MATANZAS.—La belleza de no pocos hoteles que hoy deslumbran en el polo turístico de Varadero, es un botón de muestra de la valía de nuestros trabajadores y sobre todo de cuánto aún puede hacerse para agrandar la eficiencia en el universo de las construcciones.
Cuando un turista se conmueve por los atractivos de una instalación, cuando aprecia elementos de perfección, exquisitez y la apropiada decoración de las distintas áreas, está reconociendo en silencio a quienes laboraron en ella y de manera muy especial a sus constructores.
Estos últimos tuvieron un aliento indiscutible con el surgimiento, hace diez años, del Destacamento de Maestros de la Construcción, exigente de la ejemplaridad y calidad en la ejecuciones, según reconoce el carpintero Pedro Martínez Chávez, uno de los fundadores de ese movimiento.
El principio esencial que preside este grupo es hacer bien las cosas y respetar el oficio, además de que tenemos la obligación de transmitir conocimientos a los obreros más jóvenes que necesitan probarse, sostiene tras mostrarse conforme con la necesidad de usar los recursos de manera correcta y disminuir la fluctuación.
“Hace más de 20 años que laboro en el balneario y puedo asegurar que el mundo de las construcciones no fue igual en Varadero después del nacimiento de este programa. Muchas cosas cambiaron y para bien”, subraya.
Directivos del sector manifiestan que con la fuerza del ejemplo los Maestros de la Construcción se han convertido en un estímulo para los casi 3 000 constructores del polo turístico. Según indican especialistas del ramo, ellos marcaron el principio de una nueva forma de hacer hoteles con calidad y sin alargar los plazos de ejecución, algo que parecía imposible durante muchos años aquí, una de las principales plazas constructivas del país.
Perteneciente a la ECOA 47, a Martínez Chávez le correspondió el honor de participar en una convención con homólogos de Francia, donde ratificó que son los maestros quienes por lo general tienen la responsabilidad de encontrar las soluciones más complejas. “Es bueno comprobar que cuando hay una tarea difícil nos citan para salir adelante”, precisó.
—¿Cuál es a tu juicio el aporte principal de este movimiento?
—Creo que además del compromiso hacia la empresa, la productividad, trabajo en equipo y la disciplina, lo más valioso es el ejemplo, es decir, esa posibilidad de estimular a los más inexpertos y ayudar a corregir lo que está mal hecho.
“Lo fundamental no está en las cosas extraordinarias, que las hay, sino en hacerlo bien todos los días”.
—¿Esta condición de líderes es eterna?
—Se trata de una labor que entraña absoluta dedicación y no en escasas ocasiones. El Destacamento te exige el máximo cada día. Aunque son los menos, a lo largo de esta década algunos quedaron fuera del selecto grupo porque no pudieron ratificar su ejemplaridad o violaron los requisitos establecidos. Por otra parte, una comisión valora cada año la disciplina, calidad y productividad de los aspirantes, a quienes otorgan, según vayan ganándoselo, tres grados, maestro primero, segundo o tercero.
Las manos expertas del carpintero Pedro Martínez Chávez han dejado su rastro en hoteles como Sol Palmeras, Centro de Convenciones Plaza Las Américas, Tuxpan, Meliá Varadero y Bella Costa, entre otras instalaciones que hoy prestigian el balneario matancero.
Tanto él como los más de 400 trabajadores que hoy integran esta fuerza élite, asumen la responsabilidad de garantizar las inversiones en este importante polo turístico en el tiempo previsto y sin renunciar a una sola de las exigencias de calidad.
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