ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La taberna 1814 El Crispín, una de las obras inauguradas a propósito de las festividades por los 200 años de Cabaiguán. Foto: Fernández, Aramís

CABAIGUÁN, Sancti Spíritus.—Aunque no consta en actas capitulares, ni decreto peninsular, ni ordenanza alguna, se sabe que hace 200 años, justamente en la intersección que formaban los caminos a San Cristóbal de La Habana y a San Juan de los Remedios, en la zona central de la Isla, se fraguaron los cimientos de lo que luego sería la ciudad de Cabaiguán.

Para probarlo, historiadores y estudiosos de la región se han aferrado a la Guía del forastero, de 1814, que ya para entonces lo reconoce como punto poblado, una condición que 30 años después también hace constar el señor Jacobo de la Pezuela en su imprescindible Diccionario geográfico, estadístico, histórico de la Isla de Cuba.

Mucho se ha debatido desde entonces sobre el verdadero origen del nombre con que se marcó el pueblo: para algunos, Cabaiguán es una síntesis de la frase imperativa “Cava ahí, Juan” —al menos así proponen no pocas versiones folclóricas—; otros, los que parecen tener más razón, asumen el significado del vocablo en lengua aborigen, que literalmente ha sido traducido como “tierra de iguanas”.

Más allá de las controversias, lo verdaderamente incuestionable en todo este tiempo es el aporte de los cabaiguanenses al patrimonio regional y de la nación; la laboriosidad y el altruismo de sus hijos, herederos de una tradición campesina de largo aliento y, sobre todo, su entrega incondicional a cada una de las causas emancipadoras en que se ha visto involucrado el país.

En estos predios se aplatanaron miles de inmigrantes canarios, quienes se mezclaron con los criollos, soportaron sobre sus hombros el rigor de la agricultura tabacalera, fundaron familia y convivieron con la morriña hasta el final de sus días.

Un reconocimiento a estos 200 años de historia realizó la Asamblea Municipal del Poder Popular, que en sesión solemne celebrada la víspera destacó la herencia rebelde de Cabaiguán y la valía de algunos insignes como Rafael de Jesús Sorí Luna, combatiente de las tres guerras por la independencia y jefe del regimiento de caballería de Máximo Gómez; los mártires del alzamiento de La Llorona, masacrados por una delación en 1958, o el Comandante Faustino Pérez, ícono de la clandestinidad.

En este contexto el órgano de gobierno entregó la condición de Hijo Ilustre al fotógrafo y combatiente Perfecto Romero, un cabaiguanense que primero se alistó con cámara y fusil en las fuerzas rebeldes bajo el mando del Che Guevara, en el Escambray, y luego terminó la guerra con las tropas del Comandante Camilo Cienfuegos, de quien conserva quizá la más completa iconografía.

Al hablar a propósito de la celebración, René González Barrios, presidente del Instituto de Historia de Cuba, dijo que este pueblo, fundado como pequeño caserío en el Camino Real de la Isla, poco a poco fue ganando un merecido espacio en la historia de la nación.

José Ramón Monteagudo Ruiz, miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en la provincia de Sancti Spíritus, elogió las iniciativas llevadas a cabo en el territorio al calor de la festividad, entre las que se cuentan la apertura de la taberna 1814 El Crispín y el parque Aniversario 200, ambas en la avenida Sergio Soto —calle Valle— y el remozamiento del paseo de la Carretera Central.

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