
Ciego de Ávila.—No solo los agroindustriales del central avileño Enrique Varona, al norte de la provincia, ven con buenos ojos el alza del rendimiento agrícola en las áreas del ingenio. También los trabajadores de la destilería Nauyú, única en la provincia, están al tanto de la mejoría de las plantaciones, porque de los cuatro moledores que tributan la materia prima empleada en el proceso productivo, ese es el más cercano.
DE TRES A NUEVE MESES DE “ZAFRA”
Cuando la colonia cañera se desvaneció, hubo que paralizar el Enrique Varona y los trabajadores de la destilería no escaparon a ese infortunio, al extremo de laborar solo tres meses al año para fabricar apenas 50 000 hectolitros de alcohol. Era como el tiempo muerto de la destilería.
Jocelio Pérez González, mecánico instalador con 50 años de trabajo, ilustra esa realidad: “Durante la paralización, nos vimos obligados a recibir miel de los centrales avileños Ecuador, Ciro Redondo, Primero de Enero, y hasta del Brasil, en Camagüey. Para nosotros la inactividad tenía mal sabor. Por entonces nos íbamos a la agricultura a sembrar, limpiar y a cortar caña.
“Desde hace unas pocas zafras, todo es bien distinto. Los días de molienda aumentan en el central y nosotros hemos incrementado a nueve meses el tiempo de actividad; el resto, lo dedicamos a las reparaciones y a otros trabajos en nuestra fábrica”.
—¿Y ahora qué hace?
—Casi termino de cambiar una válvula reguladora de vapor en la columna rectificadora de alcohol.
—¿Difícil el trabajo?
—No tanto como cuando sustituimos la tubería de vapor que viene desde el central. Jamás lo habíamos hecho y estaba desde el comienzo de la fábrica, en el año 1944.
Con un equipamiento viejo y achacoso, la destilería obtiene excelentes alcoholes y una amplia gama de producciones derivadas de la industria azucarera, entre las que sobresalen tres tipos de alcoholes: rectificado fino A (se destina a la producción de ron), rectificado técnico A (producción de medicamentos), alcohol flema técnico B (producción de alcohol doméstico para la población), y el fino A, este último, dedicado a la elaboración de los rones Varadero Carta Blanca, Varadero Añejo Reserva 15 años, Varadero Silver Dray, Varadero Palma Superior, el Mulata y Santero en varias modalidades, incluida el Santero 11 años, exclusividad de la fábrica.
“Para mantener activa la destilería hemos tenido que trabajar muy duro en algunas inversiones, como la remodelación de la base energética, con el montaje de nuevos equipos, incluido un quemador de fuel-oil”, afirma Onel Hernández Pimentel, director de la unidad empresarial de base Derivados Enrique Varona, perteneciente a la empresa azucarera Ciego de Ávila.
SIN EMBRIAGUEZ EN EL PROCESO PRODUCTIVO
Inversiones a corto y mediano plazo permitirán a la destilería mejorar el índice de eficiencia. De hecho, solo el quemador evitará el consumo de unas 400 toneladas de fuel-oil.
También se prevé, asevera Onel, buscar eficiencia en otros procesos, aunque el alma de la fábrica, las columnas destiladoras, rectificadoras y depuradoras, son las mismas de siempre y solo reciben la acción de mecánicos como Jocelio y otros innovadores que mantienen de alta los viejos equipos.
Entre los 122 trabajadores existen hitos en cuanto a la progresión tecnológica, pues si bien disponen de una base energética que puede funcionar independientemente del Enrique Varona, aspiran a un día poder modernizar el módulo de destilación, el sistema de disolución de la miel, el de enfriamiento, y disponer de una planta de tratamiento de agua por ósmosis inversa, entre las más modernas.
“No nos descuidamos, y también se trabaja en la certificación de un sistema integral de gestión y certificación de la calidad, basado en las normas ISO”, refiere Yaibexi Marrero Álvarez, especialista en gestión comercial.
Dorali de Corte Castellano y Maili Acosta Molina, ingeniera y química, respectivamente, en la fábrica de ron, defienden el cambio tecnológico, lento, pero cambio al fin; sin embargo, lo que más añoran es que el central Enrique Varona, en el traspatio de la destilería, muestre estabilidad en la molida y le aporte la materia prima necesaria para el proceso productivo, porque, al decir de ellas, ninguna miel tiene tanta calidad como la de ese ingenio.
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