MATANZAS.—La oportunidad de ofrecerle mayor vitalidad al hospital clínico quirúrgico docente José Ramón López Tabranes, surgido como centro asistencial desde hace 177 años, era ya inaplazable. Además de preservarlo contra los achaques propios del tiempo se hacía preciso revitalizar los diferentes servicios médicos y brindar un mayor confort a pacientes, familiares y trabajadores.
La doctora Yamira López García, directora de la institución matancera, es de las primeras en percibir el cambio ya palpable en el hospital tras los primeros pasos emprendidos por una reparación capital que se extenderá hasta el próximo año.
Le daremos el esplendor que se merece este centro emblemático de la ciudad, comentó tras insistir en que no se trata de un colorete, sino de un abarcador programa para conseguir adecuadas condiciones de trabajo y de atención al personal de la institución así como elevar la eficacia de los servicios que allí se brindan.
Este programa, que no es precisamente una carrera contra el tiempo y en el que prevalece la calidad de las ejecuciones, según palabras de la directora, ha permitido que la imagen de hoy sea bien distinta. Explica que el proyecto prioriza el área asistencial y las salas de hospitalización, sin descartar la labor imprescindible de mantenimiento para salvaguardar lo realizado con tanto esfuerzo.
Expuso que en estos momentos laboran en la sala L de cirugía para hombres, en la sala K de medicina para mujeres y en el departamento de Rayos X. En todos los casos se trata de una transformación total.
Basta un solo golpe de vista para descubrir el cambio. La sustitución de la carpintería, la pintura, la instalación de nuevos equipos de climatización, reparación de salas de ingreso y los restaurantes para la guardia médica y el resto de los operarios, son una prueba evidente de la seriedad y el entusiasmo que animan a varios trabajadores por cuenta propia, que incluye a plomeros y carpinteros.
Adicionalmente, la cooperativa de la construcción La Concordia ejecuta las acciones constructivas de mayor envergadura. Su presidente, Armando González Hernández, considera que hasta ahora han cumplido con la condición indispensable que rige el trabajo de la cooperativa, es decir, la máxima calidad en cada objeto de obra concluido. Ese es el espíritu, que todo se haga bien y haya conformidad de todas las partes, significó.
Dijo que algunas acciones se han prolongado más de lo previsto debido al mal estado que presentaba la instalación, lo cual hizo más compleja algunas labores. En lo adelante prevén la limpieza del área frontal y la restauración de los laboratorios clínicos y de microbiología, del internado de la guardia médica y el cuerpo de guardia, entre otros compromisos constructivos. La intención es restituirle al hospital su imagen original, precisó González Hernández.
Se mostró muy contento por la reacción de la gente. “Ha habido gran reconocimiento por parte de la población y alto nivel de satisfacción de los clientes. Ese reconocimiento es el mayor premio a lo que hacemos. Como matanceros nos enaltece poder ayudar al rescate de este centro asistencial”.
Octavio Armenteros, jefe de brigada, manifestó que la gente no oculta su admiración. Todo el mundo está muy contento, no hacen más que hablar de lo que está pasando aquí. Dicen que el hospital jamás recibió una reparación de esa índole, que años atrás lo intentaron en varias ocasiones, pero siempre se quedaban a medias, comentó.
Por ello es posible calcular de antemano el buen estado de ánimo entre el personal de salud y el resto de los trabajadores vinculados al centro. “Tendremos mayor confort para trabajar y brindarle un mejor servicio a los pacientes. Ahora solo resta que la población extreme los cuidados”, reconoce la supervisora de las enfermeras Eneida Roldán Torriente.
La paciente Berta García, octogenaria que se recupera satisfactoriamente de una fractura de cadera, elogió las excelentes condiciones creadas en la sala de ortopedia. Esto es un sueño, dijo al evaluar la reparación integral, incluido lo realizado en los baños.
En todas las cosas siempre hay adeptos y adversarios, pero en este caso solo hay simpatías, expuso Maritza Calderín, trabajadora por cuenta propia que vive a escasos metros del centro. “Los residentes en el barrio de Versalles, y yo diría que todos los matanceros, no hacen otra cosa que elogiar lo que ocurre aquí para bien del hospital y de todos nosotros”.
Con sobradas razones para sentirse feliz, Yamira López García, la directora, hizo hincapié sin embargo en que el colectivo del hospital tiene mucho que avanzar en aspectos organizativos del trabajo y asume el desafío de hacer un uso más eficiente de los recursos, el ahorro y la eliminación de gastos innecesarios, así como prestar la máxima atención a la calidad de los servicios.



















COMENTAR
ALEJANDRO dijo:
1
31 de enero de 2015
02:18:11
josepedro dijo:
2
31 de enero de 2015
09:06:28
sonia dijo:
3
31 de enero de 2015
19:31:12
Responder comentario