Escalinata arriba

El tímido frío matutino parecía encoger a La Habana este jueves, pero poco a poco el sol calentó, las cientos de banderas cubanas colgadas en los balcones brillaron y dieron colorido a una ciudad que escuchó, proveniente de la célebre Colina universitaria, el retumbar de sus estudiantes, eufóricos por los acontecimientos del miércoles 17 de diciembre.

“Vienen los Cinco”, era el rumor generalizado que cobraba vida al filo de las ocho de la mañana, cuando cientos de alumnos se reunieron en la escalinata que vigila el Alma Máter, para festejar por el regreso de Gerardo Her­nández, Antonio Guerrero y Ramón Labañino, así como las novedades en las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos.

La mayoría olvidó por unos instantes las presiones del final de semestre, los exámenes que deberían enfrentar en minutos, y enfocaron sus esfuerzos en compartir al menos un instante con Fernando González y René Gon­zález, tomarse una foto con ellos o simplemente tocarlos.

Algunos hablaron, mostraron su compromiso, hicieron revivir el espíritu del estudiantado cubano desde sus raíces con el tradicional pase de lista de los mártires universitarios, y el colofón lo puso Fernando, quien enfatizó que la historia de los Cinco y la lucha por su liberación representan una lección para la juventud, protagonista importante de la misma.

“Queremos felicitarlos a ustedes. Esta es una victoria de todos los cubanos, de quienes ayudaron y apoyaron la causa alrededor del mundo, pero también es una victoria de la Universidad, cuyos estudiantes nunca claudicaron en la batalla”, sentenció.

Por su parte, René dijo a Granma tener sentimientos encontrados, “porque ha sido una historia muy larga, de mucho sufrimiento, aunque hemos sabido reponernos a todos esos momentos difíciles.

“No se puede dejar de pensar en lo que ha pasado, es una especie de película cuando recordamos tantos años de lucha.
“El sentimiento predominante es la felicidad, inmensa, y esa sensación de sentirnos ahora realmente libres. Yo me siento liberado desde ayer, cuando abracé a mis tres compañeros, cuando nos abrazamos todos juntos”, expresó emocionado.

“Estamos todavía en la euforia, disfrutando, asimilando, porque por mucho que esto es algo que siempre soñamos, no es lo mismo soñarlo que vivirlo. Ahora seguiremos siendo cinco hermanos, seremos soldados al servicio de la Revolución dondequiera que se nos ponga, es lo que hemos hecho siempre y ahora no va a ser distinto”, confirmó con pleno convencimiento.

“Todo esto nos compromete más con Cuba, con su futuro. Los tiempos que se avecinan son complejos, no serán fáciles, y esperamos incorporarnos a esa lucha en la trinchera que se nos asigne”, concluyó.