelante me da el recobrado y la ganancia industrial. Entonces tengo mejor capacidad para pagar bien la caña buena.

“Cierto que últimamente se molió demasiada quemada, y varios cuestionaron por qué la aceptamos si deteriora los indicadores. Pienso que es un problema pendiente. No obstante, no se puede ser cerrado. Es preferible moler aunque merme un poquito la eficiencia. Lo importante es saber cuándo no perdemos todavía, y que es peor no ganar por estar parados. No siempre se come bueno en casa, pero se come”, cierra Benito, asistido por un adagio popular.

Amén del argumento redondo del cumplimiento y la eficiencia mostrada, el Enidio tiene aún muchas lecciones que enseñar; desde los procederes fabriles —como el consejo de Osmani, el jefe de turno de fabricación, que procura tener a mano los repuestos de todas sus posiciones, “para responder rápido si falla algo”— hasta la ejemplaridad militante de la joven “química” del laboratorio, Maida Rivera, elegida delegada directa al X Congreso de la UJC.

Como no habitan una urna de cristal, no escapan a los problemas, algunos tan objetivos como las complicaciones frecuentes en la extracción del azúcar terminado, a veces a punto de paralizar el central; coyuntura que pide a gritos un impulso final a la inversión demorada para ampliar los almacenes.

Cierto que sus índices económicos no aparentan el bache, pero el salario de sus obreros también pudiera ser aún mejor si no dedicaran hasta 25 hombres por turno para envasar las 12 800 toneladas de azúcar que van en sacos, porque la operación es totalmente manual, cuando hay centrales con líneas mecanizadas que para lo mismo requieren solo tres o cuatro operarios.

La provincia de Granma, por su parte, vuelve a agradecer el empuje que siempre representa el Enidio Díaz para su zafra de cinco centrales, enfrascados esta vez en borrar el incumplimiento colectivo de los últimos años. De momento, el aporte del ingenio de Campechuela ya decide en que el territorio al menos rebasara las 100 000 toneladas de azúcar, y avance en el mes de abril a ritmo intenso, en pos de alcanzar las 133 000 previstas en el plan.

Por lo pronto, la chimenea del Enidio anuncia con el humo que la molienda sigue, y al interior del central sus obreros se afanan todavía con sentimiento de provincia en pos de la meta colectiva.

Sudan a mares el esfuerzo adicional, no cejan en dar de sí, pero un orgullo interior les remueve un gozo sano, una satisfacción explicable que nadie puede negarles, porque de nuevo cumplieron, y otra vez lo hicieron bien.

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pedruco dijo:

1

27 de abril de 2015

10:40:18


Hay obras que lejos de ser perfectas, son inspiradoras y por su contenido se hacen alcanzables para los que la conocen. Estamos ante un colectivo de personas serias, hacedoras, con voluntad para la lucha y para el triunfo, como abundan en el area de la industria azucarera, con un liderazgo real entre sus directivos, que como dice el articulo le han cogido el golpe a la zafra; yo diria que le han cogido el golpe al sacrificio y al triunfo, con voluntad de vencedores. Quien halla estado y este cerca de la muy dificil tarea de llevar la graminea desde un planton hasta un saco de dulces granos, se quedaria atonito si le plantean la mision de cortar la cana manual o ensacar el azucar de la misma forma, basados en el contraste de tecnologia de otros centrales del pais y a nivel global. Sin embargo, ellos lo hacen y con eficiencia y con entusiasmo. Esa es una obra de los colectivos grandes, acostumbrados a grandes hazanas, integrados por trabajadores en su mayoria jovenes, como una forma de rendir honor a su dia cercano. A proposito de celebraciones, creo que es la mejor manera de hacer un regalo a su provincia y al grupo AZCUBA, cual seria mejor que esos resultados. Merecen por ello el mayor reconocimiento de su Sindicato y el de todos los trabajadores del pais. felicidades companeros

Mulatizima GR dijo:

2

27 de abril de 2015

12:28:41


Es un honor contar entre nuestros colectivos con uno como el de los campechueleros del Enidio Diaz, hay que estar alli para ver y sentir porque ese central siempre es el primero, esa tradición ese amor y ese sentimiento. Una vez mas dan el paso a frente con ese coraje invaluable que los caracteriza. El resto de los centrales, a excepción de Bartlomé Masó, dan todo en esta recta final, haciendo tareas titánicas por cumplir sus metas, ya Arquimedes Colina cumplió su plan de refino, quedandoles pocos dias para su tecnico economico y asi todos dando el apoyo. Felicidades a los azucareros de campechuela, heroes de nuestros tiempos.

Reiléz dijo:

3

27 de abril de 2015

13:52:31


Amplio el comentario y abarcador, la eficiencia del Enidio ya es consolidada, entre los 50 centrales que operaron en la zafra, (quedan 43) el Enidio ocupa el lugar 13 y aunque los demás no estén a la vanguardia no lo hacen del todo mal ya que de las 13 empresas azucareras Granma ocupa el 6 lugar, es decir está en la primera mitad del grupo, ahora y con independencia del atrazo tecnológico, es una lástima que en la foto del reportaje no se vea a un operador del área de producto terminado con la ropa sanitaria que se requiere desde el punto de vista de garantizar la inocuidad de los alimentos, por lod demás Felicidades a los azucareros del Enidio y al periodista.

Carlos dijo:

4

27 de abril de 2015

19:12:28


Siento orgullo de ser granmense con ese colectivo, felicidades a ellos, pero sería bueno los directivos nacionales pensaran een una inversión para modernizar ese central, se lo merecen

Jose dijo:

5

27 de abril de 2015

19:55:08


Lei el articulo y es imposible dejar pasar esta oportunidad para reflejar en palabras el orgullo que siento por ser de alli y por mas de treinta primaveras vivir el ajetreo dulce de la zafra azucarera. Hoy estoy lejos de mi tierra campechuelera pero la siento tan cerca y hoy mas al leer esta noticia. Pero es importante resaltar que en el Enidio se concentra todo el potencial azucarero que quedo disponible cuando desaparecieron, primero el ingenio San Ramon, del poblado del mismo nombre, luego el Francisco Castro Ceruto de la cabecera municipal y La Demajagua del poblado de Troya en Manzanillo. En todos los campechueleros crecia con la vida ese bichito de disfrutar cada zafra azucarera que es como decir una fiesta, y hasta los que no tenian puesto en el central, llevaban como todo un economico, cada cumplimiento del plan del dia, o la semana, o la quincena, y asi hasta cumplir por completo el plan asignado. Que tiempos! Se me estremece el alma al pensar en esos tiempos, el olor a melao, el pitazo del central por el que nos guiabamos todos para las tareas del dia, el saber el nombre de cada chofer y cual era su carro, el ambiente familiar que se vivia dentro y fuera del ingenio, ah, cuantas cosas! Pero hoy dia solo puede disfrutalo la gente de Ceiba Hueca, todo eso se nos fue al derrumbar nuestros centrales, centro de la vida de nuestros pueblos, ya despues de eso nada ha sido igual. Felicidades a todo el colectivo del Enidio Dia Machado y a todos los azucareros y trabajadores de nuestro pais por este venidero PRIMERO DE MAYO. Un amigo.

Jorge Luis dijo:

6

27 de abril de 2015

22:21:37


Al Enidio año tras año cumple su plan y año tras año es al que menos recursos en Granma le asignan para las reparaciones. Estimulan a los ineficientes e imcumplidores y penalizan al mejor. No hacen inversiones porque parece que se guían por la frase beisbolera de que " alineaciones ganadoras no se cambian ". Craso error, cuánto más ganara la provincia y el país si priorizaran las mejoras tecnológicas en esta industria.