
Su rostro no demuestra felicidad pese a que acaba de arribar a un nuevo aniversario, el 72. Desde hace pocos meses la rutina de Luis Fernández Valdés dio un giro de 360 grados. luego de enfrentar graves problemas en su hogar, sintió perder el sentido de la vida. Pero gracias al espíritu inquebrantable que posee, y a manos amigas, pudo llegar a la Casa del Abuelo de Plaza.
“Aquí encontré una familia, desde hace un mes y medio, dijo. Me he revitalizado pese a que aún tengo problemas dentro de mi hogar. Las personas que asistimos a este centro nos apoyamos mutuamente porque muchos tenemos vivencias parecidas”.
En ese mismo sitio se halla Josefina Alfaro Castellanos, de 73 años. Hace cuatro meses decidió insertarse en la Casa de Abuelos luego de perder a su esposo y presentar un cuadro depresivo agudo.
Según nos contó, sus hijos están poco tiempo en casa y la sensación de soledad cada día aumentaba. “El médico de la familia me sugirió incorporarme a esta instalación, y realmente ha sido una experiencia positiva. Aquí he podido desarrollar trabajos de manualidad y tener más interacción con las personas”, dijo.
La historia de Luis y Josefina no son aisladas. Muchos adultos mayores, al entrar en esta etapa de la vida, varían su auto percepción y se conciben como obstáculos en el hogar, incomprendidos o poco escuchados.
Pero no se trata únicamente de la subjetividad del adulto mayor. En este fenómeno inciden otros factores como el comportamiento de la familia y la sociedad.
De acuerdo con un estudio exploratorio realizado en el 2001 por especialistas del Hospital Docente Clínico-quirúrgico Diez de Octubre —publicado en la Revista Cubana de Higiene y Epidemiología—, entre los factores psico-sociales más frecuentes en la tercera edad figuran la necesidad de ser escuchados, de tener comunicación, y la pérdida de roles sociales.
La investigación, que incluyó 50 pacientes de 60 años o más, también identificó entre los factores psicológicos referidos por los ancianos los sentimientos de soledad, de aislamiento social, inadaptación a la jubilación y la preocupación por la pérdida de familiares y amigos.
Pero, ¿es este un fenómeno que se manifiesta en todas las personas por igual? ¿Existen formas de manejarlo?
En opinión de la psicóloga María Antonia Rodríguez Hernández, profesora de la Universidad de Ciencias Pedagógicas para la Educación Técnica y Profesional Héctor Pineda Zaldívar, “no todos los adultos mayores asumen la vejez de la misma forma o presentan una sintomatología similar. Todo depende de sus características y el medio que les rodea.
“Los rasgos más comunes son la depresión, la frustración y la dependencia ante la incapacidad para realizar sus propias acciones o con el mismo rigor que las desempeñaba anteriormente”.
“En el caso de la agresividad, esta puede acentuarse en personas con carácter dominante. El rol de la familia es determinante en el manejo de situaciones como las anteriores, pero existen casos en los cuales no interviene y se despreocupa”.
La especialista agregó que muchos ancianos acuden a las casas de abuelos en busca de ayuda, en otros casos son los familiares quienes hacen los trámites para su ingreso, y en ocasiones depende de la voluntad de terceras personas.
UNA CASA COMPRENSIVA
Cuando se arriba a la Casa del Abuelo de Plaza, en la capital, el ambiente es totalmente distinto. Se puede encontrar a cualquier adulto realizando tareas propias de un hogar en Cuba. Hay quien prefiere escoger arroz, otros prefieren la lectura o una buena charla, y están los que participan en toda tarea que les sea posible.
“Este lugar representa una oportunidad maravillosa, llegar aquí es como estar en otra casa, una que quiero mucho porque todos somos una gran familia que nos queremos y ayudamos”, expresó Inés Maria Álvarez Rojas, de 73 años.
Y agregó: “Cuando nos enfermamos, nos visitamos. La directora, el administrador son personas muy amables. Llegué hace dos años pero lo acogí no como que era una vieja, sino como que iba a empezar a vivir otra vez”.
Para las personas de la tercera edad el tema de la familia es una preocupación constante. Mario Martínez Valiente, de 68 años, considera que cuando se llega a esta etapa de la vida en numerosas ocasiones tus familiares te tratan “como una pelota de pin pon”, no cabe aquí o allá.
“Creo que las demás casas de abuelos tienen que ser como estas, concebidas para mitigar esa soledad y el estado depresivo que a veces tenemos. Muchos tenemos familia que nos quieren pero por la vorágine de la vida no les da tiempo a atendernos como pensamos que deberían”, sostuvo Mario.
Este se creó como hogar de día para aliviar a la familia trabajadora hace 28 años por nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro, comunicó la Licenciada Mariela Benítez González, directora del centro.
“Se deberían crear muchas casas de abuelos en todos los municipios de la ciudad porque una vez que se jubilan van perdiendo algunos roles sociales. Aquí están acompañados por personas de generaciones similares, son como una familia gigante de 58 sabios”, concluyó Benítez González.



















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Mercedes Nav dijo:
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13 de enero de 2015
12:14:40
Manuel Mercado dijo:
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14 de enero de 2015
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