
Más de un siglo después de ser identificado el bacilo de Koch —como se le llama también a la Mycobacterium tuberculosis, en alusión a su descubridor, el premio Nobel de Medicina Robert Koch— la consunción, la tisis o la peste blanca, sobrenombres dados a través de la historia a la tuberculosis, sigue siendo la principal causa de muerte para unos dos millones de personas, de los ocho que desarrollan esta enfermedad cada año en el mundo.
Estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ubican a la tuberculosis (TB) como la segunda infección más letal en la población adulta en el mundo, después del Sida. Más mujeres mueren cada año debido a este padecimiento que por causas maternas, y solo en el 2013 más de medio millón de niños contrajeron TB, y cerca de 80 000 fallecieron.
Las capacidades de diagnóstico de los países no se corresponden en su mayoría con el alto número de infestados, una de las razones por las que la OMS coloca entre las prioridades de su agenda el llamado a los sistemas de salud y gobiernos a concatenar esfuerzos para eliminar este flagelo hacia el 2035.
En Cuba, de acuerdo con el doctor Antonio Marrero Figueroa, coordinador del Programa Nacional de Tuberculosis y de las Infecciones Respiratorias Agudas del Ministerio de Salud Pública, la tasa de infección por TB en Cuba es de 6,9 por cada cien mil habitantes, unos 700 casos nuevos por año; “cifra que si bien sigue siendo baja teniendo en cuenta los riesgos potenciales de infección de esta enfermedad, aún muestra cuánto resta por avanzar en educación de salud y percepción de riesgo en los individuos, la familia y la comunidad”.
La doctora Libertad Carreras Corzo destacó que contrario a lo que sucede en muchos otros países, la relación entre pacientes masculinos y femeninos está en el orden de 4-1, más hombres que mujeres, pues la mujer acude más a los servicios de salud por ayuda además de que se preocupa más por los miembros de la familia como los niños. No obstante, dijo, no puede desconocerse el rol de cuidadoras que estas desempeñan mayormente, por lo cual hay muchas que desatienden su salud por cuidar la de otros.
Explicaron los expertos que en los adultos por encima de los 40 años es donde mayormente se presenta la enfermedad en el país; mientras que son muy pocos los casos de TB pediátrica.
Los especialistas insistieron en la necesidad de un diagnóstico temprano y tratamiento oportuno, pues con esas medidas la tuberculosis “es curable”; y aún persiste desconocimiento e ignorancia al respecto, lo cual trae aparejado muchas veces estigmas y discriminación.
Para el doctor Marrero, la adherencia al tratamiento es fundamental, en la cura de la enfermedad. “Hoy todavía no existe una vacuna preventiva, pues la BCG solo protege a la población infantil de las formas graves de la enfermedad”.
“En Cuba el tratamiento es gratuito, y se ofrece garantía para que el enfermo, bajo certificado médico, pueda atenderse y no se vea afectado salarialmente, lo cual evita el círculo vicioso de los contagios en los centros laborales”, destacó.
Esta enfermedad bacteriana contagiosa que compromete principalmente a los pulmones puede propagarse a otros órganos del sistema nervioso central, el linfático, el circulatorio, el genitourinario, el aparato digestivo, los huesos, las articulaciones e incluso la piel. Se transmite de persona a persona a través del aire. Cuando un enfermo de tuberculosis pulmonar tose, estornuda o escupe, expulsa bacilos tuberculosos al aire, y basta con que una persona inhale unos pocos para quedar infectada.
Entre los síntomas y signos más frecuentes, los especialistas destacan la tos con flema persistente por más de 15 días, a menudo con sangre en el esputo, fiebre, sudoración nocturna, mareos momentáneos, escalofríos y pérdida de peso, los cuales pueden ser leves durante muchos meses. En este sentido insisten en no subestimar, por ejemplo, la tos y acudir al consultorio médico para descartar la TB.
Para contraerla constituyen riesgos el contacto estrecho con un enfermo de tuberculosis, el alcoholismo, el VIH, el hábito de fumar, la nutrición inadecuada y el hacinamiento, entre otros factores.
Sobre el tabaquismo, hábito que aumenta sustancialmente el riesgo de sufrir tuberculosis y de morir por esta causa —más del 20 % de la incidencia mundial de TB puede atribuírsele al tabaco—, la doctora Susana Terry González, jefa del departamento de Promoción de Salud de la Unidad de Promoción de Salud y Prevención de Enfermedades del Minsap, comentó que en Cuba se trabaja en el reforzamiento de las legislaciones respecto a este hábito y en fomentar los espacios libres de humo.
La doctora Susett Pérez Parra, jefa del departamento de Políticas Públicas y Participación Social de la misma unidad, refirió que si bien las legislaciones existentes en el país prohíben la venta de tabaco y bebidas alcohólicas a los menores de 16 años, estas se violan constantemente. “No es solo responsabilidad del sector salud, sino que tiene que ver con otros sectores que trasversalizan las políticas de acceso, promoción de esos productos, y mantienen inobservancia de estas resoluciones”.
Según datos de la OMS, las personas infectadas con el bacilo tuberculoso tienen un riesgo a lo largo de la vida de enfermar de tuberculosis de un 10 %. Sin embargo, este riesgo es mucho mayor para las personas cuyo sistema inmunitario está dañado, como ocurre en casos de infección por el VIH, desnutrición o diabetes, o en quienes consumen tabaco. Las personas infectadas por el VIH tienen entre 26 y 31 veces más probabilidades de enfermar de tuberculosis, por ejemplo.
Edilberto González Ochoa, profesor e investigador del Instituto Pedro Kourí, y presidente de la Sociedad cubana de Higiene y Epidemiología, insistió en la necesidad de evolucionar desde una percepción de riesgo “hacia un cambio de conducta o conciencia de riesgo, del deber social que tenemos ante conocer el problema, ayudar a la gente y evitar el contagio”.
Mencionó que hoy el IPK, centro de referencia para el diagnóstico e investigación de esta enfermedad, cuenta con novedosas técnicas que permiten que diagnósticos, los cuales antes duraban un mes, ahora solo tarden una semana, y otras técnicas moleculares que permiten realizarlo en horas”.
Este 24 de marzo, cuando llega otro Día mundial de la Tuberculosis, es momento oportuno para que las personas conozcan que es curable, pero los esfuerzos actuales para encontrar, tratar y curar a todos los pacientes son insuficientes si no participamos todos.



















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sergio linietsky rudnikas dijo:
1
23 de marzo de 2015
09:08:25
Nébuc dijo:
2
23 de marzo de 2015
16:15:24
Alicia dijo:
3
5 de marzo de 2020
20:07:53
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