
Como parte de las transformaciones de la Revolución Energética, entre los años 2007 y 2009, se sustituyeron en el país un número considerable de electrobombas para el abastecimiento de agua en los edificios multifamiliares de administración propia (hasta 5 plantas) y de administración municipal (más de 6 plantas). Aun cuando en aquella etapa no se pudieron cambiar todos los equipos, estas modificaciones contribuyeron al ahorro energético de la nación.
Pasado aproximadamente un quinquenio en el que se paralizó este proceso, muchas de las bombas requieren mantenimiento, reparación o reposición, cuestiones en las que intervienen cuatro organismos: Ministerio de Comercio Interior (Mincin), Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), el departamento de Administración de la Vivienda correspondiente a la dirección de Asuntos Legales de la Vivienda en el Ministerio de la Construcción (Micons) y la Empresa Unión Nacional de Servicios de Ascensores (Unisa), perteneciente a Grupo Empresarial de la Construcción de los Órganos Locales (Gecal).
Durante el 2012 y 2013, el entonces Instituto Nacional de la Vivienda hizo un levantamiento a partir de la demanda de las turbinas rotas sin solución o de aquellas que no fueron sustituidas la primera vez, para dar continuidad al programa inicial.
Sobre los servicios de reparaciones y las posibilidades de adquisición de las nuevas bombas, entre otros aspectos relacionados con la comercialización de estos equipos, Granma indagó con los funcionarios a cargo de esta actividad y recorrió varios talleres de la capital y otras provincias para captar la situación real de estas instalaciones y el acceso a ellas por parte de la población.

LAS HUELLAS DE LA INESTABILIDAD
En la calle 13 entre G y H del municipio habanero Plaza de la Revolución queda solo una parte de lo que un día fue un Taller de Electromecánica destinado a la reparación de las bombas hidráulicas. Instalaciones similares existían en cada uno de los municipios de la capital.
A la luz de este 2015, sin embargo, el número de talleres se ha reducido a cuatro: un taller provincial ubicado en el Cerro el cual se pretende trasladar hacia Marianao y tres talleres regionales situados en La Lisa, Diez de Octubre y La Habana del Este. Estas unidades se subordinan a la Empresa Unisa, después de haber transitado por las direcciones de varios organismos.
En la pesquisa este grupo de reporteros llegó al taller provincial donde los mecánicos explicaron que su actividad se centraba en la reparación y el mantenimiento de los ascensores, pues hacía mucho tiempo que allí no se prestaban servicios relacionados con las bombas de agua.
Ciertamente, quien se acercaba, al menos hasta enero del 2015, a la Empresa Unisa podía comprobar que en la información gráfica a la entrada de la entidad todavía permanecía la vieja concepción donde el objeto social son solo los ascensores.
En este sentido, al entrevistar a Ramón Faife Gutiérrez, director general de Unisa, planteó que efectivamente la actividad relativa a las bombas hidráulicas recién comienza en la empresa, pues fue asumida a finales del 2013.
“Se sobreentiende que donde hay un ascensor exista una bomba de agua y que la misma empresa se encargue de la atención a ambos equipos. Y esa es la política que seguimos: donde pongamos ascensores nuevos, priorizar el montaje de bombas nuevas”.
No obstante, para avanzar en una actividad como esta, la prioridad no puede estar en los edificios que tengan ascensores, pues estos son la minoría. Si bien la empresa está inmersa en un proceso de reorganización —ya no tan reciente— a partir de su “nuevo” objeto social, ello no se puede convertir en un pretexto para encubrir la ineficaz gestión de los recursos y medios de trabajo privilegiando la actividad en la que más experiencia y conocimiento tiene, en detrimento de aquella que afecta a un mayor número de personas.
Entre las causas de la disminución de los servicios de reparación y mantenimiento de electrobombas, según alegaron los mecánicos del taller provincial, están los constantes cambios de dirección en los cuales se ha visto involucrada la red de talleres de la capital y la Empresa Unisa. Ello, a juicio de los empleados del taller, ha afectado la planificación estable del trabajo y la garantía de los accesorios y materiales que se requieren específicamente para la actividad de las bombas.
“En los inicios estos talleres pertenecían a las microbrigadas sociales que se encargaban de la reparación de bombas y la limpieza de cisternas. Luego se crearon las Ecales —empresas municipales que pertenecen al grupo Gecal— con la unión de los contingentes de la microsocial y la microestatal, para traspasar la actividad a Unisa”, dijo Carlos Villafuentes, recientemente nombrado jefe del taller provincial, quien señaló además que la decisión de cerrar los talleres en cada municipio respondió al desabastecimiento de piezas de repuesto. “No tenía sentido tantos talleres inactivos”.
Sin embargo, tomada la medida y pasados los años, la situación que exhibía el taller provincial en el momento de realizar esta investigación en noviembre del 2014 no era alentadora. Yosmel Hernández, tornero del taller provincial con 20 años en este oficio, alegó que todavía hoy no tenían aditamentos y herramientas para realizar su trabajo. “Nos falta alambre para el enrollado de los motores, rodamientos, sellos. Tampoco tenemos medios de transporte para el montaje de las bombas”, comentó. No obstante, al visitar la empresa Unisa, sus directivos aseguraron que en la entidad se contaba con dos motos Urales y un Van.
En contraste con todo lo anterior, quien rige el programa de sustitución de bombas de agua a nivel nacional, Humberto Bobadilla Díaz, director del departamento de Administración de la Vivienda en el Micons, aseguró que a partir del 2013 se proveyó con piezas y herramientas a todos los talleres del país.
“A partir de mayo del 2014 —cuando el proceso se acelera y estabiliza— a Unisa se le entregaron 1 900 rodamientos, 900 sellos, 600 capacitores, 900 juntas y 200 impelentes”. Además, precisó, que la indicación por parte de la dirección del país es que de no haber piezas para reparar, la turbina debe ser repuesta. Por otro lado, para la sustitución de bombas, la capital fue abastecida con un total de 2 064 de estos equipos.
Las deficiencias de un trabajo sin supervisión y el desentendimiento entre las estructuras de base y las superiores saltan a la vista. La información ofrecida por empleados del taller provincial y directivos de la empresa Unisa en cuanto a disponibilidad de equipos de bombeo, piezas de repuesto, herramientas y medios de transporte, es diferente y contradictoria.
Ante tales incoherencias en el funcionamiento de una empresa, no se puede esperar que la población capitalina conozca de la existencia de este servicio y mucho menos que lo vea como alternativa de solución.
EQUILIBRIO ENTRE OFERTA Y DEMANDA
Para el 2014 la demanda de bombas hidráulicas de edificios multifamiliares de 3 a 5 plantas en el país ascendía a 1 476 equipos. Para suplir estas necesidades se entregaron a nivel nacional 1 676 bombas, una cifra por encima de lo solicitado, indicó Bobadilla.
Asimismo, para las edificaciones de 1 y 2 plantas, si bien la demanda —controlada por el departamento de Administración de la Vivienda en el Micons— era de 777 electrobombas, se asignaron 3 060 para todo el país, que representa el triple de lo requerido.
“Con estas cantidades”, indicó Bobadilla, “alcanzó para reponer, incluso, aquellos equipos que no se cambiaron durante la Revolución Energética. Además, los Mercados Artesanales Industriales (MAI) fueron surtidos con un total de 9 940 electrobombas para la venta liberada.
“A los edificios de administración municipal le otorgamos casi el doble de la demanda. De esta manera, el 47 % de los edificios altos del país cuentan hoy con electrobombas”.
Aunque estas cifras revelan que la demanda ha sido cubierta en su totalidad e incluso la ha superado, no se puede pensar que es “problema resuelto”. La solución inmediata a la rotura de una turbina —pues las personas no pueden esperar el tiempo que demoran los trámites para recibir el agua— requiere celeridad en el proceso de demanda-importación-distribución-reparación o comercialización.
El procedimiento para adquirir estos equipos inicia cuando la Junta de Vecinos solicita al departamento de la Vivienda del municipio la reparación o sustitución de la turbina. A su vez este tramita la solicitud con Unisa (en el caso de La Habana) o con la Empresa Provincial de Servicios Técnicos del Hogar, perteneciente al Mincin (en el caso de las provincias), donde los técnicos de talleres serán los encargados de dictaminar la solución al planteamiento. Por su parte el Grupo Empresarial de Acueductos y Alcantarillados (Geaal) se encarga de la defectación, reparación y montaje en los edificios altos de más de cinco plantas, excepto en La Habana porque toda la actividad corre a cargo de la empresa Unisa.
“La Junta de Vecinos debe entregar el equipo averiado con el objetivo de reciclar algunas piezas. También deben tener una cuenta bancaria para realizar el pago. De no poseerla, deben asumir otras alternativas de pago, pues este se realiza inmediatamente después de instalada la bomba”, explicó Bobadilla.
No obstante, para que los trámites no se vuelvan demasiado complejos y programas de esta naturaleza cumplan las expectativas de la población, es necesario lograr el control riguroso y la transparencia en la entrega sistemática de equipos y piezas de repuesto para que estos lleguen a las manos de quienes más los necesitan y primero los solicitaron.
Unido a ello se requiere que en los territorios funcione una estructura como mismo a nivel nacional, encargada de garantizar que se beneficie a las personas indicadas y que la cadena de acciones se concrete en los plazos establecidos.
IMPORTACIÓN Y DEMANDAS: GARANTÍAS PARA UNA COMPRA SEGURA
La Empresa de Logística Hidráulica supeditada al INRH después de recibir la demanda presentada por el Mincin, Unisa y el Geaal realiza la gestión de compra —aun cuando la empresa importadora sea Cubahidráulica y se encargue de negociar con los proveedores—, según el financiamiento aprobado a cada organismo para la adquisición de los equipos, piezas de repuesto y herramientas.
“Otro de nuestros clientes son las direcciones provinciales de la Vivienda, quien establece su demanda en dependencia de las nuevas construcciones que requieren estos equipos”, agregó Ricardo Limias, director de Balance de Recursos del INRH, quien señaló además que las marcas líderes y de mayor comercialización en Cuba son las Pedrollo, Grundfo, Evans, LEO y Yuandong; provenientes de Italia, España, México y China.
El directivo manifestó que para el proceso de importación se tiene en cuenta la Resolución No. 655 relacionada con la eficiencia que deben reunir los equipos de bombeo adquiridos por el INRH, la cual debe estar por encima del 70 %. “Algunos parámetros a considerar son las características técnicas de las bombas, las garantías de las piezas de recambio, la función que deba cumplir el equipamiento, la calidad, los precios, entre otros”, dijo.
Por su parte, Pedro Álvarez, director de importaciones de Cubahidráulica añadió que si bien el proceso de solicitud de ofertas puede durar máximo 15 días, la importación en sentido general no demora menos de tres meses.

LA REALIDAD EN OTROS TERRITORIOS
Una buena dosis de dolores de cabeza se quitaron de arriba los vecinos del Edificio 25, en el Reparto Julio Antonio Mella, de la ciudad de Camagüey, con la adquisición de una nueva turbina para el bombeo de agua hacia los veinte apartamentos del inmueble.
Bien lo sabe Dignorah Castellanos Reyes, quien junto a su esposo José Manuel Cruz Espinosa, han sido siempre los encargados de operarla y protegerla:
“La que teníamos estaba muy mal, se apagaba sola y eso hacía que pasáramos tremendo trabajo para recibir agua. A finales del año pasado compramos entre todos esta nueva y nos va de maravilla. Ahora llena los cinco tanques de la azotea rapidísimo”.
Similares servicios recibieron en los últimos años un grupo importante de edificios multifamiliares de la provincia, a través de la compra de las electrobombas en tiendas del comercio minorista o de la reposición o reparación a cargo de la Empresa de Servicios Técnicos, Personales y del Hogar.
Leonel del Risco Franco, director provincial de la Vivienda, precisó que dichos equipos no se importaron con fines comerciales, sino para resolver gradualmente el problema del bombeo de agua desde las cisternas hacia los tanques elevados de los inmuebles.
“Para dar una idea de la magnitud del programa, explicó el directivo, solo en esta provincia existen 1 840 edificios con 27 758 apartamentos. De esa cifra, 14 son de 12, 18 y 26 plantas, a todos los cuales se les instalaron turbinas nuevas y se cuenta con una reserva para suplirlas en caso de roturas”.
Refirió Dionisio Valladares Lewis, especialista de edificios y comunidades, que las direcciones municipales de la Vivienda, de conjunto con los gobiernos locales, fueron los encargados de avalar a qué juntas de vecinos se les daría el derecho de adquirir las electrobombas para uso colectivo.
Sin embargo, en el proceso de comercialización no todo fue color de rosa: hubo municipios y puntos de venta de materiales de la construcción en la cabecera provincial donde las turbinas se vendieron de forma liberada, sin mediar control alguno, en franca violación de lo indicado.
En Ciego de Ávila el panorama es similar. Según el licenciado Jorge Luis Santana, subdirector jurídico de la Dirección Provincial de la Vivienda, durante el 2014 fueron instaladas 202 en edificios multifamiliares, y a las tiendas de comercio, entraron otras 400, gran parte de las cuales fueron vendidas a la población.
“En la provincia disponemos de un parque de bombas en buen estado técnico y eso minimiza las roturas”, dijo Jorge Luis.
Varias opiniones de personas interpeladas por Granma dieron cuenta de que el tema de la reparación de estos equipos no constituye un problema.
“Yo tenía una bomba en deplorable estado técnico y cuando fui al taller 101, en la ciudad cabecera, no tuvo arreglo y luego de un dictamen técnico me sustituyeron el equipo por otro nuevo”, aseveró Roberto Prieto Molina, vecino del barrio Vista Hermosa, en la ciudad capital avileña.
Durante la visita al referido taller (existe otro similar en el municipio de Morón), se constató la existencia de suficientes piezas de repuesto, en lo fundamental, rodamientos, sellos, impelentes, capacitores… para la reparación.
“Solo nos falta el alambre para el enrollado del motor y un extractor para poder sacar algunos componentes interiores”, precisó Miguel Ángel Figueroa Rodríguez, jefe del taller, donde también reparan refrigeradores y acondicionadores de aire.
Igual percepción tuvo Pedro Quesada Álvarez, mecánico con más de 20 años de trabajo en el mismo taller: “Si dispusiéramos del alambre y el extractor, podríamos incrementar el número de reparaciones, aunque aquí no viene mucha gente a reparar bombas”, asegura.
Y no le falta razón, en tanto el pasado año el taller 101 ofreció solo una decena de servicios a las turbinas y sustituyó igual cantidad de equipos, quizás, por el desconocimiento por parte de la población de que allí es donde se hacen las reparaciones, o porque acuden a los cuentapropistas, como hace la mayoría de quienes necesitan del servicio en comunidades apartadas de los restantes ocho municipios avileños.
Mientras tanto en Santiago de Cuba al contactar con Iliana Serret Guasch, auxiliar de contabilidad del almacén municipal de la Empresa de Servicios Técnico, Personales y del Hogar dijo que tras la última entrega del año 2014 (62 electrobombas), a la fecha del 26 de enero no contaban con ese recurso.
A la vez Granma conoció de la existencia en el almacén provincial de piezas de repuesto para suministrar al taller de electromecánica, donde su jefe, Pedro Amito Pacheco, declaró que carecen de condiciones de trabajo, herramientas y personal calificado.
Por estas razones, al decir de Manuel Velázquez Celse y Mirel Santana Rustán, quienes indistintamente se han desempeñado como “turbineros” en edificios del reparto Rayajoya, muchas veces la población termina acudiendo a los altos precios de enrolladores, soldadores y torneros particulares.
Sin dudas, este programa requiere toda la atención en la provincia, pues a la actual demanda de los servicios técnicos se sumará la de más de 20 nuevos asentamientos de viviendas destinadas a damnificados del huracán Sandy, para lo cual la provincia cuenta ya con 70 nuevas electrobombas, cifra que indudablemente debería incrementarse.
2015: ¿PLANIFICACIÓN EN CIERNES?
Para enero del 2015 dos de los clientes de la Empresa de Logística Hidráulica habían realizado la demanda de electrobombas. En el caso de la solicitud para las construcciones de nuevas viviendas en el país el número ascendía a 3 043 turbinas, mientras que el Mincin superaba las 1 800. También se incluyen las necesidades de partes, piezas y agregados para la reparación que sumaban un total de 205 348. No obstante, para esa misma fecha, Unisa aún no había hecho el pedido.
Actualmente se ha pasado a una fase masiva, en la que la oportunidad de beneficiarse del servicio de reparación/reposición no es solo para aquellos que recibieron un nuevo equipo de bombeo cuando la Revolución Energética sino para los que vayan incluyéndose en la reactualización del levantamiento.
Pero “ojo”, números a un lado, este programa para ser una verdadera alternativa a las necesidades de la población requiere en primer lugar de un diálogo sistemático entre los organismos que lo rectoran, dado que en las condiciones actuales el principal problema en su aplicación podría estar en el factor subjetivo y humano. La premisa es —teniendo el financiamiento— no dilatar el proceso y facilitar los trámites de importación, distribución y comercialización en los territorios, así como supervisar la llegada a sus destinos finales en el tiempo establecido para ello.
El levantamiento de la demanda debe ser riguroso y sometido a revisión para evitar ilegalidades. Sin talleres con condiciones de trabajo aceptables, ni un suministro frecuente de piezas, herramientas y turbinas, es imposible que el servicio sea satisfactorio.
Además resulta indispensable la información sobre la existencia de estas instalaciones, pues el país ha invertido recursos financieros con el objetivo de beneficiar a la población y al mismo tiempo favorecer el ahorro de energía eléctrica, cometido que no se cumple si las personas desconocen esta alternativa, solución más accesible económicamente que la de recurrir a las Tiendas Recaudadoras de Divisas.



















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Cloris Arias dijo:
1
20 de marzo de 2015
12:23:14
Rafael Manzano dijo:
2
20 de marzo de 2015
20:18:30
Nor1 dijo:
3
21 de marzo de 2015
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23 de marzo de 2015
06:15:15
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