ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Al centro Casimiro Carvajal Figueroa, presidente de la CPA Niceto Pérez, de Camajuaní, quien siempre está al tanto del funcionamiento del punto de venta ubicado en el barrio La Loma. Foto: Freddy Pérez Cabrera

CAMAJUANÍ, Villa Clara.—Uno de los retos de nuestra cotidianidad está en distribuir el salario mensual, el cual muchas per­sonas destinan a adquirir los alimentos ne­ce­sarios. Por eso siempre resultará bienvenida cualquier iniciativa que conlleve a disminuir los precios, encarecidos por una oferta muy inferior a la demanda y la existencia de individuos dedicados a especular con los productos salidos del campo.

En ese sentido, resulta al menos atendible la experiencia que desde hace algunos meses tiene lugar en Villa Clara, la cual, si bien no es la panacea para resolver un asunto que solo tendrá solución definitiva cuando haya mayor producción, sí constituye una propuesta útil que vale la pena conocer y evaluar.

Se trata, en esencia, de la creación de puntos de venta en barrios y comunidades, abastecidos directamente por cooperativas de producción agropecuaria y de créditos y servicios, entidades encargadas también de fijar los precios de manera colegiada, con la intervención de la totalidad de la membresía campesina, integrada en su máximo órgano de dirección: la Asam­blea General de Asociados.

A nuestro entender, lo más significativo de la iniciativa es la eliminación de cualquier mecanismo intermedio que pueda encarecer la mercancía, y lo segundo, que por ser mercados pequeños, ubicados en barrios y comunidades, no hay espacio allí para los especuladores, esos que compran de todo al por mayor para luego revender el mismo producto a precios elevados.


CAMAJUANÍ, PIONERO EN LA EXPERIENCIA
Como cada día, Nery García, vecina del barrio La Loma, acude temprano al punto de venta de la CCS Niceto Pérez para realizar sus compras. Casi siempre sale complacida por la variedad y calidad de la oferta, la cual, por lo general, supera los diez productos.

Pero lo que más le agrada son los precios, muy inferiores a los establecidos por los carretilleros que pasan por el frente de su casa pregonando viandas, frutas y hortalizas a importes inalcanzables para su bolsillo.

“Mire, aquí me llevo tres libras de malanga, a dos pesos la libra; un mazo de habichuela a peso; tomates que me costaron a tres, y dos libras de yuca que salieron a 1.50. Como ve, he realizado una buena comprita a precios razonables”, refiere.
Al igual que Nery, Jacinto Torres, ponchero del vecindario, manifiesta su complacencia con la experiencia. “Usted ve este maíz lo bueno que está, si lo comprara a un particular, no lo hubiera conseguido a menos de dos pesos la mazorca, en cambio aquí la compré a uno. Y estos boniatos también están a peso la libra. Yo creo que ideas como esta deben generalizarse porque benefician a las mayo­rías”, expresa Jacinto.

Sobre el tema, Casimiro Carvajal Figueroa, presidente de la CPA Niceto Pérez, una de las iniciadoras de la prueba, explica que la creación de los puntos de venta obedece a la decisión y el interés de los campesinos de rebajar los precios, arrebatando la decisión de fijar el monto a pagar por el pueblo a quienes quieren ganar tres veces más que quien suda la camisa en el campo.

Por ese camino, es la Asamblea de socios quien de manera democrática fija el precio de ven­ta en los puntos, los cuales siempre resultan inferiores a los fijados en los mercados de oferta y demanda, por los carretilleros y otros vendedores, refiere Casimiro.

Nosotros tenemos un equipo encargado de comprar a los campesinos las mercancías que van al punto, lo cual garantiza la variedad y frescura de los productos, explica el presidente de la Niceto Pérez, quien añade que de ma­nera previa la junta directiva se reúne para llevar una propuesta de precio a los asociados, quienes pugnan allí porque el valor fijado sea el menor posible, dejando solo un valor que cu­bra una ganancia mínima, los costos de pro­ducción y del acarreo, señala el presidente.

“La inmensa mayoría de nosotros no está para hacerse rico a costa del pueblo. El interés es vender las cosechas, no a intermediarios o explotadores del bolsillo de la mayorías, sino al Es­tado o a quien de manera directa garantice pre­cios razonables de venta”, razona el labriego, quien no niega que puedan darse algunos casos de campesinos que incumplan los contratos y decidan vender sus producciones como se dice por la izquierda, pero esos siempre serán los menos”, asegura.

Explica, que otra ventaja de la práctica es que quien comercializa en el punto de venta también pertenece a la cooperativa, y por lo general es una persona identificada con la comunidad.

Un ejemplo de lo anterior es Nora Manso Bonachea, la dependienta del punto de venta de la CPA Niceto Pérez, radicada en el barrio La Loma. “Lo mío es que haya mucha mer­can­cía y atender bien a quienes vienen a comprar. Tampoco permito que vengan los especuladores a vaciar el mercado, eso conmigo no va, además la dirección de la cooperativa me lo tiene prohibido”, señala.

En el Consejo Popular Cascajal, perteneciente al municipio de Santo Domingo, también se lleva a cabo la novedad con una buena aceptación, según cuenta su presidenta Car­lota Fer­nández Cairo.

“Ha sido un alivio muy grande. Usted sabe lo que es poder comprar los productos a un precio varias veces inferior a como lo adquiría antes. Yo creo que esto puede perfeccionarse, pero nunca más debe desaparecer porque la gente humilde, de menor poder adquisitivo lo agradece mucho”, señala Carlota.

En la placita el Mamey, de ese poblado, la cual es atendida por Dania Oviedo, miembro de la CCS Rubén Martínez Villena, el día de nuestra vista había en tablilla más de diez productos, todos a muy buenos precios, los cuales habían sido comprados a campesinos de esa cooperativa y de otras colindantes.

Arroz, frijoles, ajíes, cebolla, ajo, tomate, ma­­langa, yuca, bo­niato y calabaza, entre otras mercancías, llenaban la tarima para de­leite de los pobladores, quienes encontraban allí buena parte de lo que necesitaban.

Según la explicación de Emiley Gato López, presidente de la cooperativa, la variante también contempla la posibilidad de adquirir lo que ellos no cosechen en otras entidades, lo cual garantiza un mejor abastecimiento del punto de venta.
En ese caso, los precios puede que sean ligeramente superiores a si lo producimos nosotros, no obstante siempre serán inferiores a los establecidos por los revendedores, explica Emiley, quien menciona como otra de las ventajas, la posibilidad de rebajar los precios de los productos en la medida en que estos vayan perdiendo sus propiedades.
Aquí no se pudre nada, porque la vendedora nos alerta a tiempo y tomamos en la junta directiva la decisión de rebajar el precio, impidiendo así que se pierda algo que puede ser consumido por la población, reconoce el directivo de la CCS.
Señala además, que la materialización de la experiencia no entra en contradicción con el objetivo y la esencia de la cooperativa, que es garantizar primero el encargo estatal. Si se trabaja bien, pueden asegurarse a la vez las dos funciones, lo contratado con el Estado y el suministro a los puntos de venta.


UNA IDEA QUE PUEDE SER MEJORADA
En estos momentos existen en Villa Clara 125 puntos, práctica a la que están vinculadas más de 80 cooperativas, tanto CPA como CCS, según refiere Guillermo Quintero García, miem­­bro del Buró Provincial de la ANAP que atiende la actividad.

Es una idea a la cual se le da seguimiento de manera puntual por parte del Buró Provincial de la ANAP, de modo que no haya tergiversaciones en su materialización, señala el funcionario, quien asegura que el éxito final estará en el respaldo productivo que pueda lograr la propia cooperativa para mantener el punto y el resto de sus compromisos de entrega.
“Para ello, resulta necesario asegurar el abas­tecimiento desde la concepción del plan de siembra, logrando la adecuada diversificación, capaz de permitir un abastecimiento sistemático y ordenado. Otro reto está en identificar a los campesinos que mejor puedan garantizar la tarea, los cuales deberán potenciarse en recursos e insumos. A mi modo de ver, ese es el camino para acercar la tarima y los campesinos a quien más lo necesita, que es el pueblo”, reconoce Guillermo.

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yeco dijo:

1

27 de marzo de 2015

06:32:43


En este sentido, una de las formulas para contrarestar la compra en grandes cantidades son los precios de acuerdo a la cantidad que se compre ,que se haga como con la electricidad, saludos.

jpuentes dijo:

2

27 de marzo de 2015

09:31:44


La habana no es lo mismo que VC, ni ninguna otra prov. La capital es mas complicada en todos los sentidos

carlos. dijo:

3

27 de marzo de 2015

12:56:22


Q BIEN , a seguir multiplicando la idea y a mejorar las producciones Por Q la Verdad *Los Intermediarios tienen ahogada la poblacion con sus precios abusivos e incluso dejan q se pierda y no le bajan el precio.

Linda dijo:

4

27 de marzo de 2015

13:33:52


Ojalá esa experiencia se extienda a todo el país, a ver si acbamos con los revendendores que especulan con las necesidades del pueblo.

Leandro dijo:

5

27 de marzo de 2015

16:18:35


En La Habana fue muy parecido los primeros días. Incluso pusieron en la TV el punto de 48 y 19 en Playa. Visítelo ahora. Nunca hay nadie, para qué ir hasta allí si los precios son iguales en todas partes. ¿Producción" En La Habana sobra. En cada esquina hay un puesto lleno de productos del agro y sin cola. Y cajas con productos podridos. Lo que falta es que el Estado tome carta en este asunto. Si la cra. Nery suma todo lo que lleva un almuerzo para cuatro personas (malanga 6 pesos, habichuela un peso, yuca 3 pesos, frijoles negros (que se pueden hacer con sal nada más)10 pesos, ajo ¿?, cebolla ¿? y 4 huevos 4.40 pesos. Dice el colega Angel Freddy "aquirir los alimentos necesarios"